Revista Mía

Lo mejor de San Sebastián

Elegante, burguesa, bella, cómoda, paseable, culta, gastronómica... Nada le falta.

Elegante, burguesa, bella, cómoda, paseable, culta, gastronómica... Son muchísimos los adjetivos que describen a esta capital vasca. Donosti lo tiene todo para pasar unos días inolvidables y regresar una y otra vez.

1. Bahía de la Concha

Si buscas la mejor vista de la bahía, sube al monte Igueldo. Es allí donde captarás la imagen más completa y reconocible de San Sebastián/Donostia. Desde este punto se contempla toda la belleza de una ciudad que mira al mar Cantábrico, con la playa de la Concha como protagonista y la isla de Santa Clara que parece surgir del agua como una tortuga. Ya abajo, es obligado recorrer el paseo de la playa de la Concha que va desde el Casco Viejo hasta el Palacio Miramar. Siguiendo el camino que marca su famosa y ornamentada barandilla blanca y disfrutando de la arquitectura de las lujosas mansiones que se diseminan en la colina, te transportarás sin duda a la Belle Époque.

Aunque, si de verdad quieres revivir lo que supuso la ciudad en tiempos de la reina María Cristina (a quien se debe la moda de veranear en San Sebastián), acércate al Palacio Miramar, la mansión de estilo inglés que mandó construir a finales del XIX para convertirla en su residencia de verano. Hoy en día su interior no se puede visitar pero sí se permite pasear por sus jardines, que pertenecen desde 1972 al ayuntamiento donostiarra.

Pasados el Palacio Miramar y la playa de Ondarreta (la segunda de las tres playas donostiarras), te encontrarás con otro de los iconos de la ciudad: el Peine del Viento, un grupo de esculturas de acero fundidas en la propia roca creado por Eduardo Chillida. Merece la pena detenerse allí un buen rato para ver cómo rompen las olas contra las figuras escultóricas.

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10 razones para volver a San Sebastián

Dicen que el casco antiguo de Donostia tiene la mayor concentración de bares por metro cuadrado del mundo. Para comprobarlo, lo mejor es practicar lo que se denomina txikiteo, que no es otra cosa que ir de bar en bar tomando txikitos (vasitos de vino) y probando los diferentes pintxos. A muchos donostiarras les gusta txikitear a diario, aunque sobre todo es en los fines de semana cuando los bares de las estrechas calles que se entrecruzan al pie del monte Urgull se llenan de gente para disfrutar de verdaderas delicias gastronómicas. Hay cientos de bares, pero te recomendamos estos: Néstor, Borda Berri, La Cuchara de San Telmo, Gambara, La Viña, A Fuego Negro, Sport y El Tamboril.

Abrió sus puertas  a mediados del XIX, cuando la reina regente María Cristina estableció en la ciudad el centro de veraneo de la Casa Real. Hoy en día este centro de talasoterapia es de visita imprescindible si tu viaje tiene como fin desconectar del ajetreo diario. Lo conseguirás con el circuito de Puesta en Forma (26,50 € por dos horas) o con un masaje relax (a partir de 34,80 €). El centro tiene un restaurante con maravillosas vistas sobre la Bahía de la Concha.

Si tu estancia en San Sebastián es breve y sólo tienes tiempo para visitar un museo, este, desde luego, debe ser el elegido, entre otras cosas porque es el más antiguo del País Vasco. El Museo San Telmo (www.santelmo museoa.com) se encuentra en el Casco Viejo y está dedicado a la cultura e historia vascas. La colección consta de más de 26.000 elementos etnográficos, arqueológicos, históricos, fotográficos y artísticos. Pero tan interesante como su contenido es su continente, ya que al edificio original –un convento de los dominicos del siglo XVI de estilos gótico y renacentista– se le unió hace tres años un edificio nuevo, conjugando así una mezcla armónica entre lo antiguo y lo moderno (la entrada general son ?6 €, los martes son gratis).

En la cima de este monte del extremo oeste de Donosti se encuentra el parque de atracciones más antiguo del País Vasco. Lo más curioso es que el Carrusel, los Coches de Choque o la Casa del Terror aún conservan ese aire retro de hace cien años (el acceso cuesta 2,20 €). Puedes subir en coche, pero para que la experiencia sea más divertida puedes hacerlo en el funicular que se coge al final de la playa de Ondarreta, en la Plaza del Funicular, 4 (pasa cada 15 minutos y cuesta 3,10 € ida y vuelta).

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10 razones para volver a San Sebastián

Este centro de convenciones diseñado por Rafael Moneo y situado junto a la playa de Zurriola es, desde que se inauguró en 1999, uno de los pilares culturales de la ciudad. No en vano es la sede del mundialmente conocido Festival Internacional de Cine de San Sebastián, que se celebra cada año en el mes de septiembre. No hay visitas guiadas para conocer este icono donostiarra (www.kursaal.com.es), así que si quieres entrar tienes que acudir a uno de sus espectáculos. Mientras de día el edificio no dice nada, de noche, iluminado, despliega toda su magia. El segundo domingo de cada mes celebra el Sunday Market. Acércate para estar al día de las marcas y los diseñadores locales de objetos decorativos, mobiliario, ropa vintage o libros.

En sus inicios fue una simple pasarela de madera que sirvió para cruzar el río Urumea desde el centro de la ciudad a la estación de tren. Fue en 1905 cuando se inauguró tal cual lo conocemos hoy en día, con sus cuatro obeliscos monumentales al más puro estilo vienés.

Se encuentra al final del paseo del puerto. Aunque data de 1928, el acuario Palacio del Mar (aqua riumss.com) fue renovado totalmente en 1998. De sus 31 acuarios destaca sobre todo el Oceanario, un gran tanque atravesado por un túnel de 360º, donde podrás contemplar más de 40 especies cantábricas y atlánticas y dos tiburones toro (adultos, 13 €, y niños, 6,50 €).

Por Raquel Mulas

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