Cómo hablar en público sin perder los nervios
En tu vida diaria habrá situaciones en las que debas tomar la palabra ante un grupo de gente. Y para hacerlo bien, te damos unas reglas básicas.
En tu vida diaria habrá situaciones en las que debas tomar la palabra ante un grupo de gente. Y para hacerlo bien, te damos unas reglas básicas.
Infórmate
Ten en cuenta la fecha y la hora en la que vas a realizar tu exposición, la edad y el nivel cultural del auditorio, y pregunta si va a hablar alguien más o si eres el único orador (para calcular el tiempo).
Antes de hablar hay que estar preparado. La mayor parte de lo que hace que un discurso sea bueno se realiza antes de ponerse delante del público. Abre un fichero para tu discurso y ve apuntando las ideas, dichos e historias que se te ocurran.
Haz un borrador inicial y pon tus ideas en orden para que cada una conduzca lógicamente a la siguiente. Pero olvídate de escribirlas, pues perderías la naturalidad. Prepara en su lugar un esquema con los puntos que quieras tocar. Anota primero una línea de presentación, seguida del resto de las ideas y, por último, la conclusión final. Y recuerda que no hay charla más aburrida que aquélla en la que el orador baja los ojos para leer.
Así podrás saber el tiempo que dura una intervención y, si es larga, podrás acortarla. Incluso puedes grabarla para corregir errores, muletillas…
Si algo puede incomodarte (unas gafas que se te caen de la nariz, una prenda demasiado ajustada…) te pondrás nerviosa. Ponle remedio mientras puedas.
Te refrescará y te sentirás mucho mejor.
Hacer varias respiraciones profundas y lentas es un buen ejercicio que te ayudará a relajarte. Pero siempre antes de empezar a hablar.
El comienzo es cien veces más importante que el final. Haz una presentación corta y ve al grano sin preliminares. El final debe ser rápido y reafirmando tu postura en una frase contundente.
Si te encuentras muy nerviosa, utiliza un vídeo como introducción. Así se te hará todo más corto. Puedes usar por ejemplo diapositivas en Power Point.
Haz alguna broma o cuenta algún chiste; que parezca que tienes sentido del humor. Y no te pares. No se notarán tus nervios.
Si las haces parecerá que se te ha olvidado lo que tienes que decir
Intenta que el esquema de tu charla solo ocupe una hoja. De lo contrario, el ruido de los folios interferirá en tu exposición.
Intenta dirigir tu mirada al fondo de la habitación y no mires a todo el mundo. Fija tu vista por ejemplo, en algún cuadro.
A todas las personas nos gusta la gente que sonríe. Y tú te sentirás mucho mejor contigo misma y con el entorno si sonríes.
Por lo general, cuanto más personal sea el discurso, más gustará. Utiliza tus propias palabras, no intentes memorizar y sé espontánea.
Para superar la timidez es muy importante que te animes y que no te ganen los malos pensamientos. Piensa siempre en positivo: “yo puedo”, “yo valgo”, “yo lo conseguiré”.
Eso solo acrecentará más tus miedos y tus nervios.
Si alguien se levanta y se va, o si alguien bosteza o mira el móvil. En cualquier caso, no será culpa tuya.