Desde hace unos años es común encontrar uvas sin semillas en las fruterías. De este modo podemos disfrutarlas sin tropezarnos con esas pepitas que nos dejan la boca tan áspera. Sin embargo, esta versión de las uvas no gusta a todo el mundo, entre otras cosas porque despiertan recelos, ya que muchas personas piensan que son transgénicas. ¿Hay algo de cierto en ello? ¿Podemos comerlas con tranquilidad? En este artículo te lo contamos.