Jamón y embarazo, ¿es verdad que ahora sí se puede tomar?
Ya no es tajante la opinión científica sobre que no se pueda tomar crudo durante el embarazo, pero hay matices que conviene conocer.
Hasta hace no mucho no tiempo pocas mujeres embarazadas se hubieran atrevido a preguntar si podían comer jamón durante el embarazo porque ya llevarían la respuesta aprendida de casa: no. Y no había debate al respecto.
Sin embargo, en la última década la opinión científica al respecto ha cambiado de la mano de nuevos estudios que han puesto en duda que su ingesta sea peligrosa en relación al parásito toxoplasma, el que genera la toxoplasmosis, peligrosa tanto para la gestante como para el desarrollo del feto. Este era el motivo por el cual se desaconsejaba totalmente incluir el jamón serrano o ibérico en la dieta de una mujer embarazada.
¿Qué dice la ciencia?
La realidad es que actualmente ya no se puede hablar de forma tajante al respecto. Es más, hay estudios científicos serios como el elaborado por el Centro Tecnológico Agroalimentario (CICAP) que concluye que el jamón es seguro siempre y cuando tenga al menos 18 meses de curación. Hay más que apuntan en la misma dirección, y por eso la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) no muestra una opinión tajante sobre este tema. Según reconoce en su página web, hay estudios prometedores que vinculan precisamente la seguridad del jamón a su curación, ampliando el mínimo, eso sí, hasta los dos años en vez de a las 18 meses.
Hay que tener en cuenta que el ibérico, en cualquier caso, debe tener al menos esos 24 meses de curación, de ahí que muchos expertos hablen de “jamón bueno” para que las embarazadas entiendan cuál sí les dejan tomar y cuál deben evitar. La otra opción para poder consumir jamón de cualquier tipo es cocinarlo, por supuesto, o bien congelarlo, pero hay que tener en cuenta un detalle fundamental del que alerta también la SEGO: debe pasar 48 horas congelado al menos a 20 grados bajo cero, un dato a tener en cuenta porque los congeladores caseros suelen rondar los 18 bajo cero.
De todos modos, en estos casos, y menos ante una situación en la que la evidencia científica empieza a caminar en otra dirección sobre esta cuestión, la última palabra siempre la debe tener el ginecólogo que lleve tu embarazo, así que te recomendamos hacer la consulta al comienzo del embarazo para que te informe de primera mano y te indique cuál es su opinión formada al respecto. Además, él mejor que nadie para hacerlo porque esta es una cuestión que está en pleno desarrollo y por lo tanto puede cambiar.