¿Qué autobronceador elijo?
Hay varios tipos y formas de aplicación. Te desvelamos cuál es el tuyo y resolvemos todas tus dudas sobre cómo usarlo.
Ya has decidido que quieres usar este producto para conseguir un bonito moreno este verano, pero existen diferentes tipos y formas de aplicación. Aquí te resolvemos todas tus dudas para que puedas elegir la manera que mejor se adapta a ti.
Tipos de autobronceador
En el mercado existen, principalmente, tres texturas o formas de aplicación:
- Crema: fue la elegida para comercializar los primeros autobronceadores. Es la más común y generalmente incorpora algún elemento hidratante.
- Gel/mousse: aparecieron después de la crema. No son tan utilizados, pero aportan más brillo y mayor cobertura.
- Spray: aunque está asociado con los centros de belleza, también puedes aplicártelo tú misma en casa. Es muy sencillo, pero tienes que controlar la pulverización para evitar manchar aquello que te rodea.
Aparte de los más comunes existen otros productos que complementan el bronceado como los polvos bronceadores, los polvos de sol o las toallitas. Además hay soluciones específicas para ciertas zonas como el rostro, o generales que puedes aplicar en todo el cuerpo.
¿Mejor que el autobronceador facial?
Está claro que el sol en polvo te pone cara de playa al instante y es de quita y pon. La principal complicación estriba en su aplicación. “Pon un toque en el nacimiento del cabello, la parte intermedia de las mejillas, el caballete de la nariz y en la barbilla, y extiende de modo uniforme con una brocha limpia tamaño XXL", comenta Gato, maquillador oficial de Maybelline. En cuanto al autobronceador, evita el suspense en el resultado final. “No pretendas subir muchos tonos de golpe, queda artificial”, comenta Gato.
Excelentes aliados
Durante el tiempo en el que la coloración artificial se está activando (dura entre 8 y 12 horas), no uses ninguna base fluida de maquillaje. “En cuanto a los polvos de sol, siempre ayudan a una piel autobronceada. Pon un sutil velo, da brillo a los labios y recrea una mirada metálica. Es un look que siempre sienta bien”, dice el experto.
Sobre todo, son prácticas. Siempre tienes la cantidad adecuada a mano y, al ser monodosis, el producto se conserva con unas cualidades óptimas. Para aplicarlas, divídelas en dos y usa una mitad para cada lado del cuerpo o de la cara. Así te aseguras una aplicación totalmente uniforme.
Más ventajas
Son la opción ideal para no cargar con grandes envases. Además, no tienes que calcular la dosis que empleas (quedarse corta, ser rácana o excederse pasa factura). “Además, su fórmula se adapta a todos los fototipos de piel, pero el resultado es personalizado y solo aumenta dos tonos, por lo que el acabado nunca será desmesurado o antinatural”, comentan los expertos de Comodynes.
Para crear un falso brillo solar, lo más sencillo es acudir a los polvos bronceadores. Ponlos en zonas clave. Marca las clavículas, los hombros y el esternón para lucir escotazo o recréate en tus piernas si vas a llevar una mini: da un brochazo vertical en el centro de arriba abajo. Otra opción es acudir a los aceites irisados (existen en versión bronzer o de acción hidratante). “Son texturas oil con partículas brillantes o nacaradas que son capaces de iluminar y potenciar el bronceado (ya sea de bote o natural)”, explica Cristina Álvarez.
Opta por uno de acción rápida. El truco para conseguir el bronceado que deseas es elegir un producto de efecto flash y el ‘capa sobre capa’. “Pon una primera y ten paciencia para que se instale el color (es recomendable que cronometres el tiempo); repite el proceso tantas veces como necesites, pero siempre respetando el tiempo de secado (no hacerlo se traduciría en unas antiestéticas demarcaciones, manchas o ronchones)”, explica la experta en estética Cristina Álvarez.
Y si quieres descubrir el autobronceador que se ajusta a ti, visita nuestra galería "Descubre tu autobronceador".