Inventos geniales que han revolucionado la vida diaria
El clip, el lápiz o las notas adhesivas son inventos tan singulares que han sido protagonistas de una exposición que los ha bautizado como "héroes ocultos".
Esos pequeños objetos que utilizamos a diario, que tenemos encima de la mesa y a los que a veces no damos importancia, surgieron de la imaginación e ingenio de personas que decidieron que hacían falta para vivir. ¿Que hacían en las oficinas antes de que existieran el clip, el lápiz, el bolígrafo o las notas adhesivas? Ahora, sin esos objetos cotidianos el trabajo en las oficinas sería impensable. Todos esos pequeños, pero decisivos inventos tienen una historia.
-El clip: este doble bucle de alambre fue fruto de un largo proceso originado en la Revolución Industrial debido al gran volumen de papeleo, para ordenar pedidos y albaranes. Antes, las hojas de papel se cosían con hilo, cintas de algodón, seda o cuero, pero estos sistemas agujereaban el papel. Las primeras máquinas para doblar y cortar alambre permitieron curvar el acero sin fracturarlo, lo que originó la fabricación de clips y la creación de patentes.
-El lápiz: es básicamente una barrita de grafito encapsulada en un cilindro o prisma de madera, aunque también puede ser de papel o plástico. Sus orígenes están en la Inglaterra del siglo XVII, en Francia gracias a Nicolas Jacques Conté y en Austria, creados por Josef Hardtmuth. Los primeros fueron cuadrados, luego se empezaron a hacer redondos, pero se acabaron haciendo hexagonales, que permitían sostenerlos mejor.
-Las notas adhesivas: es una pequeña hoja de papel con una franja autoadhesiva que fue inventada a finales de los años sesenta por Spencer Silver, un trabajador de la empresa 3M. Silver descubrió un pegamento sin muchas posibilidades adhesivas y su compañero Arthur Fry vio en este invento un gran futuro. En 1981 apareció el Post-it.
-El bolígrafo: este magnífico invento, que dejó atrás las manchas de tinta en los dedos de niños y oficinistas, fue fruto de la investigación militar. Cuando los aviadores realizaban ruedas de reconocimiento necesitaban tomar notas y el descenso de presión hacía que las plumas se vaciasen. La inspiración vino de un médico húngaro, László Bíró, que trabajaba como corrector y tipógrafo en un periódico de Budapest. El invento consistía en un fino tubo de plástico relleno de una tinta especial, viscosa, pero que fluía por la gravedad y se secaba rápidamente. En la embocadura una pequeña esfera metálica giraba empapándose de tinta y depositándose en el papel al rodar.
¡Inventos geniales y cotidianos que han hecho avanzar el mundo!