Revista Mía

Por qué los ultraprocesados no te harán feliz esta cuarentena

Fran Sabal, autora del libro Nutrición emocial, nos recuerda la importancia de la alimentación consciente para nutrirnos adecuadamente.

Recurrir a los ultraprocesados, alimentos muy tratados y con altos índices de añadidos artificiales para intensificar el sabor, es una trampa muy peligrosa, cuyo riesgo aumenta durante el tiempo que nos espera de confinamiento. La ansiedad y el estrés provocados por el miedo al contagio, la impotencia por estar obligatoriamente aislados y enclaustrados, la incertidumbre sobre el futuro económico o la preocupación por los enfermos, entre otras cuestiones, debilitan nuestra salud y nos hacen presa fácil de la promesa de estos productos de proporcionarnos un acceso rápido y sencillo a un poco de evasión y felicidad. Sin embargo, lo que obtenemos es un cuerpo que volverá a tener hambre pronto, mal nutrido y por tanto más expuesto al contagio que tanto miedo nos da y tan graves complicaciones puede acarrear, y hasta con dosis de ansiedad y estrés añadidos por la culpabilidad.

Un círculo vicioso del que solo podremos salir si nos proponemos conscientemente con toda la fuerza de voluntad de la que dispongamos que solo una buena alimentación es la mejor de las medicinas y el tratamiento preventivo más eficaz. Fran Sabal, autora del libro Nutrición emocional, nutricionista licenciada por la Universidad de Valparaíso, máster en Enfermedades Crónicas por la Universidad de Chile y entrenadora de de Programación Neurolinguística (ITA), nos avisa de esta problemática y nos ayuda a construir las bases de una sólida dieta que nos mantenga alejados de las tentaciones malsanas, que nos harán subir de peso y empeorar nuestra salud. La autora define que son los azúcares refinados y conservantes de estos alimentos los que producen una falsa sensación de felicidad en el cerebro y que, además, no aportan los nutrientes necesarios para el cuerpo. “Muchas veces esta reacción que producen es equiparable a la que efectúan las drogas, el tabaco o el alcohol”, comenta.

En primer lugar, es vital convencerse de la necesidad de seguir una alimentación que nos proporcione los nutrientes que nuestras células requieren. Un cuerpo bien nutrido está satisfecho y, por tanto, es menos propenso a sufrir ansiedad y a gestionarla con atracones, según explica Fran Sabal. Para cuidar nuestro sistema inmune, cuya función es primordial para protegernos en estos momentos, nos recomienda tomar alimentos integrales, es decir, que conservan todos sus nutrientes y nutrirán adecuadamente nuestras células para evitar la sensación de ansiedad física, que nos hace sentir hambre por mucho que comamos. Otra maniobra deseable junto a esta, para eludir ir a comprar más de lo estrictamente necesario y exponernos al contagio, es comprar alimentos que se puedan conservar mucho tiempo como carnes y pescados que se puedan congelar, quinoa, arroz integral, pasta integral, avena, legumbres, frutos secos crudos sin sal y aceite de oliva virgen extra.

Distraernos con el aprendizaje de nuevas, sabrosas y sanas recetas es una buena estrategia para gestionar nuestras emociones. Con esta dinámica nos sentiremos satisfechos y cultivaremos nuestra autoestima en estos días en los que puede parecernos que no hacemos nada de valor. Para asegurarnos la ingesta de frutas y verduras diaria, lo ideal es buscar platos que las incluyan, ya que son los alimentos que más fortalecen el sistema inmune.

Otras tácticas para mantener a raya a la ansiedad son practicar ejercicio y meditaciones o relajaciones en casa, para liberar endorfinas, las verdaderas hormonas de la felicidad, y la tensión que nos hace sentirnos ansiosos y estresados. Por último, aprovechemos el tiempo para comer con conciencia, permitiendo que nuestro cerebro centre la atención en el acto de sentarnos a la mesa para alimentarnos. "Para él, si no hemos prestado atención mientras comemos, es como si no lo hubiésemos realizado, por lo que exige que lo hagamos de nuevo", apunta Sabal.

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