Ideas fáciles para cocinar de manera saludable (y deliciosa)
Cuidarnos y aprender a comer es uno de los retos más deseados. Por eso, te proponemos estos trucos para que hagas tus platos aún más saludables y para chuparse los dedos.
El cuerpo humano es una gran máquina que necesita energía para poder enfrentar el día a día. La fuerza que se requiere se encuentra concentrada en los alimentos que ingerimos. Para disfrutar y aprovechar cada alimento, hace falta conocer los mejores consejos de cocina e implementarlos cada día en nuestra rutina.
Aunque al principio puede parecer una lata eso de comer más saludable es por la errónea creencia de que comer sano es ingerir pocas e insípidas raciones. Y no, si pretendes empezar a comer saludable o adelgazar un poco, no es recomendable comer solo cuatro verduritas mal hechas. Al contrario, es recomendable:
Cocinar más en casa, es la mejor manera de saber lo que comemos.
Introducir poco a poco pequeños cambios, como cambiar las tostadas con mantequilla por otras con un poco de aceite de oliva virgen y tomate.
No debes agobiarte y contar todas las calorías que ingieres. Solo necesitas llevar una dieta variada, procurando comer más alimentos frescos e intentando evitar los alimentos procesados. Incluso, debemos darnos un capricho de vez en cuando para ayudarnos a mantener la motivación.
Piensa en cómo te sientes después de comer, notarás que comiendo más saludable tienes más ganas y energía de comerte el mundo.
Por último, pero no menos importante, debes beber más agua. Hidratar nuestro cuerpo es el engranaje perfecto para que todo funcione bien.
Afortunadamente, aprender unos pequeños trucos de cocina pueden ayudarnos a ponernos en marcha para empezar a hacernos comidas rápidas, sencillas y saludables. La comida hecha en casa, sin duda, ayuda a mantener las pautas alimenticias y a ahorrar algo de dinero.
Si vas a preparar comida casera, es probable que consigas resultados significativamente más saludables que lo que te puedes encontrar en un plato de restaurante. Cocinar en casa es una de las formas más fáciles de reducir calorías, incluso si estás preparando una comida abundante como hamburguesas con queso o pasta. Además, ofrece el beneficio de ajustar las recetas a las necesidades y preferencias del consumidor.
Si estás buscando aún más formas de hacer que tu cocina sea más saludable y conveniente, sigue los siguientes trucos. Estos son algunos de nuestros favoritos.
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Cocina tu cena en el horno
Freír y saltear son las dos formas de cocinar más populares, pero si no tienes cuidado, ese método puede llenar tus platos de aceite innecesario. Una manera fácil de controlar la cantidad de aceite que estás usando es hacer todo al horno. Además, cocinarás todo de una vez, mancharás menos y limpiarás lo mínimo. Es ganar, ganar y ganar.
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Añade agua a tus salsas de bote
Aunque lo más recomendable es hacer nuestras propias salsas de manera casera, comprarlas en bote es más fácil para las comidas de entre semana. Muchas de ellas son bajas en calorías y están hechas con excelentes ingredientes naturales pero, a veces, es muy fácil derrochar su contenido. Para que esto no pase, te recomendamos que le eches un poco agua y agites... ¡te prometemos que ni lo notarás!
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Saltea las espinacas
La espinaca tiene fama de ser muy sensible al calor y de perder muchos de sus beneficios cuando se cocina. Si quieres aprovechar al máximo los nutrientes de esta verdura y no te gustan crudas, saltéalas rápidamente con ajos y disfrútalas mientras están calientes.
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Haz sándwiches con una sola tapa
Sabemos que los sándwiches y bocadillos son uno de los recursos favoritos para disfrutar de almuerzos o meriendas, e incluso, desayunos. Quitar una de esas rebanadas puede reducir algunas calorías de más en tu dieta. Te recomendamos que tuestes el pan y lo cubras con todos los ingredientes que desees. Delicioso.
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Hornea las patatas fritas
¿Sabías que las patatas son uno de los mejores saciantes? ¡Pues sí! Y además tienen una gran cantidad de nutrientes. Para evitar hacerlas fritas y que goteen grandes cantidades de aceite, te recomendamos que las cortes y las ases al horno con un poco de aceite, sal y pimienta. Conseguirás una guarnición crujiente sin exceso de aceite y calorías.
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Duplica las verduras
Comer sano no significa que tengas que alimentarte a base de platos aburridos. De hecho, puedes disfrutar de todos tus platos favoritos. El truco está en combinar las comidas con muchas verduras, así agregarás un montón de nutrientes y fibra que, además, te ayudará a sentirte más llena.
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Utiliza roux como base de tus platos
Los platos cubiertos de salsa pueden parecer una comida poco saludable, pero solo si los sumerges en crema y mantequilla. En su lugar, puedes hacer una salsa espesa y cremosa haciendo un roux para aligerarlo. Para hacer un roux, derrite la mantequilla y espolvorea un poco de harina, bate hasta que se combine, luego vierte lentamente la leche hasta que la salsa espese. Agrega un poco de queso y ¡listo! La salsa perfecta.
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Complementa con verduras
El control de las porciones es clave para cocinar comidas saludables, pero sabemos que puede ser difícil. Una manera fácil de control de cantidades es llenar la mitad de tu plato con verduras y aliñarlo con un poco de aceite de oliva, sal y pimienta.
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Agrega semillas de chía
¿Sabías que las semillas de chía están cargadas de fibra? La fibra es uno de los mejores nutrientes para consumir en tus comidas, sobre todo en los alimentos del desayuno. Espolvorea chía en una rebanada de pan con mantequilla de cacahuete o en un yogurt o, incluso, puedes prepararte un pudin de semillas de chía.
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Haz granola casera
La granola no solo es carísima en las tiendas sino que la mayoría de las bolsas está cargada de azúcares añadidos. Puedes evitar ambos problemas haciéndola de forma casera y usarla como aderezo para el yogurt o cubriendo tu helado favorito.
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Cámbiate a los productos integrales
Otra forma fácil de incorporar fibra a tu dieta es intercambiar los carbohidratos habituales por productos integrales (o de trigo integral). Algunos de los cambios más sencillos son el pan, bollos, galletas, pasta, masa de pizza, etc.
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Haz mermelada casera baja en azúcares
La mermelada puede ser uno de los alimentos que más azúcar tengan, pero para controlarlo lo mejor es hacerla casera. Agrega 1/2 taza de bayas en una cacerola y caliéntala hasta que se deshagan ¡Ahí lo tienes! Un truco que funciona genial en platos con avena, tortitas o muffins.
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Harina de avena para todas tus recetas
La harina de avena está llena de nutrientes, incluida la fibra, ayuda a regular el tránsito intestinal y está altamente recomendada para reducir los niveles de colesterol malo. Para conseguirla sólo tendrás que triturar en la batidora, molinillo eléctrico o robot de cocina la cantidad de avena que necesites. Sencillo ¿verdad?
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Congela la fruta y la col rizada para hacer batidos
¿Sueles comprar fruta que luego se echa a perder? Antes de tener que deshacerte de ella ¡congélala para más tarde! Podrás hacerlo con todas las que quieras y utilizarlas para hacer batidos o smoothies deliciosos.
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Raya las almendras, no las utilices enteras
Las nueces son un excelente aderezo para todo tipo de platos, especialmente para ensaladas y gachas de avena. Pero si no tienes cuidado, las calorías pueden acumularse rápidamente. En su lugar, compra almendras y hazlas rodajas, podrás tener una opción crujiente sin superar las 100 calorías.
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Deja las pieles
¿Por qué pelar patatas, zanahorias o incluso manzanas cuando la piel te aporta una gran cantidad de nutrientes? A menos que la receta te pida que las peles, déjalas y disfruta de sus beneficios.
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Calienta los ajos en el microondas
Pelar el ajo es uno de los pasos más inconvenientes a la hora de hacer recetas con este ingrediente. Si bien puedes utilizar técnicas como agitarlo dentro de un frasco, una forma aún más rápida de pelarlos es calentarlos en el microondas. Coloca los dientes de ajo (con cáscara) en un tazón pequeño, cocina en el micro durante 7 segundos y conseguirás que se pelen nada más cogerlos. ¡Ojo, cuidado con quemarte!
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Agrega leche a los huevos revueltos
¡Los huevos revueltos y esponjosos son más fáciles de hacer de lo que piensas! Sin embargo, no es necesario ahogar los huevos en crema y queso para lograrlo. En su lugar, simplemente agrega un chorrito de leche con dos huevos rotos en un tazón, mezcla bien la mezcla y cocínalos como lo haces habitualmente.
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Espesa las salsas con agua de pasta
Si has hecho un roux que ha quedado más líquido de lo que esperabas o has agregado más harina de lo necesario, no te preocupes. Usa un poco de agua en la que has cocinado pasta. Cuando la pasta hierve en una olla, el almidón se libera en el agua y puedes usarla fácilmente como espesante natural.
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Cocina las gambas con piel
Lo último que probablemente quieras comer son gambas secas, especialmente después de pagar un gran precio por ellas. Para que esto no pase, asegúrate de comprar gambas con cáscara y cocínalas en una rica salsa de conchas. Cocinarlas con cáscaras te ayudarán a capturar todo ese sabor que tienen y hará que la gamba salga más suave y jugosa.
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Deja reposar la masa de tortitas
La mayoría de las recetas de tortitas o panqueques requieren que pongas levadura, un truco clave para hacerlos esponjosos y con textura. Sin embargo, si no dejas reposar la masa un poco, no le darás tiempo a la levadura para que se asiente y conseguirás uno resultado plano y soso. Por eso, te recomendamos dejarla reposar durante por lo menos 15 minutos.