
Cómo hacer pectina casera
La pectina es un elemento esencial en cualquier receta de mermelada, ya que es el componente que proporciona la textura ideal para que la mermelada pueda ser así llamada. ¿Sabes que también puedes hacer pectina en casa?
La pectina consiste en un ingrediente natural que encontramos en muchos alimentos de origen vegetal, el cual actúa como una especie de “cemento” extracelular. Se trata de un polisacárido que, como el almidón o la celulosa, se deriva de la glucosa.
Las sustancias pépticas se encuentran presentes de forma natural en las semillas, la piel y la cáscara de todas las frutas y verduras. Y, además, la pectina es habitualmente usada en la industria alimentaria por sus diferentes propiedades gelificantes naturales, bajo el código E440.

Una buena mermelada debe contener un nivel de azúcar bastante alto, pero también disponer de una textura agradable. Curiosamente, lo que permite obtener una mermelada con una consistencia adecuada, cremosa y no demasiado líquida, es la pectina que encontramos naturalmente en las frutas que usamos durante el proceso de elaboración / cocción.
Pero esto no significa que todas las frutas contengan la misma cantidad de pectina. Al contrario, todas las frutas son distintas, y algunas contienen mucho más que otras.

Como ocurre con la cantidad de azúcar, es cierto que la cantidad de pectina puede variar en función de la fruta que vayamos a utilizar en la receta. De hecho, esta es la principal razón por la cual no todas las mermeladas tienden a prepararse siempre de la misma forma.
De ahí que sea de vital importancia conocer un poco más acerca de la fruta con la que deseamos hacer nuestra deliciosa mermelada casera, sobre todo antes de comenzar.
Las manzanas, cítricos, membrillo, grosella negra, frutos rojos y las grosellas en sí, por ejemplo, suelen ser frutas que presentan una altísima concentración en pectina. Esto significa que hacer mermeladas con estas frutas será más que suficiente, sin necesidad de añadir alguna más.
Otras frutas, sin embargo, como la fresa, la piña o el mango, contienen poca cantidad de pectina. De ahí que, si las usamos como ingredientes principales (por ejemplo, porque vamos a hacer una mermelada de piña o de fresa), es posible añadir semillas de manzana o pectina en polvo a nuestras preparaciones, con la finalidad de conseguir una mejor composición de las mermeladas.
Otra forma útil a la hora de superar este bajo contenido de pectina es combinar frutas que contengan mucha cantidad de pectina con otras que contengan menos. Es aquí, por ejemplo, cuando nos encontramos con las combinaciones típicas de muchas mermeladas, como asociar cereza con manzana o naranja con mango.

Llegados a este punto, ¿sabías que es posible hacer nuestra propia pectina casera? En esta ocasión vamos a aprender a hacer una pectina de manzana.
Ingredientes:
- 1 a 1,5 kg de manzanas verdes pequeñas
- El jugo de medio limón
- 4 tazas de agua
Elaboración:
Comenzamos lavando muy bien las manzanas. Luego las cortamos en cuartos o en mitades (en función de su tamaño), pero conservándolo todo, tanto la piel como el corazón, las semillas y el tallo. Lo colocamos todo en una cacerola grande, añadimos el agua y el jugo de limón hasta cubrirlas. Y dejamos que hierva.
Cuando la mezcla empiece a hervir bajamos un poco el fuego, y continuamos cocinando a fuego lento, removiendo con frecuencia, hasta que la mezcla se haya reducido a la mitad (tomará entre 30 a 40 minutos, aproximadamente).
Colocamos una gasa en un colador y vertemos la mezcla sobre ella. Con la ayuda de una espátula, machacamos muy bien la compota de manzana hasta que todo el líquido haya fluído al cuenco, dejando únicamente la pulpa y los trozos de manzana.
Debes tener paciencia, ya que esta es la parte más laboriosa. Es necesario asegurarse de que la gasa sobresalga muy bien por todos los lados, y doblarla. Y es que cuanto más grande sea el tamiz, más sencillo será.
Devolvemos el líquido (que ahora será transparente y ligeramente rosado) del cuenco a la cacerola. Volvemos a poner en el fuego y dejamos que hierva. Seguidamente, rebajamos a fuego lento y dejamos cocinar durante 20 minutos, removiendo de forma ocasional.
Pasado el tiempo, vertemos la pectina en un pequeño frasco de vidrio limpio, cerramos y dejamos enfriar completamente. Reservamos en la nevera hasta su uso.

Todo dependerá de la textura que te guste que tenga la mermelada; es decir, si más líquida o más firme.
En todo caso, para una receta de mermelada tradicional (de 6 a 8 tazas, o 1,5 a 2 litros), bastará con 4 cucharadas de nuestra pectina casera, el equivalente a 60 ml. Esta cantidad será suficiente para conseguir una consistencia algo líquida. Pero si deseas algo más firme, debes añadir 10 cucharadas (150 ml).

Lo cierto es que además de permitirnos elaborar deliciosas y exquisitas mermeladas, lo que pocas personas saben es que la pectina presenta y proporciona algunos beneficios reales para nuestra salud.
No en vano, se trata de una sustancia natural que se caracteriza por ser una forma de fibra soluble, lo que significa que es de mucha utilidad a la hora de mantener un tránsito intestinal muchísimo más saludable, ayudando también a regular la absorción tanto de azúcares como de grasas durante el proceso de la digestión.
Por otro lado, la pectina que encontramos en la manzana también es reconocida por su capacidad a la hora de capturar metales pesados.