Revista Mía

Dudas sobre el autobronceador

Damos respuesta a las preguntas más frecuentes sobre el uso de este cosmético, para que puedas presumir de moreno sin ninguna dificultad.

Aunque no hayas pisado la playa, es posible recrear los efectos de los rayos del sol en tu piel. ¿Cómo? Con el bronceado ‘de bote’. Aquí te resolvemos las dudas más frecuentes a las que te puedes enfrentar cuando quieras usar este producto para presumir de un bonito moreno.

Mejor elige una fórmula específica. La piel del rostro, más delicada y expuesta, necesita un producto no comedogénico (que no bloquee los poros), más rico en activos beneficiosos para la dermis y que no contenga partículas irisadas (éstas suelen instalarse en las arruguitas). Aun así, si no estás dispuesta a atesorar potingues, Jules Heptonstall, Global Tanning de St. Tropez y el hombre que ha fabricado bronceados a medida para numerosas celebrities, recomienda mezclar el autobronceador corporal con una crema facial rica en aloe vera.

Si te aterra pisar la arena estando blanca como la leche o la operación biquini te ha pillado desprevenida, puedes dártelo. “Busca uno que incorpore índice de protección solar y ten en cuenta que, por tener un falso bronceado, no estás a salvo de la incidencia de los rayos UVA y UVB. Por tanto, necesitas fotoprotector acorde a tu fototipo. Además, cualquier fórmula precisa unas horas para volverse totalmente estable (no te podrás dar ese ansiado baño)”, explica la esteticista Chelo Candenas.

Hazlo con nocturnidad y alevosía. Salvo que sea una fórmula de acción instantánea, lo normal es que el color suba pasadas 3 o 4 horas, llegando a su máximo efecto a las 8 horas. “Por eso, la noche es un momento perfecto. Puede ‘reposar’, pero, ¡ojo!, una vez extendido deja secar 60 segundos antes de ponerte el pijama o meterte entre las sábanas”, dice la experta.

Sé previsora y testa la intensidad. Antes de ponerte a la faena, prueba primero en una zona no visible para comprobar que el resultado te agrada. Si el estropicio ya está hecho, puedes suavizarlo con un recurso de experto: “Llena la bañera, agrega unas gotas de aceite corporal y ponte a remojo”, comenta Jules Heptonsall. “Otra opción es empezar de nuevo, pulir la piel y reaplicar el producto. Pero antes analiza qué ha pasado: bien si te has equivocado con la potencia de la exposición o si no has cumplido a rajatabla las instrucciones de uso (conviene leerlas), no has respetado el protocolo de aplicación o los tiempos de secado”, dice Candenas.

Evita una caída súbita de color. La intensidad del ‘automoreno’ suele durar 7 días siempre que mantengas unos correctos niveles de hidratación. Para tener un color subidito, puedes repetir la aplicación cada tres o cuatro días. Pero, ¡atención!, en algún momento tendrás que renovar la piel. “Entre autobronceados puedes usar, tras el baño, una mousse corporal, de esas que dejan un ligero brillo. Te permite tener una piel jugosa y con un coqueto toque de color y evitar el efecto desvaído, y deja la piel más que preparada para el próximo proceso autobronceador”, comenta Jules Heptonstall.

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