Beber vinagre, la famosa técnica para adelgazar a examen por un experto
Cada cierto tiempo se vuelve a poner de moda la idea de que beber vinagre resulta efectivo para adelgazar. Pero, ¿realmente es así? ¿Tiene algún riesgo beber vinagre con este fin o de manera frecuente? Te lo contamos en este artículo.
Existen miles de supuestos remedios para adelgazar. Podemos verlos a diario en revistas, programas de televisión, redes sociales, páginas web, etc. Uno de los más recurrentes es el que promueve el consumo de vinagre, una recomendación que se pone de moda cada cierto tiempo como supuesta solución infalible para perder peso. Es algo que se dice especialmente sobre el vinagre de manzana. Pero ¿hay algo de cierto en ello? Veamos.
¿Qué es el vinagre?
Como mucha gente sabe, el vinagre es un producto que se puede obtener a partir de la fermentación de diferentes bebidas alcohólicas. Sin duda, el más consumido en nuestro entorno es el vinagre de vino, que se obtiene a partir de la fermentación acética de esa bebida. Pero también es común el vinagre de manzana, que se obtiene a partir de la fermentación de la sidra. Existen otros tipos, como el de arroz, que se obtiene a partir de la fermentación de ese cereal, aunque su consumo es mucho más habitual en otros países.
Como ya hemos señalado, el que más nos interesa en este caso es el vinagre de manzana porque es el que se suele promocionar como remedio para adelgazar.
¿De dónde viene esa recomendación?
El vinagre siembre se ha utilizado con pretendidos usos terapéuticos o curativos para diferentes fines, por ejemplo, para tratar infecciones, pero siempre con más base en la tradición y la superstición que en la ciencia, porque en realidad no es efectivo para el tratamiento de enfermedades. ¿Pero qué ocurre con sus supuestas propiedades adelgazantes?
Hay estudios que sugieren que el ácido acético, que es el principal compuesto del vinagre, puede prevenir la acumulación de grasa, pero solo se ha investigado en ratones de laboratorio. Por otra parte, también hay estudios en humanos en los que se investiga el efecto del consumo regular de vinagre o de vinagre de manzana sobre el peso, llegando a la conclusión de que puede tener cierta efectividad para la pérdida de peso. Sin embargo, se trata de estudios muy pequeños, con un reducido número de sujetos y sobre los que hay que considerar algunos matices. Por ejemplo, en uno de ellos la pérdida de peso se producía porque el consumo de vinagre causaba náuseas a las personas que lo consumían, lo que les hacía perder el apetito.
En definitiva, si consideramos el conjunto de las evidencias científicas y tenemos en cuenta todos los estudios sobre el tema, no hay pruebas suficientes que nos permitan afirmar que el vinagre es efectivo para perder peso. O dicho de otro modo, no hay fundamento para decir que el vinagre adelgaza.
No hay fundamento para decir que el vinagre adelgaza
¿Y si probamos por si acaso?
Después de esto que acabamos de señalar es probable que pienses que, como la respuesta anterior no parece muy contundente, podríamos probar a tomar vinagre, por si acaso tiene algún efecto adelgazante. Pero no es buena idea. Lo primero, es que, como ya hemos señalado, no hay fundamento para pensar que adelgaza. Y lo segundo es que hay que considerar algunas advertencias sobre el consumo regular o abusivo de vinagre, tal y como señala la Escuela Médica de la Universidad de Harvard.
Una de las cuestiones importantes a tener en cuenta es que el vinagre es un alimento muy ácido, dado que está compuesto principalmente por ácido acético, así que puede dañar el esmalte de los dientes.
Además, su consumo habitual puede tener interacciones con algunos medicamentos, especialmente con los diuréticos que se toman para tratar la hipertensión, ya que puede agravar la situación en casos de niveles bajos de potasio.
Por último, el vinagre puede alterar los niveles de insulina, así que las personas con diabetes deben tener especial precaución.
¿Qué hacemos entonces?
Si pensamos que necesitamos perder peso, debemos saber que a día de hoy no existen remedios milagrosos: ni alimentos, ni medicamentos, ni técnicas o rituales de ningún tipo. Lo recomendable en estos casos es acudir a un profesional sanitario, concretamente a un dietista-nutricionista, que es el profesional de referencia en estos casos. Eso sí, debemos asegurarnos de que es un profesional de verdad, titulado y riguroso.