Revista Mía

Depresión y suicidio, mucho por hacer

Médicos y pacientes presentan una declaración para hacer frente a este problema de salud pública.

  • Autor: Esther Martín del Campo.
Cada año, alrededor de 3.600 personas fallecen en nuestro país como consecuencia del suicidio. A pesar de que esta cifra multiplica por dos la del número de decesos por accidente de tráfico, la falta de visibilidad de esta realidad, sobre la que pesa un gran estigma social, impide articular los mecanismos de prevención necesarios.
Según los expertos en psiquiatría, en el 90 % de los casos se da un trastorno depresivo, de ahí la necesidad de mejorar el abordaje de la depresión como cortafuegos para atajar este problema, cuyo impacto va más allá de la propia víctima, ya que sacude por completo a su entorno familiar y social.
Ana González Pinto, presidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica, subraya que hay estudios europeos y españoles que aseguran que un tratamiento precoz de la depresión disminuye los suicidios.

Una declaración pionera

Profundizando en este vínculo, esta sociedad científica, junto a la Sociedad Española de Psiquiatría y la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, han promovido una declaración que recoge las ocho claves para prevenir el suicidio. La iniciativa, que cuenta con la colaboración de Janssen, ha recibido también el apoyo de entidades científicas como la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria, la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia o la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias.
También la Alianza General de Pacientes, la Fundación Anaed, la Asociación de pacientes Después del Suicidio y la Asociación FFPaciente se han sumado a esta declaración.
  1. Es urgente impulsar un plan nacional frente al suicidio que tenga presupuesto y que unifique la respuesta que se ofrece desde las distintas comunidades autónomas.
  2. La respuesta no puede ser solo sanitaria. Las políticas de prevención deben traspasar la esfera social y llegar también a las escuelas.
  3. Hay que luchar contra el estigma que pesa sobre la depresión social y el suicidio, con campañas de comunicación social que no banalicen los síntomas depresivos.
  4. Los medios de comunicación son claves para promover una información no sensacionalista que ponga el foco en las alternativas que existen para las personas en situación de riesgo.
  5. Es preciso mejorar la formación de los profesionales de los centros de salud en la gestión del problema e incorporar en la consulta con estos pacientes la pregunta sobre un posible deseo de muerte.
  6. Es fundamental apostar por la investigación y reforzar la innovación disponible, así como facilitar el acceso a la misma.
  7. Para mejorar la detección precoz de las personas en riesgo, especialmente en los menores de edad, es necesario reconocer una especialidad de psiquiatría infantil y del adolescente que proporcione la formación necesaria a estos expertos.
  8. Es importante establecer nuevas herramienta para cuantificar los casos reales, que previsiblemente superan las estadísticas oficiales, y que contemple también los intentos.
Los especialistas coinciden en que el factor de riesgo principal es la depresión, de ahí que recomienden estar alerta si alguien de nuestro entorno muestra, no solo tristeza, sino también dificultad para abordar su propia vida durante varios días o semanas.
Dentro de la depresión, el insomnio, el aumento de la activación, la ansiedad o la incapacidad para relajarse también han de llamar la atención de familiares y amigos.
Si observamos en personas de nuestro entorno falta de interés por disfrutar, desesperanza o abatimiento prolongado ante la pérdida de un proyecto vital, entre otros síntomas, es básico ofrecerles apoyo y, sobre todo, buscar la ayuda de un profesional sanitario.
¡Actúa al respecto!
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