No es imposible. Eso sí, hay que armarse de astucia y voluntad. El premio es lo mejor: pesarse el 7 de enero y que la báscula marque la misma cifra que ahora.
La Navidad es una época complicada para mantenernos en nuestro peso. Tenemos infinidad de comidas y cenas familiares, de trabajo y con amigos, y es muy difícil no pasarse ni caer en tentaciones.
El principal problema de las comidas navideñas es que son copiosas y muy variadas (varios entrantes, platos y postres). Además, cada vez se empieza a celebrar antes y los excesos llegan antes, claro.
Aunque los platos navideños típicos no son muy calóricos (marisco, pavo, besugo), el problema está en los aperitivos y las bebidas con alcohol, cargadas de calorías vacías. También, cómo no, en los dulces navideños, repletos de azúcar, harinas y demás ingredientes insanos.
A la hora de enfrentarnos a una de estas comidas, lo ideal sería seleccionar qué es lo que nos gusta más y centrarnos en ese plato, olvidándonos de los postres y los dulces, si somos capaces. Y es que un aparentemente inofensivo polvorón tiene más de 100 calorías, ahí como lo lees.
La idea no es pasarse renunciando a comer cosas que nos apetecen o vivir a base de compensar, el truco para mantener el peso es llevar un estilo de vida saludable, es decir, comer bien y hacer ejercicio, durante los días que no haya comidas o cenas y pensar que, en realidad, las comidas o cenas festivas son entre 5 y 10 en total. Lo que no podemos hacer es tener la bandeja de dulces navideños desde mediados de noviembre y comer todos los días varios de ellos, por ejemplo.
También en Navidad solemos estar de vacaciones, dormimos más y hacemos menos deporte. Lo ideal es aprovechar ese tiempo libre para mantenerse activos, hacer ejercicio, salir a pasear... en definitiva, moverse más de lo habitual.
En esta galería te damos unos trucos para no engordar en Navidad, pero no los interpretes como una invitación al aburrimiento o a la abstinencia. El 7 de enero es la fecha fatídica en la que la mayor parte de la población española va a pesarse y pesa entre 2 y 4 kilos más. No son cálculos aproximados. Lo dice la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, que alerta además de que el período navideño ya no se limita solo a las fechas señaladas y comienza mucho antes, en cuanto las cadenas de alimentación colocan los productos navideños en sus estanterías. ¡Sigue nuestros consejos y sal de las estadísticas!
No tomes postre (al menos no en todas las comidas)
El postre puede condensar hasta el 50 % de las calorías que ingerimos en total. Olvídate de él por unas semanas. Por lo general, a no ser que te limites a una pieza de fruta, los postres son bombas calóricas innecesarias. Si flaqueas, abandona la mesa con cualquier excusa antes de ese momento.
Sírvete raciones pequeñas
Los restaurantes gastrominimalistas nos hacen un gran favor. Tomar la comida en platos pequeños y evitar repetir supone un ahorro del 30 % del consumo calórico habitual. La misma regla sirve para los líquidos. No llenes del todo los vasos (salvo que se trate de agua) y reduce la cantidad. “Mojarse los labios” será más que suficiente en las fechas señaladas.
Cuidado con las bombas calóricas navideñas
Las apariencias engañan. Ten en cuenta que no necesitas más de 1.800 - 2.000 calorías diarias y decide si te compensa.Roscón de Reyes. Una porción generosa esconde 300 calorías. Quitando las frutas escarchadas, se puede rebajar.Polvorón. Es la ‘bomba’ calórica por excelencia. Con 188 calorías por unidad y un elevado contenido (55%) de hidratos de carbono malos.Mazapán. Una unidad únicamente tiene 38 calorías. Pero ¿puedes comer solo uno? Un cóctel explosivo de azúcar y almendras.Turrón duro. Una tableta de turrón tiene 1.545 calorías. Las almendras disparan su valor energético, y un tercio de su composición es grasa.
Controla el consumo de pan
Si durante estas fechas eres capaz de prescindir del pan, te estarás ahorrando un montón de calorías. Y de paso evitarás la tentación de mojar en las salsas.
Bebe agua antes de comer
Beber agua es un buen truco si estás obligada a comer a diario fuera de casa. Lo ideal es beber dos vasos tres minutos antes de comer. Te hidratarás y llegarás a la mesa con la impresión de estar saciada.
Come despacio
No engullas la comida y mastica despacio cada bocado. 40 veces es lo que mandan los budistas. Comer despacio facilita la digestión; así comerás menos.
Pésate una vez por semana
Lo ideal es pesarse una vez en semana para ir viendo cómo va el peso. No sirve de nada hacerlo a diario porque puedes llegar a ver oscilaciones de más de un kilo de un día a otro. La ropa es también un buen indicativo para saber si las comidas y cenas festivas están pasando factura.
Ojo con lo light
Según la normativa española, para que pueda considerarse como tal tiene que tener un 30 % menos de calorías que el alimento original o de referencia. Eso sí, aunque es light no se puede abusar. Y otro apunte más, muchos productos light compensan el bajo contenido en grasa subiendo el nivel de azúcar (para que no resultan tan insípido) algo que no te interesa. Tampoco que sacien menos porque tendrás hambre antes.
No piques entre horas
Y más ahora. En estas fechas los picoteos no se basan precisamente en frutas y verduras. Embutidos, dulces, turrones y grasas son los que ahora nos llaman desde la encimera.
Come bien el resto de comidas
No es cuestión de matarse de hambre entre una comida y otra, pero sí de llevar un estilo de vida saludable. No se trata de compensar, se trata de comer bien y de moverse.
Haz un poco de ejercicio extra
Está claro que vas a comer más de la cuenta pero lo puedes compensar quemando al menos 200 calorías diarias extra con alguna actividad. Una carrera de 20 minutos, media hora de baile, una hora de caminata… Aunque no te lo apetezca, no hay nada más peligroso que echarse a dormir en el sofá después de una comilona.
¿Alcohol? Lo menos posible
Además de las fechas señaladas y los brindis familiares, están las citas con los amigos o las cenas de trabajo. Durante las Navidades, el consumo de alcohol puede llegar a triplicarse. Resérvate para los brindis obligados e intenta quitarte las consumiciones ‘tontas’. Dos datos: cuatro cervezas suponen 500 calorías y un whisky combinado tiene 350.
Ve al supermercado con el estómago lleno
El hambre es el peor consejero a la hora de hacer la compra. Coger el carrito con el estómago lleno es la única manera de no ceder a los caprichos navideños con los que nos tientan los supermercados. Así, solo comprarás lo estrictamente necesario.
Limita el azúcar en el café
Bastante dulce extra vas a tomar ya a través del turrón de chocolate y compañía. Por lo menos, a la hora de endulzar el café o las infusiones echa lo menos posible o atrévete a tomarlos sin nada.
Esconde y evita las tentaciones
No coloques la fuente con los turrones, mazapanes y peladillas en la mesa de centro del salón o sobre la encimera de la cocina. Cuanto más lejos de tu vista, mejor. Y si son los invitados los que se encargan de traer las almendras garrapiñadas, mejor aún.
Ten en mente las calorías extra
¿Eres consciente de las calorías extra que tu organismo debe acumular en forma de grasa? Solo en la cena; apunta: un puñadito de almendras (64), dos cervecitas (250) y 20 g de lomo ibérico (32) y jamón serrano (59) con pan (45). Los langostinos (115) con mayonesa (240, a razón de 80 calorías por cucharada), el pavo en salsa (487), otra dosis de pan (45), dos copas de vino (115) y la tarta helada (240). Un total de 1.672 calorías.
Toma proteínas
Evita sobre todo los hidratos simples, los canapés con pan u hojaldres, los rebozados o la tortilla de patata. Lánzate hacia la bandeja de jamón serrano, la de langostinos o la de quesos. Y si en la comida intentas tomar proteínas y prescindir del pan y los dulces, mucho mejor.
Entre los eventos, come muy sano
Los días que no haya eventos trata de comer lo más sano y equilibrado posible. Evita azúcares y alimentos ricos en harinas refinadas e intenta comer frutas, verduras y proteínas magras como alimentos principales. ¡Lo notarás!
Aprende a decir 'no'
¿Estás cansada de salidas que se saldan con medio kilo extra? ¿Por qué no juntas en una comida a todos tus amigos: los de la facultad, los del barrio, los del trabajo? Si esta opción tampoco te apetece, puedes decir ‘no’ a las comidas de trabajo, e incluso a citas familiares ineludibles. Tú decides.