Platos de comida rápida en su versión saludable (y casera)
Incluso las pizzas y hamburguesas que tanto te gustan tienen su propia versión saludable para que puedas seguir disfrutando de su sabor sin tener que dejar de cuidarte.
La mente del ser humano es probablemente el mecanismo más complejo del reino animal pero también tiene sus días vagos en los que reina en ella la simpleza más absoluta. Y eso, traducido a términos culinarios, tiene un claro significado: comida rápida. Un antojo que es imparable, como el tsunami que lo arrastra todo a su paso, no hay nada que pueda detenerlo, tan solo saciarlo. Pero lo que sí podemos hacer con un poco de pausa y mano en la cocina es limitar el impacto de dichos pensamientos cocinando alguna alternativa saludable en casa.
Como decíamos, la mente es un mecanismo maravilloso, tanto que podemos hacer que se engañe a sí misma. Basta con preparar de una forma original y rica versiones caseras de cualquiera que sea el plato del que tiene antojo.
Ya solo con cocinarlos en casa en vez de acudir a alguno de los templos del fast food te estás haciendo un favor importante, pero si encima le das una vuelta a las recetas clásicas con estas ideas que te vamos a dar, además de disfrutar porque están muy ricas, te estarás alimentando de forma saludable con la sensación de que lo estás haciendo de “comida rápida”.
Si nunca has probado este tipo de ideas, es necesario un poco de fe para creernos y lanzarte a probarlas, lo reconocemos, pero de verdad que se traducen todas en resultados de sobresaliente. Verás, además, que nada tiene que ver cómo sienta una comida o cena de comida rápida en comparación con cómo lo hace cualquiera de estas ideas si las ejecutas en casa. Y créenos, cuando descubras lo maravillosas que son las digestiones que parece que no son tal, empezarás a valorar, y mucho, la forma en la que te alimentas. Porque en el comer también importa lo que no vemos, lo que ocurre por dentro del cuerpo una vez ingerido el alimento. Y no importa solo por salud, sino también por el bienestar corporal; no siempre merece la pena pagar el peaje de estar pesado y molesto durante horas por comerse según qué cosas.
Te animamos a descubrirlo por ti mismo. ¿Cómo? Lo puedes hacer simplemente haciendo en casa las masas y las salsas, pero incluso si no te ves capaz de hacerlas o no tienes tiempo y compras alguna industrial, al menos sí podrías limitar su impacto con el relleno, ya sea una hamburguesa, una pizza o unos burritos, por citar tres de los ejemplos que todos tenemos en la mente cuando hablamos de fast food.

Para no pasarte con la carne roja, que es una maravilla culinaria de la que, desgraciadamente, no deberíamos abusar todo lo que lo hacemos, puedes preparar algunas de las muchas recetas que existen de hamburguesas vegetales, incluida una forma muy original de sustituir el pan por una masa de falafel. Una de nuestras favoritas es la masa hecha a base de lentejas y garbanzos.

El clásico acompañamiento de muchas de las comilonas de comida rápida, las patatas fritas. Son un vicio, y como tal hay que controlarlo. Una forma de hacerlo es sustituirlo por unos chips vegetales caseros al horno. En realidad, simplemente con hacer las patatas en casa en vez de comprarlas ultracongeladas ya estarás dando un paso hacia lo saludable, pero más lo harás si las cocinas al horno. En ese caso, para que tengan más gracia, alterna patatas con otras hortalizas como los boniatos y la remolacha. Córtalos muy finos, salpimenta y al horno hasta que se deshidraten y estén crujientes.

Lo suyo es que hicieras casera incluso la tortita, porque no es tan difícil como parece, pero por lo menos te animamos a cocinar un relleno sabroso, riquísimo y sano. Lo importante es mezclar verduras a tu gusto con una carne saludable como el pollo o el pavo y hacer la salsa casera. El sabor es más intenso si se cocinan todas las verduras juntas y añadir la carne al final en vez de cada cosa por separado. Y, por supuesto, haz el guacamole o la salsa de yogur casera, que se tarda nada y son más ricas y saludables.

Los clásicos fingers de pollo de restaurante americano de comida rápida se pueden mejorar en casa y de forma mucho más sana. Por un lado, con el rebozado, sustituyendo el pan rallado por copos de avena, y por otro lado, horneándolos en vez de freírlos en toda esa cantidad de aceite que necesitan para quedarse tan crujientes.

En este caso, te proponemos simplemente un cambio en la receta que ya marca una diferencia abismal a nivel nutritivo en lo que a las pizzas se refiere: hacer la masa casera. Si tienes un robot de cocina tardarás apenas unos minutos. Y si tienes niños en casa, un truco para que tenga más alimento que en el sabor no se nota, es sustituir el agua por leche. De verdad, está igual de rica.

No basta con una sola cosa para convertir esta bomba en una receta nutritiva y saludable. El pan, que sea de harina integral y no ultraprocesado. Será difícil encontrarlo industrial, así que trata de cocinarlo en casa. Lo que no es tan difícil es sustituir son las salchichas ultraprocesadas por alguna alguna de carne de pollo o pavo que se haga de forma casera, aunque la compres en la pollería de confianza. Y por supuesto, vigila las salsas y el acompañamiento. Los encurtidos o la cebolla a la plancha, mucho mejor que la frita, y el guacamole o una salsa barbacoa hechos en casa mucho mejor que el ketchup de bote. Cuantos más trucos apliques, más sano será el perrito.
Otra propuesta que es un clásico en la cocina vegetariana y saludables es hacer la masa con verduras como la coliflor o semillas como la quinoa. Opciones hay muchísimas así que te animamos a probar hasta encontrar la que más te guste. A nivel nutritivo no hay color con respecto a las industriales y a las de comida rápida.
Los bocadillos y sándwiches son un manjar de la comida rápida, pero se pueden hacer de forma más saludable innovando con el pan. Te proponemos sustituirlo por una opción vegetal, haciendo una masa con una verdura que no suelte agua, huevo, harina de legumbre como los garbanzos y algún fruto seco machacado. El de zanahoria está muy rico, y también el de brócoli, sobre todo si los rellenas con ingredientes vegetales como el tomate y la lechuga, entre otros.