Revista Mía

Consejos para retomar los buenos hábitos tras los excesos del verano

Ocho consejos, todos ellos de sencilla aplicación, son los que compartimos contigo a continuación para ayudarte a volver a una rutina alimentaria saludable.

Septiembre es tiempo de recuperar las rutinas que durante el verano, por distintos motivos, se han difuminado o perdido por completo, que es lo que pasa en muchos hogares con los hábitos alimentarios.
Los dulces pasan de ser excepcionales a habituales, los horarios se descontrolan, también las cantidades y el equilibrio de los menús y, por si fuera poco, se aumenta el porcentaje de las comidas fuera de casa porque el ocio también se dispara.
No se trata de alarmarnos al respecto pero sí es importante asumir que durante el verano se cometen excesos que por nuestro bienestar y  nuestra salud y la del resto de los miembros de la unidad familiar pueden durar para siempre.
Con estos ocho consejos te resultará más sencillo recuperar la senda de la alimentación saludable y los hábitos recomendables por los especialistas:
  1. Nada de dietas milagro: este primero no es un cambio, sino una advertencia de justo lo contrario. Son muchas las personas que siguen recurriendo al atajo de las dietas milagro para perder peso al final del verano y el error es grave porque a la larga no son efectivas y porque además pueden estar poniendo en peligro su salud. No todo vale a cambio de adelgazar.
  2. Retomar la costumbre del menú semanal: es uno de los hábitos que cuesta menos trabajo y que resulta muy eficaz para comer de manera saludable. Es, de hecho, el primer paso para alimentarse de forma variada, y es además una magnífica herramienta para estimular el interés por la cocina en casa.
  3. Contención a la hora de hacer la compra: aunque ya sabes perfectamente que la mejor manera de no comer lo que no debes es no tenerlo en casa, es complicado evitar la tentación. No es garantía de que consigas no meter en el carro esos dulces o productos malsanos que en verano se cuelan en casa más de la cuenta, pero si haces la compra sin hambre y te propones evitar los pasillos tentadores tendrás mucho ganado para recuperar tus hábitos saludables tras el verano. Ya sabes, cuanto menos plástico y cartón en el carro de la compra, mejor para ti.
  4. Evitar los dispositivos electrónicos: este consejo es fundamental si hay niños en casa pero vale para todos, también para los adultos. No es recomendable comer viendo la tele o con la tablet o el móvil en la mano porque, entre una larga lista de inconvenientes, está demostrado que se controla menos la cantidad de comida que se ingiere.
  5. Comer en compañía: crear un ambiente saludable a la hora de comer ayuda a recuperar los hábitos de alimentación saludables. Es el caso de comer en familia siempre que se pueda. Parece que no tiene sentido que esto ayude a comer mejor, pero es así, especialmente en el caso de los peques, a los que así podemos servir de ejemplo.
  6. Horario de invierno: también está demostrado que cenar y comer tarde, costumbres muy españolas, no son precisamente aliados de la alimentación saludable. La entrada en el otoño te permite recuperar un horario más europeo, donde la comida se acerque a las 2 de la tarde, incluso antes, y la cena gire en torno a las 8 de la tarde. De esta forma, incluso si te acuestas pronto lo harás con la digestión muy avanzada, menos pesada. Además, tendrás menos hambre que si dejas pasar más tiempo hasta la cena.
  7. Técnicas de cocción: una de las mejores maneras de avanzar hacia una alimentación saludable es limitar los fritos y apostar por cocinar con técnicas saludables, como es el caso del vapor, la cocción o el horno. En todos los casos estas alternativas son más saludables para preparar la comida.
  8. Plantéate pequeños retos: septiembre, como tiempo de propósitos que es, te invita a plantearte pequeños cambios en forma de retos en tu dieta para comer de manera más saludable. Por ejemplo, incluir una pieza de fruta en el desayuno, frutos secos a modo de snack o yogur natural en la merienda. También cereales integrales sin azúcares añadidos en vez de los típicos del desayuno que son de todo menos saludables.  
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