Grace Jones, diva de los 80
Transgresora, andrógina e irrepetible. Grace Mendoza, modelo, actriz y cantante jamaicana de imagen andrógina, mito en los 70 y los 80.
Transgresora, andrógina e irrepetible. Grace Mendoza, modelo, actriz y cantante jamaicana de imagen andrógina, mito en los 70 y los 80.
Grace Jones ha sido uno de los casos más extraños y deslumbrantes de creación de un personaje único. No importa, en realidad, a lo que se haya dedicado. Grace Jones era tan inequívocamente ella misma que desbordaba su papel o su profesión. En sus primeros tiempos se dudó incluso de que fuera una mujer, porque el físico de la joven Grace no encajaba con el prototipo de modelo dulce y mulata que, tímidamente, asomaba en las pasarelas en los 70: ella mostraba una piel casi azulada, la mandíbula cuadrada, una sonrisa perturbadora y la mirada de una pantera. Y, sin embargo, se convirtió en uno de los iconos femeninos más poderosos de los 80.
Fue una inolvidable y terrorífica chica Bond, y una amazona que llegó a doblegar al mismísimo Conan. Todo ello la ha convertido en la mujer que, según diversas encuestas, asusta más a los hombres.
La carrera de Grace Jones en los últimos años se ha limitado a la música, con varios éxitos notables y una voz grave, personalísima; pero sea porque su físico apenas ha variado, sea porque los iconos poderosos se refuerzan con el tiempo, su imagen continúa convocando fantasmas de castración. Posiblemente, ninguna otra actriz ha ocupado ese hueco de mujer salvaje, indomable, sin trucos para atraer la atención masculina. Incluso desnuda, no daba la sensación de querer seducir a nadie y de encontrarse por completo a gusto en su piel. Si Grace cantaba No necesito un hombre, resultaba absolutamente creíble: cuando cantaba, por el contrario, Necesito un hombre, lanzaba un desafío sólo para valientes. ¿Un robot, un extraterrestre, una mutante? Emite algo felino, inquietante, una tensión constante en el cuerpo, preparado para la huida o para la lucha. Cuesta imaginarla anciana o vencida, o incluso en un mal día, deprimida y llorosa.
Las raíces de Grace se encuentran en Jamaica, en el seno de una familia de clérigos, y con una conciencia política y racial muy marcada, que ella ha defendido siempre. Su vida privada, aunque discreta, ha sido la que podía esperarse de una fuerza de la naturaleza así: estuvo casada durante años con el célebre publicista Jean Paul Gaude, que reforzó y creó la apariencia siempre teatral de Grace. Mantuvo un largo noviazgo con el actor Dolph Lundgren, que comenzó siendo su guardaespaldas, y hace quince años se casó con un veinteañero llamado Atila. Posiblemente, el marido de Grace Jones no debiera llamarse de otra manera.