Cosméticos ¿bio, sostenibles o "eco-friendly"?
¿Podemos fiarnos? ¿Todo lo que se vende bajo estas etiquetas realmente lo son?
- Autor: Mónica Gail.
"La sostenibilidad ha llegado para quedarse". Tomás Muret, vocal nacional de Dermofarmacia del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, lo tiene muy claro. Sin embargo, lo que no vislumbra con tanta nitidez es el concepto de ‘sostenibilidad’ en sí. “No lo tenemos categorizado, no tenemos una estructura clara para definir este término”.
Del mismo parecer es Jaume Pey, director general de la Asociación para el Autocuidado de la Salud (Anefp), quien señala: “Hoy no existe ninguna metodología estandarizada que permita cuantificar el porcentaje de sostenibilidad de un producto”. En medio de esta incertidumbre, el sector cosmético en España está en auge. Según datos de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa), creció un 2 % en 2018 por cuarto año consecutivo.
Pero recientemente, se ha añadido la preocupación –o moda– por comprar y vender productos naturales, ‘bio’, ‘sostenibles’ o ‘eco-friendly’ – unas etiquetas muy atractivas para el consumidor–. Pero ¿podemos fiarnos? ¿Todo lo que venden como sostenible realmente lo es? Muret adopta una postura escéptica y explica que hay muchos “eslabones que se deberán regular para determinar si el producto es sostenible”.
Por ejemplo: la obtención de la materia prima, su transporte hasta la planta de fabricación, los procesos de fabricación, los residuos de dichos procesos, la energía usada, el continente del cosmético, el packaging, el transporte hasta el punto de venta, el reciclaje del envase…
El rigor informativo
Lo que resumimos con un “que cuida del medio ambiente”, en el fondo abarca un campo mucho más amplio. Y Muret advierte: “No nos dejemos engañar: lo ‘natural’, lo ‘verde’ no hará que un cosmético sea mejor, ni más eficaz, ni más sano”.
El director de Anefp ratifica que la sostenibilidad no tiene por qué tener influencia directa en la eficacia del producto o su seguridad. “A veces falta bastante rigor en muchos de los mensajes, algo común en esta sociedad de la sobreinformación”, lamenta Val Díaz, directora general de Stanpa. Muchos cosméticos se jactan de no llevar ciertos componentes (“sin corticoides”, anuncian, por ejemplo), pero “no se puede reivindicar la ausencia de un ingrediente cuando está vetado en cosmética (como los corticoides)”, recordó Gema Herrerías, vocal de Dermofarmacia del Colegio de Farmacéuticos de Sevilla, en la Jornada MasDermo2019.
Como tampoco es lícito subrayar que no está testado en animales cuando esto lleva prohibido en Europa desde 2009. “Si un cosmético no es seguro, no va a salir al mercado”, declara Herrerías, quien destaca que la legislación europea es de las más exhaustivas en seguridad.
Conservantes, ¿sí o no?
Este es un tema controvertido en cosmética. En concreto, los parabenos, los conservantes cosméticos más usados por “su precio bajo y su actividad bactericida y fungicida”, señala Tomás Muret. “La familia de los parabenos tiene muy mala fama, puesto que algunos están prohibidos. Pero el metilparaben, etilparaben, butylparaben y propylparaben se pueden usar siguiendo las restricciones que marca el Scientific Committee on Consumer Safety de la Comisión Europea y son seguros para la salud humana”.
Val Díaz quiere desmontar el mito: “Yo siempre digo que se tendrían que llamar ‘parabuenos’. Y Jaume Pey recalca que, en las concentraciones permitidas, son esenciales porque “protegen a los productos contra la contaminación por microorganismos” y evitan que estos productos se deterioren.
Tendemos a confundir cosmética con alimentación. “Son dos mundos diferentes regulados de forma distinta, hasta el punto de que un activo que se puede usar en cosmética, puede que esté prohibido en alimentación”, apunta Muret.