Revista Mía

Obras maestras de Rachmaninoff, Chaikovski y Mahler con Ibermúsica

Algunas piezas de tres grandes compositores podrán ser escuchadas los días 13 y 14 de marzo en el Auditorio Nacional de Música de Madrid, con Ibermúsica.

Algunas piezas de tres grandes compositores podrán ser escuchadas los días 13 y 14 de marzo en el Auditorio Nacional de Música de Madrid, con Ibermúsica.

Se trata, nada menos, que del Concierto para piano y orquesta número 3 de Rachmaninoff (en la foto), la Sinfonía número 3 de Chaikovski y la grandiosa Sinfonía Séptima de Mahler. Un lujo de conciertos que interpretará la espléndida London Philarmonic Orchestra bajo la dirección de su titular Vladimir Jurowski y con el afamado pianista Nicholas Angelich. Las dos primeras obras serán el día 13 a las 19:30 y la sinfonía de Mahler el lunes 14 también a las 19:30.

La London Philharmonic Orchestra disfruta de una distinguida reputación desde que fuera fundada en 1932, por Thomas Beecham. Ha ofrecido notables interpretaciones en escenarios de todo el mundo, dirigida por destacados músicos como Sir Adrian Boult, Bernard Haitink o Kurt Masur entre otros. Desde 2007, es su director titular Vladimir Jurowski, uno de los directores más solicitados actualmente, siempre elogiado por su dinamismo, musicalidad y desafiante compromiso artístico. Ha estado al frente de las más prestigiosas orquestas de Europa y Estados Unidos incluyendo las Filarmónicas de Berlín, Viena y San Petersburgo, la Royal Concertgebouw, o las sinfónicas de Boston, San Francisco y Chicago. El pianista Nicholas Angelich es artista habitual de los más importantes festivales, así como de las más prestigiosas salas de todo el mundo.

El Tercer Concierto de Rachmaninov está considerado como uno de los más difíciles y exigentes para el piano. Jósef Hofmann a quien fue dedicado no lo llegó a tocar públicamente alegando que "no era para él". Rachmaninov lo grabó entre 1939 y 1940 con la Orquesta de Filadelfia y bajo la batuta de Eugene Ormandy. En contraste con la belleza apasionadamente romántica del Segundo Concierto, este Tercero es más sombrío y melancólico pero posee un virtuosismo que realmente arrebata y subyuga.

El año de 1875 es significativo en la vida musical de Chaikovski, ya que además de escribir una de sus obras más importantes, la Sinfonía número 3 en Re mayor, denominada Polaca, dio vida a su primer ballet, El lago de los cisnes, estrenado en el Teatro Bolshoi de Moscú, en 1877. La obra es de gran envergadura, con el típico estilo lírico, erudito y apasionado, rico en melodía, pero también impregnado de enigmas, del gran trágico ruso. La Tercera fue considerada por el mismo compositor como una obra de transición, sellando el inicio de su madurez como gran compositor, más volcada hacia el romanticismo germánico de Mendelssohn y Schumann.

La Séptima Sinfonía de Mahler ha sido tradicionalmente la más impopular, la Cenicienta del ciclo, un tanto extraña, romántica, moderna, desconcertante. Sin embargo, el juicio sobre la Séptima ha ido cambiando a lo largo de sucesivas generaciones, ya que cada época adapta y califica la música anterior a la suya, pero lo que el tiempo, en este caso, ha mudado de manera llamativa es la indiferencia, o el supuesto demérito, en fascinación. Hoy es una sinfonía muy interpretada y que suscita muchos comentarios. Curiosamente el poco éxito inicial de esta sinfonía fue escrita en una de las épocas más felices de Mahler: triunfaba como director en la Ópera de Viena; su relación matrimonial con Alma era satisfactoria; la familia crecía con hermosas hijas y sus composiciones ganaban en estima.

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