Escapada. Fin de Semana en Oporto.
Lo tenemos tan cerca que es casi es un pecado no hacer visitas continuas a nuestro vecino Portugal. En esta ocasión el viaje nos lleva a Oporto, una encantadora ciudad que siempre está dispuesta a renovarse,...
Lo tenemos tan cerca que es casi es un pecado no hacer visitas continuas a nuestro vecino Portugal. En esta ocasión el viaje nos lleva a Oporto, una encantadora ciudad que siempre está dispuesta a renovarse, pero sin renunciar a su auténtica esencia. Si quieres disfrutar de su época dorada y sorprenderte con su estilo vanguardista, ¡escápate!
Hay un Oporto genuino, castizo, que cautiva al viajero primerizo, pero también al que regresa en la eterna búsqueda de la autenticidad que hace mucho perdieron otras ciudades europeas. Es el Oporto de los azulejos, del olor a bacalao asado, de las iglesias, de los eléctricos (tranvías) y de unas bodegas donde el vino aún se sirve en vasos de Duralex. La rua Santa Catalina concentraba hace poco menos de un siglo la flor y nata de una Belle Époque que colmó la ciudad de bohemios y aristócratas. Se citaban en el carismático Majestic Café, todavía hoy un referente de las tardes de té con pastas. En aquellos vibrantes años 20, artistas y tertulianos se desplazaban en el tranvía 22 —que aún recorre los callejones del barrio de Carmo— para acercarse hasta otro icono literario del momento: la librería Lello & Irmao. Su imposible escalinata de madera, antaño testigo de profundos debates literarios, se encuentra hoy abarrotada de curiosos. ¿El motivo? Su espectacular edificio modernista, sus interiores decorados de forma copiosa y, más probablemente, el hecho de haber aparecido en la saga cinematográfica de Harry Potter. Otro lugar de antiguo encuentro burgués que aún pervive en Oporto es A Perola do Bolhao, un comercio (fundado en 1907) que comenzó su andadura vendiendo exóticas especias provenientes de Asia. Sus apenas 40 metros cuadrados son hoy un estupendo (y pintoresco) local donde adquirir embutidos artesanos, queso da Serra y buenos vinhos verdes.
Abiertos a la modernidad.
Los portuenses del siglo XXI tienen la suerte de poder pasear (y comprar) en los mismos lugares en los que lo hacían sus abuelos, aunque hoy en día la avenida da Boavista se ha convertido en un gran escaparate de vanguardia. Dos edificios poliédricos se llevan todas las miradas: la Casa da Música, inaugurada en 2005, donde igual se asiste a una ópera clásica que a un concierto de nuevo fado; y, junto a ella, el edificio Vodafone, obra de los portugueses Barbosa&Guimaraes, que con sus formas geométricas modeladas en hormigón blanco no deja indiferente a nadie. Antes, en los años 90, Siza Vieira fue el primero en dar forma a esa nueva Oporto, pues creó lo que hoy es el principal icono de la arquitectura contemporánea en la ciudad: el Museo de Arte de la Fundación Serralves.
Pero no todo es diseño arquitectónico en este rincón portugués. Acostumbrada a reinventarse, aquí han nacido multitud de propuestas que, sin abandonar del todo lo viejo, conviven con la últimas tendencias. Es el caso de la rua de Miguel Bombarda, colmada de galerías de arte que inauguran exposiciones el primer sábado de cada mes. Y también, el Espaço Porto Cruz, que ha reinventado esa tradición tan local de degustar el vino de Oporto a orillas del Duero en una flamante terraza lounge con una panorámica de 360º.
Guía práctica:
Lourdes Gatius (española nacida en Barcelona hace 48 años), Directora del Hotel Carrís Porto Ribeira, nos descubre los mejores rincones de la ciudad portuguesa. Este es su Oporto favorito.
-Dónde comer:
En el restaurante Forno Velho en la Ribeira (rua Sao Joao, 11-15) sirven comida típica con un toque chic irresistible, en un entorno fantástico y con un auténtico servicio de cinco estrellas. A la relación calidad-precio le doy diez puntos. El mejor pescado de todo Oporto, y también las mejores sardinas a la brasa, las sirven en el restaurante Valentim (rua Herois de França, 335. Matosinhos).
-Compras típicas:
Me encanta A Merceria (rua das flores, 122), por la gran variedad que tienen de productos tradicionales. Otro establecimiento de la misma línea que me gusta mucho es A Vida Portuguesa, donde te envuelven todas las compras que haces en preciosos paquetes de estética vintage.
-Si te gusta el té:
No puedes pasar por alto un lugar encantador, Rota do Chá (rua Miguel Bombarda). Aquí puedes encontrar tés de todos los sabores y procedencias. Merece la pena también por su ambiente zen, su jardín exótico y su restaurante, perfecto para una comida ligera e informal a base de quiches.
-Para ir de copas:
Casa do Livro es una antigua librería en el centro de Oporto reconvertida en local de copas con música en directo. Está muy bien, porque han mantenido el ambiente literario, a media luz y con las estanterías repletas de libros.
-Paseo vespertino:
Un lugar que me inspira muchísimo es el barrio de Ribeira, perfecto para pasear sobre todo a última hora de la tarde, cuando los tonos de sus fachadas lucen en todo su esplendor. La mejores fotos se toman desde la otra orilla del Duero (en Vila Nova de Gaia), donde están la mayoría de bodegas de vino de Oporto
-Una excursión imprescindible:
Las piscinas en Leça da Palmeira, en la vecina Matosinhos. Las hizo el arquitecto Alvaro Siza Vieira al principio de su carrera.
-Cómo llegar a Oporto:
TAP vuela desde Madrid y Barcelona (desde 60-65 €) y, con escala, desde Alicante, Palma de Mallorca o Málaga. Telf.: 901 11 67 18 (www.flytap.com).
-Dónde dormir:
-Grande Hotel Porto. Rua de Santa Catarina, 197 (www.grandehotelporto.com). Inaugurado en 1880, es uno de los pioneros, conserva el encanto de la época. Menos de 90 €.
-Hotel Mira d’Aire. Rua Álvares Cabral, 197 (www.hotelmiradaire.com). Junto a la praça da República, es perfecto para una escapada de fin de semana. Menos de 60 €.
-Hotel Star Inn Porto. Rua Senhora do Porto, 930 (www.hotelstarinn.com). Lujo low cost. Ideal para grupos de amigos. Menos de 60 €.
-Más información:
www.visitportugal.com