Revista Mía

Cuidado con estos alimentos si tienes intolerancia a la lactosa

Cuando surge la intolerancia a la lactosa significa que el cuerpo no es capaz de digerir la lactosa con normalidad. Y aunque encontramos lactosa principalmente en los lácteos, también existen productos alimenticios insospechados que pueden contenerla.

La lactosa es un azúcar que se crea a partir de la combinación de la galactosa y la glucosa. La encontramos principalmente en los productos lácteos. A una edad más o menos temprana, casi todos tenemos la capacidad de digerir la lactosa sin prácticamente problemas, dado que se convierte en una fuente importante de energía, y que encontramos principalmente en la leche materna.
Sin embargo, más adelante, algunas personas pierden la capacidad de digerir la lactosa con normalidad, y acaban sufriendo de intolerancia a la lactosa.
Aunque es cierto que existe una deficiencia congénita de lactasa, también conocida médicamente como alactasia congénita (trastorno en el que el bebé no puede descomponer la lactosa presente en la leche materna o en la leche de fórmula), lo más común es la intolerancia a la lactosa que surge en la edad adulta, causada por una producción reducida de lactasa después de la infancia.
Cuando presentan esta intolerancia, si consumen productos lácteos que contienen lactosa, al cabo de entre 30 minutos a 2 horas, pueden acabar experimentando síntomas muy molestos, como: flatulencias, dolor abdominal, hinchazón, náuseas y diarrea.

Los alimentos con mayor contenido en lactosa

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Alimentos con más contenido en lactosa

Aún cuando la intolerancia a la lactosa generalmente no sea peligrosa, sí tiende a causar síntomas desagradables, por lo que es fundamental conocer qué productos lácteos podrían no ser tan adecuados.
Encontramos lactosa fundamentalmente en la leche, el yogur, la mantequilla, el queso y los helados. En definitiva, en cualquier producto lácteo, o derivado. No obstante, dentro de los productos lácteos es habitual que, algunos, tengan un mayor contenido en lactosa que otros. Es lo que ocurre con la leche de vaca (en su versión líquida), la leche evaporada y la leche condensada.
Sin embargo, también podemos encontrar lactosa en algunos panes y productos horneados.
Es lo que sucede, por ejemplo, con alimentos que contienen ingredientes como leche en polvo, suero y concentrado de proteína de suero. Algo común en tortitas y crepes comerciales, cereales para el desayuno, dulces, galletas, sopas instantáneas, patatas fritas, margarina, aderezos para ensaladas e incluso embutidos como el tocino o las salchichas. Estos alimentos son habitualmente conocidos como fuentes “ocultas” de lactosa.
Si se tiene intolerancia a la lactosa grave, es fundamental mantenerse alejado tanto de los productos lácteos como de los alimentos no lácteos pero con algún ingrediente lácteo. Por lo que es necesario leer bien la etiqueta de todos los alimentos y productos alimenticios que se vayan a consumir, para ver si en realidad hay lácteos, o lactosa, en la lista de ingredientes.
Si encontramos en su composición ingredientes como cuajada, suero, subproductos lácteos, leche en polvo o sólidos de leche en polvo, lo mejor es evitarlo.
Hasta no hace mucho existía una práctica estándar para las personas con esta intolerancia. Y es que se les aconsejaba evitar todos los productos lácteos. Sin embargo, ahora, los expertos recomiendan mantener un poco de yogur, queso e incluso pequeñas cantidades de leche en la dieta, así como seguir un plan de tratamiento de intolerancia a la lactosa.
El motivo es que suele ser común relacionar la intolerancia a la lactosa con la alergia a la leche, cuando evidentemente no son lo mismo. La alergia a la lactosa es una condición mucho más grave que afecta en realidad a una porción mucho más pequeña de la población.
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Recomendaciones intolerancia a la lactosa

Por tanto, según los expertos, muchas personas con intolerancia a la lactosa pueden en realidad manejar distintos niveles de lactosa. Es más, estudios recientes han demostrado que tanto los niños como los adultos con esta intolerancia pueden desarrollar, con el tiempo, cierta tolerancia al tomar pequeñas cantidades de leche.
Es lo que ocurre, por ejemplo, ante una intolerancia leve o moderada, cuando se pueden manejar pequeñas porciones de lácteos. En estos casos, los expertos recomiendan -por ejemplo- tomar leche con las comidas, en lugar de con el estómago vacío, para retrasar la digestión y reducir así la posibilidad de que puedan surgir síntomas.
Algunas personas también pueden comer una taza de yogur o alguna porción de queso sin que surja ningún síntoma. Esto es debido a que tanto el queso como el yogur contienen menos lactosa. En el caso del yogur, por ejemplo, los cultivos de bacterias vivas contienen lactasa, la cual descompone parte de la lactosa durante el almacenamiento y también cuando se consume. Es, por así decirlo, un alimento predigerido.
En cualquier caso, también es posible comprar leche baja en lactosa, el cual ha sido pretratado con lactasa y están libres de lactosa en un 99 por ciento, o bien reemplazar la leche por una bebida de soja. No contiene lactosa y aporta la misma cantidad de calcio, proteínas, vitamina D y vitamina B12 que la leche. Eso sí, es importante asegurarse que no contenga azúcar, para evitar azúcares añadidos.
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