¿Alergia o Intolerancia? ¡No es lo mismo!
Ambas pueden originar graves consecuencias si no se conocen ni se toman las precauciones adecuadas, pero no las mismas...
Las intolerancias y alergias alimentarias afectan cada vez a un mayor número de personas. En España, 2 millones de personas tienen algún tipo de alergia alimentaria y la intolerancia a la lactosa y el gluten (celiaquía) afecta ya al 40 % y al 1 % de la población respectivamente. Ambos grupos pueden originar graves consecuencias si no se conocen y se toman las precauciones adecuadas, pero no las mismas. Luis Alfredo González Guzmán, alergólogo del Hospital Vithas Nuestra Señora de Fátima, establece las principales diferencias.
¿Qué puede pasar y por qué?
- Aunque sus síntomas a veces son similares, las consecuencias pueden ser abismalmente distintas. Si comes un alimento al que eres intolerante, probablemente te siente mal. Pero si tienes una verdadera alergia alimentaria, la reacción podría poner en peligro tu vida.
- En las reacciones alérgicas, los pacientes tienen una sensibilización previa al alimento en cuestión (es decir, que has tenido que estar en contacto con el alimento alguna vez para poder desarrollar la sensibilización).
- Este tipo de reacciones se ponen en marcha a través de unos anticuerpos (lgE) que, al entrar en contacto con el alimento que reconocen y activar ciertas células, liberan las sustancias químicas responsables de las manifestaciones físicas que experimentan los pacientes. Aunque con algunas excepciones, no suelen tardar más de una hora en 'dar la cara'.
- Sin embargo, las intolerancias no tienen relación con el sistema inmune. Son alteraciones del organismo por las cuales “los alimentos no son asimilados de forma correcta”, dice el doctor.
- Los síntomas de las intolerancias están en su mayoría relacionados con el aparato digestivo: son el estómago y los intestinos quienes la sufren. Puedes sentir dolor abdominal, de estómago, vómitos, diarreas… A veces, se pueden comer pequeñas cantidades de comida sin presentar problemas.
- En el caso de las alergias, la gravedad de las reacciones dependerá del grado de sensibilidad que se tenga al alérgeno. Los síntomas pueden ser diferentes según el órgano que se vea implicado. Pueden aparecer reacciones cutáneas, como urticarias localizadas o por todo el cuerpo; manifestaciones respiratorias, como tos, pitidos, dificultad para respirar o sensación de asfixia (que normalmente acompañan a las manifestaciones cutáneas o digestivas -dolor abdominal, náuseas, vómitos…-) e incluso manifestaciones cardiovasculares: bajada de tensión, mareos o pérdida del conocimiento.
En las alergias, lo que se ha recomendado hasta ahora es la conducta pasiva, que consiste en evitar los alimentos que la producen. Sin embargo, “actualmente esta tendencia se está cambiando hacia la conducta activa” explica González Guzmán, “donde se han desarrollado protocolos de inducción de tolerancia (fundamentalmente para pacientes alérgicos a proteínas de la leche y el huevo) en los cuales se logra la desensibilización a los mismos, con un éxito superior al 90 % en edad infantil”.
Para los intolerantes, evitar la leche o el gluten sí supondrá que gocen de un mejor estado de salud y no acentúen la irritación de su aparato digestivo.