Crononutición: comer según nuestro reloj biológico ayuda a no engordar
Nuestro reloj biológico pesa o mejor dicho: comer en base a él ayuda a no engordar y mantener el peso. Descubre todos los detalles.
El reloj que llevas en la muñeca te despierta, te ayuda a llegar a tiempo al trabajo o a cumplir con las tareas del día a día. Algo similar ocurre con el reloj biológico, el interno, que está situado en el cerebro, cerca del hipotálamo y se encarga de regular funciones corporales, ligado a los ritmos circadianos. La crononutrición consiste en alimentarse teniendo en cuenta ese reloj interno y esto puede ayudar a no engordar.
- ¿Qué son los ritmos circadianos?
“Una serie de modificaciones que se producen todos los días propiciadas por cambios en la luz (día/noche) o por un determinado estado (trabajo/reposo)”, explica la doctora Mercedes Quintillà (Barcelona). Estos estímulos ofrecen información a las células sobre en qué momento nos encontramos y piden al organismo que secrete ciertas sustancias para lograr la sincronización y la correcta asimilación de los nutrientes que consumimos. Si no comemos en consonancia con este ritmo, lo más probable es que engordemos.
- Cómo ir al compás
Mediante la crononutrición, una forma de alimentación acorde con los ritmos biológicos. Es decir, que tiene en cuenta las distintas necesidades del organismo en función de la hora del día y diferencia dos franjas horarias con unas necesidades específicas cada una: “De 5 a. m. a 5 p. m., hay que generar energía para afrontar la actividad física y mental y de 5 p. m. a 5 a. m., es la fase temporal en la que hay una mayor reparación y regeneración celular”.
- El menú cronológico
Una vez identificadas las fases, hay que saber qué tomar a lo largo de la jornada. A primera hora del día, el organismo segrega tres sustancias: insulina, hormona que regula la cantidad de glucosa en sangre y que es necesaria para el trabajo de los órganos; lipasas, enzimas que descomponen las moléculas grasas, y proteasas, destinadas a metabolizar las proteínas. “Por eso, el desayuno debe incluir macronutrientes energéticos (grasa, hidratos y proteínas)”. ¿A media mañana? “Suele producirse una bajada de glucosa: toma una fruta, aporta azúcar”. Al mediodía se segregan proteasas y amilasas, que cuidan las reservas proteínicas. Es momento de hacer una comida equilibrada con proteínas, hortalizas y féculas. A media tarde se segrega insulina, que produce sensación de cansancio. “Compensa este efecto con una fruta o con una pequeña porción de chocolate negro (70 % de cacao). ¿Al final de día? Apenas hay secreciones, con lo que la asimilación de los alimentos se ralentiza. “Toma una cena ligera con proteínas (carne blanca o pescado) y verduras y espera a hacer la digestión (unas 2 horas) para irte a la cama”.
Cómo ayuda la crononutrición a controlar tu peso
Al elegir el momento óptimo del día para realizar la ingesta, permites que los alimentos se asimilen y no queden almacenados, provocando un aumento de peso. En segundo lugar, evitas los desequilibrios que propician el sobrepeso. “Se ha comprobado que la falta de magnesio está relacionada con la obesidad abdominal, que el déficit de hierro produce bajones (por lo que puede llevarnos a picar entre horas) o que una carencia de serotonina aumenta las ganas de ingerir azúcar cuando el día se termina”. Además es una pauta nutricional para toda la vida. “En ella no hay alimentos prohibidos ni se prima el consumo de algunos sobre el resto, así no genera frustración ni sensación de hambre y se puede incorporar como hábito saludable sin esfuerzo alguno”.
- Neuromediadores
En algunos casos, y siempre bajo prescripción médica, hay que complementar este planteamiento nutricional con neuromoduladores (dopamina, noradrenalina, serotonina o melanina) que maximizan los resultados. “Estas sustancias tienen un papel importante en la regulación de ciertos parámetros (disminución de las tendencias compulsivas a la hora de comer, el relax o el sueño)”, explica la experta.