Revista Mía

¿Tienes un Plan B (Por si te Despiden)

En un entorno de crisis, tener un as en la manga para cuando las cosas se pongan feas da bastante tranquilidad. Si de repente pierdes tu principal fuente de ingresos,...

En un entorno de crisis, tener un as en la manga para cuando las cosas se pongan feas da bastante tranquilidad. Si de repente pierdes tu principal fuente de ingresos, ¿qué harías? La mayoría nos quedaríamos en blanco ante esta pregunta. Como mucho, exclamaríamos con cierto grado de preocupación: “¡Por favor, que no suceda!”. Muy pocos tendrán una respuesta pausada y pensada sobre cómo quieren que sea su futuro a partir de ese momento, eso que siempre hemos llamado ‘plan B’.

Para ayudarnos a contestar a esta cuestión, Carles Torrecilla, uno de los mayores expertos en marketing de nuestro país, ha escrito El plan B (Planeta), un compendio de experiencias y aprendizajes útiles para los que quieren emprender, para los que se acaban de quedar en paro o para los que están en activo y ven peligrar su medio de vida. Él nos da alginas claves.

DISEÑAR EL PLAN

Carles Torrecilla asegura que para diseñar el plan B se necesita tener en cuenta su horizonte, es decir: “Si puede activarse en cualquier momento si te falla el plan A, si está previsto para un futuro programado (una edad o fecha concreta en la que querrás cambiar de estilo de vida) o si te lo planteas para el día de tu jubilación”. Por otra parte, hay que pensar si el plan es sólo para conseguir ingresos complementarios, para lograr además un trabajo o si al mismo tiempo se tiene como fin alcanzar un triunfo social, porque de cada una de estas motivaciones dependerá el modo de organizarlo.

QUE? QUEREMOS HACER

Una tercera cuestión que apunta el profesor de Dirección de Marketing en ESADE es saber si vamos a tener una empresa -“un proyecto que si nos marchamos sigue funcionando”-, un oficio -“una actividad que depende de nosotros mismos o de nuestro arte”- o un autoempleo -“un trabajo para nosotros”. Torrecilla es tajante y desaconseja la última opción. “Conlleva mucho riesgo y no ofrece una alta rentabilidad, puesto que lo único que conseguimos es un sueldo medio decente pero con todos los inconvenientes de tener una empresa, que consisten básicamente en que si un cliente quiere prescindir de tus servicios no cobras indemnización, simplemente dejará de hacerte pedidos”, detalla. Asimismo, no recomienda invertir en el proyecto de autoempleo de otra persona, “ya que jamás llegan los beneficios y el negocio no tendrá valor de venta”, explica.

¿OCIO O NEGOCIO?

A veces pensamos que nuestra mayor afición se puede convertir en nuestro plan B, aunque Carlos Torrecilla advierte: “Intentar crear una empresa partiendo de las actividades que nos gustan es peligroso porque se pierde la objetividad”.  A esta forma de emprender la ha bautizado como ‘egoempresa’, y de ella no pronostica un buen final: “Cuando de nuestro ocio queremos hacer negocio, solemos acabar sin divertirnos y sin ganar dinero”. La alternativa que sugiere es montar un negocio no de lo que más nos gusta, sino de lo que sabemos hacer mejor. “Estarás creando un negocio para profesionales, para un grupo reducido de clientes”. Y esto es lo que marca la diferencia.

CLAVES PARA SABER CUA?NDO, CO?MO Y DO?NDE

-Acertar con el momento. Para montar un negocio, invertir o ahorrar hay que conocer el contexto económico y social. “Con un buen proyecto, es peor llegar antes al mercado que tarde”, opina Torrecilla.

-Pensar en tu plan. Reserva un espacio semanal para planificar. No vale hacerlo en el coche, en la ducha o en la cama. “En estos sitios no se piensa de manera ordenada y profesional. Hay que hacerlo con papel, bolígrafo y calculadora”.

-Complementar tu plan A con tu plan B. Buscar alternativas a un trabajo por cuenta ajena (plan A) puede hacer que lo pierdas, advierte Torrecilla. “En todo caso tiene que ser complementario, no contrario a tu plan A”.

QUE? HACER CON EL FINIQUITO

Si te has quedado en paro estarás pensando qué hacer a partir de ahora. El plan B que te propone el experto en marketing Carles Torrecilla es dedicar la prestación por desempleo a afrontar los gastos cotidianos e invertir el finiquito o la indemnización en reintroducirte en el mercado laboral. Primero hay que dividir la indemnización en tres partes. La primera hay que reservarla para los pequeños gastos de la nueva situación (“de repente tendrás mucho tiempo libre”), la segunda dedicarla a reciclar tus conocimientos y el último tercio guardarlo para tiempos futuros.

tracking