¿Es posible combinar una dieta baja en grasas y una baja en carbohidratos con una alimentación saludable?
Profundizamos en la compatibilidad de ambas para conocer si encajan bien.
Carbohidratos, grasas y proteínas. Estos son los tres macronutrientes básicos para la alimentación del ser humano.
Mucha gente cree que su salud depende, por ejemplo, de reducir las grasas al máximo, pero no sabe que hay grasas tan buenas como necesarias para el organismo. Otros creen que la clave está en jugar con el equilibrio de los tres grupos de nutrientes, y es precisamente en una de estas combinaciones en las que vamos a profundizar a continuación: ¿son compatibles las dietas bajas en grasas y en carbohidratos con el concepto “ saludable”?
Como todo balance, salvo que se deje de comer, cosa nada recomendable, si se reduce la ingesta de grasas y carbohidratos, se disparará la de proteínas. Y este tipo de dietas no son precisamente saludables porque pueden servir para perder peso a corto plazo pero implica que la persona que coma de este modo se prive de alimentos y nutrientes necesarios para su salud.
Así lo dicen los expertos en alimentación, que siempre abogan por dietas variadas y ricas en productos frescos como las frutas, y las verduras, además de las legumbres, los frutos secos, el pescado o la carne blanca. La prioridad son los ingredientes saludables, con mayor predominio de lo vegetal, que no estar contando al detalle la ingesta de grasas y carbohidratos. Así, junto a una actividad física moderada y constante, la salud del organismo estará reforzada.
Evita confusiones
Lo que lleva a confusión a mucha gente, como en el caso de las grasas “buenas” o “malas” es que hay productos nada recomendables que son ricos precisamente en grasas o carbohidratos. Pero no se deben eliminar solo por eso, sino porque son perjudiciales para la salud por distintos motivos relacionados con su composición, entre ellos ese. Es el caso de los ultraprocesados. Es decir, el problema reside, sobre todo, en lo que muchas personas que comen mal consideran una “dieta baja en grasas y carbohidratos”. Si esto significa no comer fritos, bollería industrial o no tomar apenas fruta, entonces con esa vara de medir la dieta mediterránea sí es una dieta baja en grasas y carbohidratos. Es fundamental, por lo tanto, no perder la perspectiva.
A partir de esta generalización, y teniendo en cuenta que una dieta saludable es aquella que no restringe alimentos de los considerados saludables, cada persona y sus circunstancias son un mundo, por lo que si el objetivo que se quiere alcanzar con la dieta es muy concreto o hay recomendaciones médicas que obligan a que la dieta sea de una determinada manera, estos parámetros pueden ser modificados de forma específica. Para ello, en cualquier caso, hay que ponerse en manos de un especialista en nutrición porque la alimentación es salud y con la salud no se juega.