Cómo facilitar las digestiones a tu cuerpo
¿Sabías que a tu cuerpo le cuesta más digerir algunos alimentos que otros? Hoy te enseñamos cómo puedes ponerle más fácil a tu cuerpo el proceso de digestión.
La digestión es uno de los procesos más habituales y, a la vez, complejos para nuestro cuerpo. Este ciclo es esencial para mantenernos vivos, ya que mediante él nuestro organismo extrae los nutrientes que necesita para realizar sus funciones.
De la digestión se ha hablado mucho, y a su alrededor hay muchos mitos y verdades: desde la clásica advertencia de un corte de digestión, hasta las digestiones pesadas o las comidas indigestas. Y es que la digestión se limita para nada al estómago: se trata de un proceso que comienza desde que introducimos los alimentos en nuestra boca, ya que desde este momento estamos transformando los alimentos en nutrientes esenciales.
Una de las muchas peculiaridades de este proceso es que no hay dos digestiones iguales: todo dependerá del tipo de alimento que consumimos, de nuestro ritmo metabólico e incluso del momento del día en el que nos encontremos. Por eso, no hay una regla exacta que nos sirva para definir los procesos de digestión. Aunque una regla de oro que puedes tener en cuenta es que tu cuerpo digerirá de manera más sencilla los alimentos líquidos que los sólidos. Por tanto, si quieres evitar una digestión demasiado pesada, opta por los líquidos.
Pero, evidentemente, no podemos basar toda nuestra alimentación en alimentos líquidos, puesto que no sería saludable. Y por eso, una digestión habitual que incluya tanto alimentos líquidos como sólidos suele ocupar en torno a siete u ocho horas. Pero, como hemos mencionado anteriormente, el tipo de alimentos que consumimos tiene mucho que decir en cuanto al tiempo que tardaremos en realizar la digestión. Si nuestra comida se ha compuesto mayoritariamente de hidratos de carbono, entonces el tiempo que tardaremos en realizar la digestión es bastante menor: en aproximadamente dos horas ya es posible que hayamos finalizado el proceso.
En cambio, si en nuestra comida las grasas son las protagonistas, el tiempo que tardamos en realizar la digestión aumentará considerablemente y puede durar hasta cuatro horas o incluso superar este tiempo. Por tanto, si quieres echarle un cable a tu organismo con el proceso digestivo, lo más recomendable es que evites las grasas y que optes por los hidratos. Si estos son complejos, mucho mejor, ya que aumentarán tu sensación de saciedad durante más horas.
Los baños de agua fría después de comer son otra de las cosas que deberías plantearte evitar si quieres que tus digestiones sean sencillas y ligeras. Seguro que no es la primera vez que escuchas esta recomendación, y es que cuando realizamos la digestión, nuestra sangre se va a diferentes órganos de nuestro cuerpo para impulsarlos. Si en medio de este proceso sumergimos repentinamente nuestro cuerpo en agua muy fría, provocaremos que nuestras arterias y capilares se encojan como respuesta a este estímulo. De esta manera, mucha de la sangre que estaba destinada al proceso de digestión acabará por redistribuirse por nuestro cuerpo y muchos órganos quedarán desabastecidos. Es aquí donde pueden producirse los famosos cortes de digestión, con síntomas como escalofríos, náuseas y mareos.
Por tanto, para hacerle más fácil a tu cuerpo el proceso de digestión, procura acompañar tus comidas con abundante líquido, evita las grasas y mastica bien los alimentos para facilitar la elaboración del bolo alimenticio. De esta manera, contribuirás a la salud de tu estómago y a la de todo tu cuerpo, ya que aprovecharás al máximo los nutrientes que tomas.