Los mejores platos de cocina portuguesa
Te descubrimos una de las gastronomías más desconocidas pese a ser una de las más cercanas.
La globalización hace tiempo que llegó también al mundo de la cocina y la restauración. Ya no hace falta viajar a ciudades cosmopolitas por naturaleza para encontrar restaurantes y comercios de alimentación especializados de distintas culturas; es algo relativamente sencillo de encontrar en las grandes urbes españolas también. Sin embargo, entre tanta apuesta por comidas internacionales con la tailandesa, la griega, la marroquí o la india, que se han unido definitivamente a los greatest hits de la cocina internacional en España, la italiana, la china y la japonesa, nos llama la atención el pequeño espacio que ocupa en nuestro país una cocina que debería tener mucha más presencia aunque solo fuera por cercanía: la portuguesa.
Nuestros vecinos peninsulares son los grandes tapados de la cocina europea para los españoles curiosamente. Sabemos nombrar un plato típico alemán, por supuesto alguno llegado de Francia y hasta conocemos el solomillo Wellington de los británicos, pero nos cuesta mucho reconocer la cocina lusa más allá de las sardinas, el uso recurrente del bacalao y los pasteles de Belem -pastelitos que originalmente se elaboran en un monasterio situado al lado de la famosa torre lisboeta, aunque actualmente se encuentran por todo el país bajo el nombre de pasteles de nata-.
Deducimos que toman mucho pescado por motivos obvios, ya que su territorio está ampliamente bañado por el Atlántico, y los más viajeros o curiosos por su cultura sabrán también que el cerdo es un producto con suma importancia también en su dieta. Pero, en general, no sabemos los nombres de sus platos típicos; no tenemos antojo de ellos y, ni mucho menos, tenemos costumbre de cocinarlos en casa.
La realidad es que nos estamos perdiendo una gastronomía excelente, con la que compartimos, por ejemplo, el tener puesto siempre un ojo en el mar. Es hora de reivindicar la gastronomía portuguesa, de igual modo que ya lo han hecho de sobra su deporte, su cultura musical, sus vinos o sus playas en los últimos tiempos. Y es que se da el curioso caso con Portugal que, pese a ser un destino de moda en el último lustro, no se incluye su cocina entre sus principales atractivos. Pero aquí estamos nosotros para descubrirte sus platos más ricos y emblemáticos.
Bacalao dorado
En Portugal se conoce más como bacalhau à brás, y no es otra cosa que un plato de aprovechamiento hecho a base de migas de este pescado previamente desalado mezcladas con un cebolla pochada, huevos revueltos y unas patatas fritas previamente con un corte alargado y fino, lo que se conoce de forma extendida como patata paja. Pica un poco de perejil y se te gustan, remata el revuelto con unas aceitunas negras.
Cataplana
En Portugal, como en casi todos los países del mundo, la cocina se distingue por regiones aunque luego englobemos sus mejores platos para referirnos de forma general a la cocina de todo el país. En el Algarve, por ejemplo, cocinan en una cazuela inspirada en el tajine que da nombre al plato, cataplana, un guiso que generalmente se hace de pescado y marisco, aunque hay versiones de carne. Previamente se pochan unas verduras clásicas -ajo, cebolla, tomate y pimienta generalmente- y durante el cocinado se añade vino blanco.
Caldo verde
En las gastronomía portuguesa las sopas son un recurso muy habitual. Una de las más famosas en el norte del país es el caldo verde, hecho a base de col rizada, cebolla, patatas y chorizo. Un plato de invierno como nuestros guisos, para entrar en calor a la vez que el paladar disfruta.
Açorda
Otra de las sopas portuguesas típicas es la açorda, un plato del Alentejo de origen humilde que se elabora con pan, cilantro, ajo y huevo. Hoy en día el plato se ha engalanado a base de pescados como el bacalao e incluso de marisco, como la que preparan en el restaurante Pap´Açorde bajo el nombre de “açorda real”, una receta recogida en el libro de reciente edición “Portugal. Una cocina entre la tradición y la modernidad” (Editorial Planeta Gastro), firmado por Anaïs Delon Lugassy.
Pataniscas
En Portugal se puede comer bacalao durante toda la semana y no repetir elaboración. Otra de nuestras favoritas además del clásico bacalao dorado son los buñuelos, conocidos como pataniscas en el país luso. No tienen más misterior que utilizar buena materia prima del mar y elaborar un rebozado rico y equilibrado, sin exceso de grasa, con el toque final del perejil. Si quieres evitar freír, en casa puedes hacerlos al horno.
Cerdo a la alentejana
El cerdo es un animal fundamental en la dieta portuguesa, como no podía ser de otra forma teniendo en cuenta los kilómetros de frontera -conocida popularmente como “La Raya”- que comparte con España. En el Alentejo se cocina de una de las formas más ricas, maridándolo previamente con pimentón, ajo, laurel, cilatro, sal y pimienta dentro de vino blanco. Después de varias horas adquiriendo todos los matices se fríe y se presenta acompañado por unas almejas y por patatas fritas.
Las queijadas
Al citarlos en el texto y ser el souvenir comestible más típico de Portugal, hemos obviado a los famosos pasteles de Belem para presentarte dos postres distintos a este. Uno de ellos son las queijadas, elaboradas con requesón, huevos, leche y azúcar. Están buenísimas y son una receta que te resultará familiar porque es un sabor que recuerda a la quesada pasiega y a otros dulces regionales españoles hechos de forma similar a la versión portuguesa.
Serradura portuguesa
A veces más en menos en la cocina, y la serradura portuguesa es un claro ejemplo de ello. Tres ingredientes y tienes un postre en 20 minutos fácil de hacer en casa. Leche condensada, nata fresca y galletas tipo maría. No lleva nada más… ni nada menos tampoco este postre típico de la gastronomía lusa. Piensa que una “bomba” al año no hace año, y más si estás de vacaciones en el país vecino.