
Los postres más típicos de nuestro país
En España sobreviven varios clásicos de la cocina dulce que hemos reunido para que no te olvides de ninguno.
La riqueza y la tradición de la cocina regional española se aprecia especialmente en la repostería. Elaboramos de forma casera más dulces que provincias existen, porque hay muchas regiones en las que conviven distintas recetas azucaradas dependiendo de la zona concreta. Son muy pocos, de hecho, los elegidos que han conseguido dar el salto a la gastronomía nacional, convirtiéndose en postres clásicos de la comida española por pleno derecho.
En cambio, muchas exquisitices guardan su posición como manjares locales que uno descubre, incluso ahora que existe internet, cuando viaja con la mente abierta, dispuesta a probar aquello que cocinan en el lugar de destino desde hace décadas.
Los paparajotes murcianos o las filloas gallegas son dos ejemplos de postres con mucho arraigo en su tierra de origen, donde siguen siendo absolutamente protagonistas, pero en cambio no se ven apenas fuera de allí. Es más, el caso de las filloas está totalmente ensombrecido por el auge del crepe. Y es que los postres importados de fuera de nuestras fronteras son los que más se imponen en los restaurantes de las grandes ciudades hoy en día: solamente hay que pensar en el brownie, en el coulant de chocolate, la tarta tatín de manzana o en la tarta de zanahoria. Todas ellas, en mayor o menor medida, son recetas que nos han llegado de fuera, aunque ahora estén completamente “nacionalizadas”.
Lo tienen difícil, pero consiguen resistir algunos de esos postres que nacieron en España de la tradición. Solo hay dudas en torno a otro de los greatest hits de los cocineros, la tarta de queso, porque existen muchas versiones y tiene una historia culinaria ya muy arraigada a nuestro recetario, pero resulta difícil discernir si incluirla como postre típico nacional o no por las dudas con su origen.
Además, excluimos a todas esas elaboraciones que están más pensadas para el desayuno, el café o la merienda que para rematar una comida: el bollo de yogur de la abuela, los churros, la quesada pasiega o las rosquillas son algunos de estos ejemplos. Todos ellos están exquisitos, pero no son realmente postres en esencia, así que por ello hemos elegido tomar otro camino que también es ampliamente reconocible.

Harina cocida, leche y azúcar. Menos es más, y la leche frita es un gran ejemplo de ello. El punto de canela del final es la guinda a un postre típico de nuestro país de origen incierto que se puede degustar por casi todas las regiones.

A este plato tradicional español, especialmente vinculado a Asturias, donde lo bordan, le hemos dedicado varios textos en exclusiva, osea que a estas alturas ya te sabrás todos los trucos para bordarlo en casa. Es un postre típico por naturaleza.

Esta sencilla receta tradicional elaborada simplemente a base de leche, azúcar y cuajo y servido con miel es uno de esos postres minimalistas que siempre apetece cuando lo ves en una carta. Típico de Navarra, está muy extendido en el norte pero habitual verlo en muchos lugares del país.

Son un dulce estacional porque solo se elaboran con la llegada de la Cuaresma, pero desde luego se pueden considerar un postre típico nacional por la elaboración que conlleva, el sabor y, sobre todo, porque prácticamente se preparan en todo el país. Entran bien a todas horas, y se pueden hacer con vino y con leche, la receta clásica esta última.

Dentro de todas las tartas regionales españolas, esta versión elaborada con las almendras como ingrediente fundamental es la que, bajo nuestro punto de vista, más ha conseguido extender sus tentáculos por otras regiones españolas que no tienen nada que ver con su origen compostelano.

El de huevo, el de siempre. Los hay de café, queso, vainilla, naranja y muchas más opciones, pero el flan típico de la gastronomía española es el de huevo. Y si el tamaño permite que te lo comas sin manos, mucho más divertido.

Esta base de crema pastelera con yema de huevo como ingrediente principal es uno de esos postres regionales -Cataluña en concreto- que ha dado el salto a todo el país hasta afianzarse como una opción habitual de la repostería tradicional. La capa de azúcar caramelizada es la guinda innegociable a este manjar azucarado.

Aunque nos hagamos mayores, el recuerdo de las natillas de la abuela con la galleta de tipo maría mojada en ellas y la canela espolvoreada sigue grabada a fuego en aquellas cabezas que tienen recuerdos con este postre. Las industriales se hicieron muy famosas, pero las natillas son una elaboración casera tradicional que en origen se hacía con vainilla.

Pocos nombres mejor puestos a un plato que este porque es un paseo por las nubes darle un bocado a un tocino de cielo bien hecho. Pocas calorías más aprovechables que las de esta receta de origen andaluz en la que el ingrediente principal es la yema de huevo. Una forma magnífica y muy tradicional de rematar una comida.