Pros y contras del teletrabajo
Desempeñar una actividad profesional en tu propia casa, fuera de las cuatro paredes de la empresa que te contrata, puede ser un excelente modo de conciliar trabajo y familia. Aparentemente son todo ventajas, aunque no es para todo el mundo.
Se ha implantado en un 22 % de las empresas españolas
Unos mil empleados de IBM España teletrabajan cada día desde sus casas. Lo mismo ocurre con una parte de la plantilla del BBVA, a quien la compañía propuso en 2014 la posibilidad de cumplir con sus obligaciones laborales desde su domicilio. A esta tendencia también se han apuntado empresas como Endesa, Repsol o Sanitas, y entidades como la Universidad de Burgos. Sin embargo, pese a los buenos ejemplos y los excelentes resultados en productividad, la implantación de este sistema en España está siendo un poco más lenta que en el resto de Europa: en un 22 % de las sociedades españolas, frente a un 35 % de las europeas, de acuerdo con los datos del INE (Instituto Nacional de Estadística) y del IMF Business School. Todo se debe a que en nuestro país la cultura del presentismo está fuertemente enraizada.
Abandonar este modo de trabajar (en el que predomina el ‘estar en la oficina’) es complicado, aunque no hay duda de que el teletrabajo tiene múltiples ventajas. La principal: que ayuda a conciliar la vida personal y laboral de las personas. Otro punto a favor de este sistema es que permite la autonomía del empleado para organizar su espacios de trabajo, su horario y su flujo de actividad; incluso hay estudios que lo relacionan directamente con el aumento de productividad (hasta un 25 %). En este sentido, Javier Caparrós, director general de Trabajando.com, opina que “ofrecer políticas de flexibilidad laboral contribuye en gran medida a contar con equipos de trabajo motivados y comprometidos. Además, el teletrabajo elimina o reduce los gastos de desplazamiento de los trabajadores (si la presencia en la sede de la empresa se limita a un día a la semana, o uno cada 15 días), reduce considerablemente la tasa de absentismo y sirve para que las personas con discapacidad se integren más fácilmente en el entorno laboral. Para las empresas también supone un ahorro: se reducen los costes de las oficinas y su mantenimiento (alquiler, agua, luz, teléfono, equipamiento o mobiliario).
Entre los principales inconvenientes del teletrabajo está la soledad y la desmotivación de los empleados. “Para ciertas personas, es mucho mas fácil organizar sus vidas en torno a un horario concreto y un esquema social. Para ellas, es positivo compartir horas con los compañeros, desayunar con ellos y crear lazos y lealtades dentro de un sistema que les da cierto sentido de pertenencia”, explica Verónica Rodríguez Orellana, directora de Coaching Club. Entre las desventajas está también la mayor dificultad para concentrarse. Si no se tiene la suficiente disciplina, la organización del trabajo se complica porque en los domicilios se multiplican las distracciones. Asimismo, trabajar en casa aumenta el riesgo de que las jornadas sean interminables (24 horas del día, 7 días a la semana) y de hacer una vida más sedentaria, con los perjuicios que ésta supone para la salud. Para las empresas, el teletrabajo puede salirle algo caro: ahorra en oficinas, pero debe costear la instalación del equipamiento en casa del empleado. Y un contra más: la mayor dificultad para controlar la calidad del trabajo de la plantilla.