Cómo sobrevivir a los tacones
¿Cómo aguantarlos sin terminar con los pies hechos polvo? Te damos algunas claves para soportarlos.
¿Cómo aguantarlos sin acabar con los pies hechos polvo? Te damos las claves para afrontar las largas jornadas sobre tacones.
La podóloga Tatiana Martínez Bosch nos recomienda elegir el zapato más cómodo que podamos encontrar, por ejemplo, con plataforma: “así se reduce la posición en equino del pie (apoyarlo desde la punta)”. Además, según Martínez, es muy importante intentar amortiguar la zona del antepié y elegir materiales de primera calidad. “Si además llevan algún tipo de accesorio como correas o pulseras para facilitar la sujeción, mejor. Y, por supuesto, el tacón grueso es preferible al de aguja”, añade.
Si optamos por unos 'stilettos'...
Hay algunos gestos que podemos hacer antes de calzarnos y que nos ayudarán a aguantarlos bien, ¡en la medida de lo posible!, por ejemplo, aplicar cremas o sprays antirrozaduras (tienen el efecto de segunda piel) sobre la punta y el talón. También nos vendrán genial las plantillas de silicona o unas almohadillas en la parte delantera (y, si se quiere, trasera) del zapato: así amortiguaremos mejor la pisada.
Es un error grave que solemos cometer, a menos que sea para colocarnos definitivamente otros zapatos más cómodos, como unas bailarinas o zapatillas. ¿Por qué? “Porque los pies se dilatan cuando los sacamos de los zapatos; por lo tanto, volver a meterlos en ellos, una y otra vez, es un verdadero infierno para los pies”, explica Martínez Bosch.
Si hemos conseguido aguantar toda la noche con los tacones puestos, “lo más recomendable será lavarnos con agua fría para favorecer la circulación de las piernas, y descansar”, aconseja la podóloga.
Sobre todo para evitar lesiones. “El uso prolongado de un tacón excesivamente alto puede producir daños serios como juanetes, dedos en forma de martillo e incluso deformidades en la columna vertebral”, explica Martínez. Por eso, los podólogos aconsejan elegir tacones que no sobrepasen los 5 centímetros de altura y, a poder ser, de plataforma o cuña, ya que son mucho más adecuados para nuestros pies. No olvidemos que son ellos los que soportan todo el peso del cuerpo.
Para evitar el molesto dolor de tacones, generado en muchas ocasiones por la fascitis plantar (es decir, la inflamación de la fascia o envoltorio que recubre la musculatura del pie), lo mejor es darse el gustazo, y lujazo, de darse un masaje de pies.
Por Rosa Salom