Ideas originales para cocinar croquetas saludables
Hay muchas formas de versionar este clásico de la gastronomía.
Las croquetas. Palabras mayores ponerse delante de la pantalla del ordenador para abordar este divino tesoro de la gastronomía popular española. No fue tan difícil cuando el objetivo fue compartir las mejores que habíamos probado por todo el país porque el único riesgo en aquel texto era el de dejarse alguna fuera de la lista que mereciera estar. Ni siquiera era un riesgo, era algo inevitable puesto que en España hay croquetas sobresalientes a decenas. En cambio, cuando uno aborda cómo darle una vuelta de tuerca a este plato que levanta tantas pasiones en su versión tradicional, el peso de la responsabilidad se deja caer con fuerza sobre los hombros. Pero vamos a intentarlo, porque hay opciones para hacerlo con éxito. Por supuesto, sin necesidad de renunciar a las tradicionales; se trata de aportar en positivo nuevas ideas.
Podemos afrontar desde dos puntos de vista el objetivo de cocinar croquetas de una forma original: por querer investigar nuevas opciones para dar un descanso a la receta clásica, que suele tener mucha presencia en las dietas caseras, o por una cuestión relacionada con la alimentación saludable, con el objetivo de reducir fritos o el consumo de productos elaborados con harinas refinadas, etc. Ambos factores son complementarios, por supuesto, de modo que pueden darse los dos casos.
Cambia freír por hornear
Lo más original y saludable a la vez es cambiar la técnica del cocinado de las croquetas. En vez de freírlas, meterlas en el horno. Tan sencillo como eso para evitar todo el exceso de aceite cocinado que deja huella en ellas por muy bien que las escurras. Este es un cambio que ya te hemos recomendado hacer en otros snacks que suelen hacerse fritos, como es el caso de los fingers de pollo.

Croquetas
Además del horno, hay un par de ideas más con las que dar una aire nuevo a las croquetas con éxito tanto en el sabor como en el hecho de que sean más saludables: la harina y el rebozado. Sobre la primera, además de fijarte en que sea un producto integral lo menos refinada posible, puedes probar a utilizarla de algún ingrediente poco habitual en esta receta como son la quinoa o el garbanzo, que pueden sustituir perfectamente la harina de trigo tradicional.
En cuanto a lo segundo, utilizar copos de avena -también existe harina de avena-, copos de maíz tostado, o tu fruto seco favorito machacados es una opción que te sorprenderá para bien.
No queremos pasar por encima de la venerada bechamel, la clave de las mejores croquetas. Somos valientes por intentar convencerte de que hay otros caminos, y tomar riesgos de vez en cuando es parte de la gracia de la cocina. En varios países de Europa es tradición hacer una especie de croquetas de patata como ingrediente principal que están muy ricas y que merecen una oportunidad en casa. Nuestras dos favoritas son las de bacalao portuguesas y también las italianas, que las suelen hacer añadiendo un queso potente y hierbas a la patata. Los más puristas dirán que eso no es una croqueta, pero de aspecto, desde luego, se parecen mucho.

Croquetas al horno
Por otro lado, como siempre en estos casos, buscamos inspiración en la cocina vegana para encontrar fórmulas de versionar la clásica bechamel sin tener que renunciar a su untuosidad y cremosidad. Nunca nos falla el recetario vegano en estos casos, que ofrece una variedad enorme de opciones para sustituir la leche de origen animal por distintas opciones de origen vegetal: avena, arroz o soja son tres de las opciones que tienes a tu disposición para ponerte a prueba y ver si consigues el mismo punto que con la bechamel clásica.
Y por último, y no menos importante, nos hemos guardado el as en la manga para elaborar croquetas originales, el sabor. Es el as en la manga porque, a buen seguro, es la opción que más incondicionales de la receta canónica aceptarían probar de entrada. De jamón, de puchero, de setas, de carabinero incluso, también de gambas, son todos sabores que ya hemos probado en alguna ocasión la mayoría, pero no debes poner límites a tu imaginación.
En la croqueta, como en la ciencia, la investigación siempre da sus frutos, así que prueba el pulpo, el brócoli, las manzanas con las nueces o el foie, el salmón e incluso, por qué no, el chocolate para hacer una versión dulce. Eso sí, cuidado con la bechamel de estas últimas porque tienes que adaptarla en consecuencia haciendo una versión dulce con mantequilla y azúcar.