El sector de la hostelería se revuelve: “Va a costar más abrir que estar cerrados”
Muchos chefs y propietarios han mostrado su malestar por las medidas adoptadas por el Gobierno.
La incertidumbre ha sido el gran sentimiento compartido desde que el Gobierno decretara el cierre de todos los establecimientos hosteleros como medida preventiva ante la crisis sanitaria del Coronavirus. Las cámaras quedaban repletas de producto, las plantillas se veían abocadas a ERTEs y los propietarios ahogados con altos alquileres y gastos que ya no podían cubrir debido a la suspensión de su actividad. Un panorama desolador que muchos han intentado revertir, al menos con un pequeño empuje, gracias a una línea de negocio que sí estaba permitida: el delivery. Sin embargo, todo el sector esperaba impaciente una nueva ola de medidas, esta vez dirigidas a la reapertura, con el fin de poder empezar a reorganizarse y colocar toda su energía en el futuro. Las medidas han llegado con el anuncio de las cuatro fases de desescalada previstas, ahora bien, el contenido no ha sido bien acogido por los hosteleros.
“Es un suicidio empresarial”, zanjaba Alberto Chicote en una intervención en televisión al conocerse los planes del Ejecutivo. “No es que no sea viable, es que es imposible”, explicaba, “abrir la persiana es hacerlo para perder dinero”. En una primera fase 1, los establecimientos podrían abrir solo con servicio de terraza al 50% de capacidad –en un primero se trataba de un 30% pero este porcentaje ya ha sido revisado- con pago por tarjeta, separación de seguridad y sin elementos de contacto como pueden ser servilleteros o cartas físicas. Esta será la primera realidad de los restaurantes y bares a partir del próximo 11 de mayo; más adelante, el interior con aforo limitado, pero no todos están dispuestos a abrir en estas condiciones.
Para Diego Guerrero, propietario de DSTAgE y Dspeakeasy en Madrid, “va a costar más abrir que estar cerrados”. Así lo manifestaba en un encuentro online del Basque Culinary Center, donde ha mostrado su preocupación por el planteamiento de la desescalada. “Las medidas no han sido nada tranquilizadoras, sino inciertas y solo generan dudas”, asegura. ¿Planes? “No tengo ninguna estrategia; no sé qué voy a hacer, pero tengo que ser flexible y tener la capacidad de reacción para poder reaccionar rápido a los que nos enfrentemos”.
No solo los ‘grandes’ nombres de la gastronomía han cerrado filas ante las medidas propuestas y han expresado su malestar por la falta de información. Son muchos los hosteleros que se encuentran perdidos y prefieren caminar con pies de plomo pues un movimiento incierto en estos momentos puede suponer un fracaso empresarial definitivo. Iñaki Azkue, joven empresario al frente de El Vaskito en San Sebastián, nos cuenta que poner en marcha todo el restaurante para un 50% de terraza no es viable para su negocio. En su caso, ha tenido que explorar nuevas vías a través de la entrega a domicilio, que seguirá desarrollando, y potenciará los encargos para recoger en el local, un nuevo aliento permitido a partir del 4 de mayo. “Día a día tendremos que adaptarnos a las nuevas realidades. Ahora, por ejemplo, cuando se permitan reuniones de hasta diez personas, habrá que pensar en adaptar la oferta delivery y take away. Tengo clientes que me preguntan por la reapertura, pero las prisas no son buenas consejeras”.