Revista Mía

Alimentarse bien para combatir la ansiedad

La ansiedad es uno de los trastornos más frecuentes en la sociedad y una buena alimentación ayuda mucho a reducirla.

Nervios, inquietud, pánico o preocupación son síntomas que se asocian a la ansiedad, entendida como la respuesta del organismo ante estímulos externos que el cerebro identifica como peligros o amenazas. A menudo se convierte en la indeseable compañera de día a día de muchísimas personas y las cifras se acrecientan en situaciones como este duro confinamiento que vivimos desde el pasado 14 de marzo, aliviado parcialmente con las fases de desescalada.

En este sentido, ya se ha elaborado el primer estudio que evalúa la salud mental de los españoles y lo firman los profesores de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense, Alfredo Rodríguez Muñoz, Mirko Antino, y Paula Ruíz-Zorrilla, en alianza con Ana Sanz-Vergel, de la Universidad de East Anglia (Inglaterra). Esta investigación ha concluido que trastornos como depresión, estrés, insomnio y ansiedad han crecido exponencialmente en la población estos meses de cuarentena: "Tener síntomas de este tipo ante acontecimientos traumáticos es completamente normal, y la mayoría de las personas dejarán de experimentarlos una vez concluya esta situación. Sin embargo, hemos observado que un alto porcentaje de personas se encuentran en niveles de riesgo", informan los expertos.

Combatir un cuadro de ansiedad es posible y aunque a veces se necesite ayuda especializada, hay cosas que podemos hacer por nosotras mismas. He aquí donde la alimentación adquiere una importancia capital porque están íntimamente relacionadas. Al fin y al cabo, comer es un acto emotivo y, seguramente, habrás escuchado aquello de “somos lo que comemos”. Los nutrientes que llevamos a nuestro cuerpo juegan un papel relevante a nivel corporal, pero también mental. Una mala dieta podría causar fatiga y malestar, sentimientos que están relacionados con los niveles de serotonina del cerebro y que podrían derivar en ansiedad.

El magnesio es uno de los mejores aliados. ¿Dónde podemos encontrarlo? En alimentos tales como el pan y cereales integrales, las pipas de girasol, frutos secos naturales, quinoa, avena, tofu, espinacas y en el chocolate puro 99%. Este último reduce el cortisol, la hormona del estrés que genera ansiedad. El ácido fólico de los espárragos, los antioxidantes naturales de los frutos rojos (frambuesas, moras, arándanos) o la vitamina B de huevos, carne de cerdo y cítricos son también muy aconsejables.

Los estudios relacionados con la relación ansiedad-alimentación arrojan datos muy potables. Por ejemplo, la Universidad Estatal de Ohio concluyó que el consumo de pescado graso (salmón) puede ayudar a reducir hasta en un 20% la ansiedad, dado su alto nivel de omega 3. Científicos de distintos hospitales universitarios de Japón, Corea y Taiwán también comprobaron que estas grasas saludables mejoraban la capacidad antiinflamatoria y neuroprotectora del organismo.

El triptófano es un aminoácido esencial que ayuda al cuerpo a generar sus propias proteínas. ¿Cómo? Aumentando la serotonina (hormona que regula el estado de ánimo y ejerce de neurotransmisora) para calmar el estrés, la depresión o la ansiedad. La buena noticia es que comerlo es más fácil que explicarlo ya que se puede encontrar en alimentos como pavo, pollo, piña, plátanos, salmón, atún, semillas y nueces.

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