¿Por qué celebramos ahora la Semana Santa?
Cada año la Semana Santa cae en una fecha diferente, unas veces en marzo y otras en abril. ¿Sabes por qué ocurre esto? Tiene mucho que ver con la luna llena.
Mientras el resto de fiestas litúrgicas del año, como por ejemplo la Navidad (25 diciembre), la Natividad de la Virgen María (8 septiembre) o San Juan Bautista (24 junio), no cambian, la Semana Santa cae cada año en fechas diferentes (siempre en un periodo de 35 días, entre el 22 de marzo y el 25 de abril).
Los primeros cristianos
En realidad, todo el calendario cristiano tiene su origen en la Resurrección de Jesús. De hecho, durante los tres primeros siglos del cristianismo la única fiesta que se celebraba era la Pascua de Resurrección (y en menor medida Pentecostés -el descenso del Espíritu Santo sobre los apóstoles-). El origen de la fecha de la Pascua se debe a que la muerte de Cristo tuvo lugar en torno a la fiesta de la Pascua Judía. Los Evangelios hacen referencia justamente a esta celebración en el pasaje bíblico de la Última Cena en la que Jesús se reúne con sus discípulos para celebrar esta fiesta en la que los judíos conmemoran su salida de Egipto y el fin de la esclavitud. Según el judaísmo, los hebreos deben renovar cada año esta celebración el día 15 del mes de Nisan, que empieza con la primera luna nueva de primavera: es decir, el primer plenilunio de primavera, con independencia del día de la semana.
Con el paso del tiempo, esa solitaria celebración de la Resurrección se fue ampliando a los domingos. Este día vino a convertirse en la celebración semanal del misterio pascual de la Resurrección de Cristo. Sucesivamente se fue creando un calendario de fiestas cristianas a lo largo de todo el año, para celebrar los distintos momentos de la vida de Jesús y de los santos y santas. Pero la realidad es que todo el calendario litúrgico tuvo su origen en la fiesta de la Pascua de Resurrección de Jesús.

¿Por qué celebramos ahora la Semana Santa?
Con el tiempo, la Iglesia fue unificando la fecha de la Pascua. El I Concilio Ecuménico de Nicea en el año 325, determinó que el Domingo de Pascua de Resurrección debía celebrarse el domingo siguiente al plenilunio del equinoccio vernal o de primavera. Por tanto, astronómicamente hablando, la Pascua nunca puede caer antes del 22 de marzo ni después del 25 de abril. Al principio se tenía en cuenta que no coincidiera con la celebración de la Pascua Judía, pero esta costumbre se fue perdiendo en Occidente.
Por otro lado, la enorme importancia que tenía para los primeros cristianos la Pascua como festividad de la Resurrección de Jesús, les llevó a creer que debían llevar a cabo cierta preparación espiritual antes de la celebración, a base de algunos días de ayuno, penitencia y oración. Esto sería lo que posteriormente se llamaría Cuaresma. Así pues, los preparativos para la conmemoración de la muerte de Cristo se inician el Miércoles de Ceniza (10 de febrero) y terminan con la Pascua de Resurrección. Las fechas de Pascua se repiten en idéntica sucesión en un periodo de 5.700.000 años y en ese intervalo de tiempo la fecha más frecuente es el 19 de abril, aunque la mayoría de las veces, la Semana Santa ha caído durante la primera o segunda semana de abril.
Este año la luna llena del equinoccio de primavera será el 23 de marzo, por lo que el Domingo de Pascua será el 27 de marzo. Así, el día 24 será Jueves Santo, el 25, Viernes Santo, el 27, Domingo de Pascua de Resurrección, y el 28, Lunes de Pascua. El Viernes Santo es festivo en toda España, el Jueves Santo en todas las Comunidades menos Cataluña y Valencia, y el Lunes de Pascua sólo en Cataluña, Cantabria, Valencia, Baleares, Navarra, País Vasco, La Rioja, Aragón, Asturias y Extremadur.