El Cordobés y Francisco Rivera mano a mano tras la tormenta

El pueblo de Talavera de la Reina disfrutó de una soleada tarde de toros en la que Francisco Rivera y Manuel Díaz, El Cordobés, consiguieron hacerse con la ovación de la plaza. Y es que ambos lograron llevarse una oreja. Rivera toreó ante la atenta mirada de su fan número uno: su hija Cayetana. Mientras que Manuel Díaz estuvo acompañado por su mujer, Virginia Troconis, quien le animó con gran ímpetu.

Aunque en esta ocasión no estaba la mujer de Francisco Rivera, Lourdes Montes, lo cierto es que la presencia de su hija Cayetana le alegró la tarde y le hizo mantenerse con una sonrisa durante toda la faena.

La gran sorpresa de la tarde fue la visita de Tana, su hija mayor. Al diestro se le iluminaban los ojos cada vez que hablaba con su pequeña a la que besó y de la que estuvo atento en todo momento. El torero ha luchado en los tribunales en contra de su madre, Eugenia Martínez de Irujo, para poder pasar más tiempo con ella, por eso cada minuto lo disfruta al máximo.

Durante esta tarde de primavera la gran ausencia en el tendido la marcó Lourdes Montes, que probablemente estaría cuidando de su hija pequeña, Carmen, que está a punto de cumplir los ocho meses. Aun así, Lourdes siempre ha preferido no estar presente en las faenas de su marido desde la cogida de Francisco en Huesca el pasado mes de agosto.

Manuel Díaz, El Cordobés, continúa concentrado en la temporada después de recibir la sentencia en el caso de la demanda de paternidad contra Manuel Benítez. En ella se comprobaba que Manuel Benítez es su padre como el diestro lleva advirtiendo desde hace años.

Virginia Troconis acudió a ver a su marido y es que es su más fiel compañera en todos los ámbitos de su vida. No solo le ha apoyado en el proceso de demanda contra el que ya es reconocido como su padre, Manuel Benítez, también lo hace día a día en su trabajo.

Virginia demostró bajo el tendido su apoyo incondicional a su marido y padre de sus hijos, Manuel Díaz, El Cordobés. Antes de que El Cordobés consiguiera la oreja, Virginia sacó el pañuelo y animó a su chico.

El diestro fue ovacionado por la plaza como nunca. Incluso le entregaron una gallina que lució bajo el brazo junto con un ramo de flores que también recibió. El Codobés se sintió extremadamente agradecido y mostró gestos de cariño hacia el público.