Glucomanano: estas son las propiedades del complemento alimenticio más famoso para perder peso
¿Has oído hablar de este compuesto alguna vez? Te contamos los beneficios (e inconvenientes) de su uso en dietas para bajar de peso.
¿Alguna vez has oído hablar del glucomanano? Este compuesto es el protagonista de muchas dietas de adelgazamiento, así que si alguna vez has intentado perder de peso, es más que probable que te hayas cruzado con él. ¡Cada vez es más famoso!
El glucomanano está catalogado, según la Unión Europea, como un complemento alimenticio. No es un alimento ni tampoco un medicamento: es una fibra -o un polisacárido, para ser más exactos- altamente hidratable, que se hincha cuando se moja con agua y que se convierte en una pasta viscosa que puede doblar su tamaño original. Y aquí radica su efectividad para hacer bajar de peso a quien lo consuma: no contiene calorías, pero como se hincha en el estómago mezclado con el resto de la comida, es tremendamente saciante y reduce el hambre.
El glucomanano se obtiene normalmente de una planta asiática conocida como konjac. Se suele comercializar en forma de pasta -que tan solo aporta unas 20 calorías por ración y que se cocina prácticamente igual que la pasta tradicional- y en forma de pastillas. En este caso, se toman entre 2 y 3 gramos de este suplemento al día, media hora antes de la comida, con agua.
Según diversos estudios, el glucomanano puede ayudar a reducir el estreñimiento y a favorecer el control glucémico, como cualquier otra fibra, al ser procesado lentamente y al reducir la sensación de hambre y la ingesta de azúcares y carbohidratos largos. Así mismo, este polisacárido también puede contribuir al mantenimiento de unos niveles normales de colesterol en la sangre.
¿Y el lado negativo?
A corto plazo, el glucomanano es inocuo. A largo plazo -sobre todo si se busca perder peso- conviene no abusar de él. Es importante recordar que esta fibra no aporta ningún nutriente -solo sacia y reduce el hambre, sin tener siquiera sabor- por lo que no conviene acompañarlo de otras comidas más calóricas “para compensar sus deficiencias” o convertirlo, por el contrario y por obsesión, en el ingrediente principal de la dieta.
Otro de los problemas más destacados del glucomanano es uno propio de todas las fibras. Como el resto de ellas, tiende a arrastrar el alimento una vez digerido, reduciendo el tiempo que tarda en pasar por el intestino y al mismo tiempo, la asimilación de nutrientes como las vitaminas liposolubles (E, A, D, K). A la larga, por ello, su consumo excesivo puede provocar algunos problemas de malnutrición