Revista Mía

Escápate un fin de semana a León

La capital leonesa es única para vivir una escapada de fin de semana y conocer los lugares más vanguardistas sin olvidar sus imprescindibles históricos.

La capital leonesa es única para vivir una escapada de fin de semana. De la mano de la diseñadora Lola Pardo recorremos sus lugares más vanguardistas, junto a sus imprescindibles históricos: una visita de 24 horas que no te dejará indiferente.

"Lo que realmente hace única a León son sus gentes y su cielo azul”, nos indica Lola mirando al firmamento. Efectivamente, su azul y su nitidez contrastan con sus tejados rojos, una visión casi romántica, en la que se erigen edificios románicos, góticos o renacentistas llenos de historia. Y es que es imposible pisar sus empedradas calles sin pensar en reyes, batallas y en el Camino de Santiago, uno de sus principales reclamos turísticos. Pero León es mucho más.

Vida en sus calles y plazas

Comenzaremos nuestra jornada “paseando a primera hora de la mañana por la plaza del Grano y visitando la iglesia del Mercado, donde don Enrique da misa todos los días. Un hombre único y muy querido en León”. Situada en el casco antiguo, esta plaza toma su nombre de los múltiples mercados que se realizaban allí; en la actualidad, tan sólo celebra el mercado medieval. En el centro de la misma encontramos una fuente con dos niños que representa la confluencia en la ciudad de los ríos Bernesga y Torío. Junto a esta escultura se encuentra una segunda: una cruz de piedra de base cuadrada a la que los cofrades de Santa María “in sábato” le cantaban la Salve. Según la tradición, un pastor descubrió aquí la primitiva imagen de la Virgen en el s. VI.

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Escápate un fin de semana a León

Desde aquí Lola nos recomienda un delicioso paseo hacia la catedral: “Para mí, sin duda, la mejor del mundo, previo paso por la Plaza Mayor”. Ésta, al igual que en otras ciudades, mantiene esa monumentalidad de las construcciones del s. XVII, con pórticos y arcadas sobre pilares de piedra que soportan dos plantas de viviendas. No hace mucho el Ayuntamiento quiso rescatar, como se hacía hace diez siglos, el mercado de productos agrarios los sábados y miércoles. Allí se congregan vendedores y clientes, llenando la plaza de tenderetes de colores, de griteríos alegres y de bolsas repletas de hortalizas, legumbres y frutas. Pasearse por los puestos y dejarse convencer por la calidad de su materia prima es todo uno. No olvides ir probando antes de comprar, una delicia en sí mismo.

Y llegamos a la catedral: su sobrenombre es Pulchra Leonina por su elegancia, ya que es de las pocas catedrales góticas de nuestro país que mantiene su unidad estilística. Realizar la visita es obligado: sobre todo, entrar y quedarse anonadado con sus vidrieras, las cuales recorre el sol durante todo el día, llenando de luz y colores su interior. La catedral, flanqueada por dos torres de 60 m y adornada con esculturas góticas de enorme belleza, preside la ciudad con calma, pero también con elocuencia.

“León es una ciudad en la que la hora del vino y la tapa antes de comer no se perdona. Desde la catedral, bajando por la calle Ancha, no podemos perdernos el Camarote Madrid (calle Cervantes, 8) ni el Flandes (calle del Cid, 4)”, nos asegura Lola, que como buena leonesa no nos deja escapar a tan rica tradición. En el primero de ellos, puedes degustar sus tapas más clásicas, como puntillas fritas, acedías o hígado encebollado de lechazo. En el segundo –cuyo nombre completo es la Taberna de Flandes–, la tapa más famosa es su exquisito lacón, pero no desmerecen ni mucho menos cualquiera de sus propuestas de marisco: sí, en León, y muy fresco. Aunque creas que con estos tentempiés ya hemos comido, te equivocas. Nuestra amiga vuelve a tomarnos de la mano para llevarnos hasta el Mesón del Conde Luna: “Aquí hay que disfrutar de los productos típicos de León frente a la chimenea de leña que encienden a diario”. Una oda a la gastronomía típica de la zona, para aficionados al buen comer y al mejor beber, el único peligro: alargar la sobremesa hasta el infinito gracias a sus postres caseros y su orujo de la zona.

Después de un almuerzo propio del Cid Campeador, las opciones son dos: una siesta de las de quitarse el sombrero o un buen paseo. Nuestra diseñadora, mujer inquieta, lo tiene claro: “Por la tarde, una visita a la basílica de San Isidoro y al cáliz de Doña Urraca que, según los últimos estudios, se cree que es el Santo Grial. La fachada y la plaza del Hostal de San Marcos siguen siendo sitio de paso obligado para cualquier visitante de León”. La hipótesis de que conserve entre sus paredes el Santo Grial ha renovado el interés por la basílica, donde podemos detenernos en el Panteón Real, el Museo de San Isidoro, la Biblioteca Colegial y el Museo Oriental y Bíblico. Otro dato curioso que encierra una de sus puertas, la del Perdón, es que aquellos peregrinos que veían que no alcanzarían Santiago debían permanecer en la ciudad por un año, tras el cual eran indultados al pasar por ella.

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Escápate un fin de semana a León

Dejamos el románico para sorprendernos con la magnitud del Renacimiento con el Hostal o Convento de San Marcos. Su fachada es una maravilla del estilo plateresco; el que fuera hospital para peregrinos y posteriormente prisión es hoy Parador, museo e iglesia. Especial mención hay que hacer de uno de sus ilustres presos, don Francisco de Quevedo, que pasó cuatro años entre sus muros por orden del Conde Duque de Olivares.

No tenemos que desplazarnos mucho de esta margen del río Bernesga para descubrir dos de los edificios más importantes y recientes que tiene León, de los favoritos de nuestra anfitriona: el MUSAC, con el que abrimos este reportaje, y el Auditorio. Ambas son piezas arquitectónicas de este nuevo milenio, creadas por Emilio Tuñón y Luis Moreno Mansilla, que han modernizado la oferta cultural de la ciudad dotándola de aires frescos.

El MUSAC, dirigido por Eva González-Sancho desde 2013, alberga en la actualidad más de 1.650 obras de casi 400 artistas castellanoleoneses, nacionales e internacionales. Su diseño geométrico, lleno de colores, rompe con la visión clásica de León. Por su parte, el Auditorio, que “ha dado gran vida a la ciudad en general”, emerge cercano convirtiéndose en otro punto neurálgico de la cultura moderna leonesa.

Antes de meternos en faena y vivir la oferta nocturna de esta ciudad que apenas duerme, nos ponemos en modo shopping a recorrer las nuevas tiendas que se abren a nuestro paso. “No puedes perderte la tiendas de ropa femenina Paula Jolan y Yowe. Para combatir el frío de León, las exclusivas peleterías Balta y Tabatas, y para algún recuerdo original y regalos de todo tipo, 987 Shop y Equinoccio”, nos va aleccionando Lola, que de estos menesteres sabe y mucho. Recorremos las callecitas del centro, mientras comprobamos que efectivamente la gente de aquí es especialmente educada y detallista. No podemos evitar que nuestros ojos (y monedero) nos arrastren a otras compras más delicatessen: La Empacadora, Artesa Gourmet, embutidos de León, La Tienda del Mercado o Abacería son algunos de los lugares donde conseguir productos leoneses de pura cepa.

La noche cae y con ella se despierta el Barrio Húmedo, el enclave de ocio más famoso de esta ciudad. El tapeo regresa con fuerza: hablamos de cerca de 150 bares. De todos ellos, nos quedamos con la última incorporación a sus filas, La Lola, un local creado por los hermanos del grupo musical Café Quijano, en el que no falta la música latina y española de hoy y de siempre para animar a sus clientes, que ya se cuentan por centenares. En cuanto a la cena, y para terminar en lo más alto, NiMÚ Azotea: “Disfrutar, mientras cenas y tomas una copa, de todo León iluminado desde las alturas es único. Además, abre hasta las 2 y media de la madrugada para los que quieran disfrutar de su carta de gin-tonics y de cócteles”, nos cuenta Lola. Un placer, sí, señor.

Por: Gema Hospido.

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