¿Has cogido un par de kilos últimamente sin darte cuenta? Siempre estamos indagando en la búsqueda de nuevas formas para no contar calorías a la hora de comer lo que más nos gusta o pasar más tiempo en el gimnasio. Pero no te comas demasiado la cabeza, ya que para no engordar y mantener nuestro peso, a veces basta con hacer pequeños cambios sin necesidad de sacrificarnos por lo que más nos apetece.
Sabemos que bajar de peso es todo un desafío, pero no recuperar los kilos perdidos es otro. Hay muchos factores que explican por qué es tan difícil esto último, como la adaptación metabólica, es decir, cuando la pérdida de peso ralentiza el metabolismo.
La mayoría de las personas pierden peso al hacer dieta y las dietas generalmente solo producen resultados a corto plazo. De hecho, los dietistas creen que una de las razones más comunes por las que no llegamos a nuestras metas es por no establecer hábitos alimenticios sostenibles en el tiempo y rutinas diarias.
Ahora que la mayoría pasamos más tiempo en casa, podemos empezar a destinar un rato de nuestro día o, incluso, de la semana para mejorar la organización de todas nuestras comidas. Para ello, es muy importante no engañarnos a nosotras mismas y no olvidar nuestro objetivo. Nos encontramos ante la gran oportunidad de gestionar aquellos momentos en los que sentimos el impulso incontrolable de comer.
Las razones por las que puedes comer sin hambre real son variadísimas y a veces insospechadas: la falta de luz natural, dormir poco, vivir siempre con estrés o los aditivos que incluyen algunos alimentos (como el aspartamo o el glutamato). También algunos medicamentos como los corticoides, antialérgicos o antidepresivos pueden ocasionar alteraciones hormonales que estimulan el apetito más de lo normal.
Sin lugar a dudas, el verdadero secreto de la pérdida de peso sostenible es encontrar un plan de estilo de vida saludable que sea bueno para ti (física y mentalmente) y que pueda hacerte feliz durante todo el tiempo posible. Si quieres perder peso o intentar mantenerlo con éxito, sigue leyendo, te ofrecemos algunos sencillos y eficaces trucos que no querrás perderte y estamos seguras de que te serán muy útiles.
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La constancia es clave
Para mantener tu rutina es clave ser insistente y tener claros los objetivos a alcanzar. Para conseguirlo, no basta con hacer a rajatabla una reducción de la ingesta calórica, es necesario aprender a comer y adquirir buenos hábitos alimenticios para no ganar peso y perder salud.
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Crea rutinas fijas
Puede que tus días estén llenos de quehaceres, reuniones programadas y obligaciones, lo que seguramente provoque que no tengas rutinas fijas, en particular, en tus hábitos alimenticios. Te recomendamos que planifiques con anterioridad cuándo, qué y cuánto comer, ciñéndote todo lo posible al plan.
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Llena tus comidas de frutas y verduras
Las frutas y verduras son los alimentos más densos en nutrientes y contienen vitaminas, minerales, fibra y fitonutrientes. Llenar tu dieta con estos alimentos bajos en calorías y saciantes es una estupenda idea.
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Ten tu cocina bien abastecida de alimentos saludables
Si sueles tener hambre entre horas, en vez de llenar tu despensa de comidas rápidas y altas en calorías, abastécete de bayas, frutas, zanahorias, frutos secos u otros alimentos rápidos y fáciles de consumir en cualquier momento.
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Date caprichos, no te cortes
¡Permítete un capricho de vez en cuando! Evitarás pasarlo mal y acabar rindiéndote. Privarte de alimentos constantemente puede llevarte a ganar peso debido a la sensación de alivio que produce comerlos y a atracones innecesarios.
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Mide tu progreso
Nada motiva más a una persona que ver su progreso. Escribe en una libreta todos los logros, grandes o pequeños, que vayas consiguiendo para poder recordarlos en los momentos de debilidad. Recuerda, todos tus comportamientos saludables son un motivo de celebración.
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Hazte consciente de las porciones que comes
No es necesario que peses y midas cada plato de comida, pero debes saber qué y cuánto estás comiendo. De este modo, podrás controlar las calorías que consumes sin excesos. Además, es importante que comas con atención y te fijes en si de verdad tienes hambre.
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Divide las comidas en porciones
Si no eres capaz de racionarte las comidas en el momento y acabas comiendo de más, puedes dividir con anterioridad cada comida en bolsas para refrigerar. Así, evitarás tentaciones y tendrás planeadas y preparadas de antemano todas tus comidas.
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Desayuna
¡Empieza bien el día! Realizar un desayuno saludable, lleno de cereales, fruta o lácteos, es muy recomendable para mantener la saciedad bajo control. Pero recuerda, haz las comidas que realmente necesites y cuándo las necesites.
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Bebe agua nada más despertarte
Beber agua nada más despertarte puede mantener tu metabolismo activo y ayudar a reactivar tu cuerpo mucho más rápido. Esto ayudará a los riñones a eliminar residuos del cuerpo.
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Esconde los pecados
Esconde todas las galletas, bollos, chocolates y en general los alimentos procesados. Así se te hará más difícil caer en la tentación. Cuando tengas hambre, pregúntate si tienes hambre o estás aburrida o estresada.
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Sé activa
Encuentra formas de mantenerte activa, incluso si no tienes tiempo o energía. Es tan sencillo como subir o bajar escaleras, jugar con los niños o dar una vuelta por donde vives.
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Llena tus platos con macronutrientes saciantes
Hay tres macronutrientes que deben formar parte de tu dieta sí o sí: las proteínas, las grasas y los carbohidratos.Las proteínas te aportarán los aminoácidos necesarios para conservar el tejido muscular y minimizar la grasa no deseada en el cuerpo; las grasas juegan un papel importante en la producción de hormonas, la absorción de vitaminas y en las funciones cerebrales; los carbohidratos son la principal fuente de energía del organismo.
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Controla las calorías que ingieres
El seguimiento de las calorías puede ser muy útil para mantener tu peso y cumplir tus objetivos. Además, aprenderás más sobre los alimentos y crearás conciencia de todo lo que consumes, permitiéndote decidir qué comer y en qué gastar las calorías consumidas.
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Haz ejercicio todos los días
Hacer ejercicio durante una hora al día es muy importante para mantener el peso. No solo quemarás calorías, sino que además podrás evadirte de ciertos problemas y conseguir relajarte. El deporte es positivo física y mentalmente.
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Apaga la televisión
Apagar la televisión te ayudará a mantener el peso. El hábito de sentarse en el sofá suele derivarnos a una vida sedentaria (de la que nos queremos deshacer) y, por lo general, implica algún que otro picoteo.
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No restrinjas alimentos
Cuando pensamos en llevar una vida saludable solemos relacionarla con la restricción de comidas. Quizás restringir alimentos pueda ayudarte a perder peso, pero será difícil de mantener esta rutina en el tiempo. No te frustres, los caprichos de vez en cuando no alterarán tus objetivos.
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Rodéate de seres queridos
Rodearnos de un grupo de apoyo positivo ayudará a mantener nuestros hábitos saludables. Estas personas podrán animarnos e incluso acompañarnos en nuestros momentos de debilidad, alentándonos a seguir con nuestras comidas sanas y ejercicio cuando menos nos apetezca.
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Quema calorías sin hacer ejercicio
Además del ejercicio, hay más formas de quemar calorías, ¡solo tienes que buscarlas! Por ejemplo: usa las escaleras, camina al trabajo, aparca el coche un poco más lejos, baila mientras limpias, haz carreras con los niños, etc. Hacer estas actividades adicionales puede ayudarte a adelgazar casi sin darte cuenta.
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No sigas dietas restrictivas
Es muy fácil rendirse y volver a una alimentación nutritiva poco recomendable, especialmente si sigues dietas de forma restrictiva y no dejas de prohibirte cosas. Así que, antes de sumergirte en un estilo de vida, piensa cómo cada alimento pueda encajar en tu nuevo estilo de vida, y date los caprichos que necesites.
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Fíjate en las etiquetas
Antes de meter los productos en tu cesta de la compra y llevártelos a casa para que acaben en tu estómago, deberías comprobar su etiquetado. La etiqueta nutricional nos informa de los componentes de cada alimento y de lo que nos puede aportar a nuestro cuerpo. Fijándote en ellas quizás se te quiten las ganas de comprarlos.
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El equilibrio es clave
Es necesario que conozcas los tamaños de las porciones y consumir las recomendadas según sus opciones nutritivas. Encuentra un equilibrio en el que el 80% de los alimentos sean ricos en nutrientes, dejando espacio para los caprichos ocasionales.
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No pienses en 'todo o nada'
Esta mentalidad puede promover una combinación destructiva de diálogo interno entre lo que debemos y no debemos hacer o comer. “La vida es una caja de bombones, al menos debes permitirte disfrutar un poco”.
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Come proteínas cuando sea posible
La proteína tiene varios beneficios para el control del peso, incluido ayudarte a sentirte llena durante más tiempo sin tener un gran impacto en el nivel de azúcar en sangre. Puedes consumir proteínas de origen animal o vegetal como nueces, huevos o frijoles.
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Prueba comidas y ejercicios nuevos
Una de las principales razones por las que las personas no logran mantener la pérdida de peso es el aburrimiento. Para evitar esto, intenta variar lo que estás comiendo y busca nuevas rutinas de ejercicio. Hazte con un libro de cocina nuevo, aprende una receta nueva o cambia tu tabla de ejercicios añadiendo más intensidad. Es importante que consigas divertirte.
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Sé positiva
A final, la clave para mantener el peso es escuchar las señales del cuerpo, tomar decisiones sostenibles y satisfactorias y, sobre todo, mantenerse positiva. ¿Comenzamos?