Es un alimento con muchas propiedades, pero a menudo sólo nos fijamos en su aporte calórico. Aparta mitos e ideas equivocadas y prepárate a disfrutar de ellas en todo su esplendor.
Te encantan, pero no quieres comerlas en exceso porque crees que engordan mucho. Primero, eso no es del todo cierto, porque todo depende de cómo las prepares, y segundo, estás pasando por alto muchos beneficios... Toma nota de algunas maneras sanas y suculentas de comer patatas y déjate de alimentar prejuicios sin mucha base con respecto a este popular tubérculo, que forma parte de muchos platos de nuestra gastronomía.
Empecemos por las calorías, 100 gramos de patata hervida aporta unas 88 kcal, lo que equivale a una patata mediana. Solo un dato, la misma cantidad de cereales tiene el doble... Lo ideal es comerlas cocidas o al horno, mejor que fritas si lo que quieres es limitar la ingesta de grasas. Al margen de esto, se trata de un alimento rico en carbohidratos, por lo que nos aporta mucha energía. Un 75% de su contenido es agua y también es una gran fuente de potasio, es rica en vitamina C, vitamina B, ácido fólico y minerales como el magnesio y el hierro.
Su composición nutricional la hace muy beneficiosa para combatir enfermedades cardiovasculares y ayuda a reducir la presión arterial. También propicia la renovación celular y favorece un sistema nervioso saludable y al ser rica en fibra es recomendable para los problemas estomacales y combate problemas como la acidez.
A la hora de preparar este tubérculo debemos tener en cuenta la piel, que también se come y contiene vitamina C, vitaminas del grupo B y minerales como el potasio, el fósforo, el magnesio, el zinc o el hierro. Todos estos nutrientes contribuyen al correcto funcionamiento del sistema inmune, además de tener un efecto saciante que te ayudará a comer menos cantidad. Por algo los gallegos adoran los cachelos para muchos de sus platos.
Sabemos que te encantan las patatas fritas y no es necesario que renuncies a ellas, pero te recomendamos utilizar aceite de oliva para que sea más sano. Lo cierto es que conseguirás una textura parecida si las haces al horno. Son el acompañamiento ideal para vegetales, carnes y pescados, aunque también las puedes usar como sustituto de la pasta o para elaborar pasteles salados. En la cocina tienen muchas posibilidades, aquí tienes algunas maneras sanas y suculentas de comer patatas. ¿Lista para tomar nota?
iStock.
Fritas
Antes de que pongas el grito en el cielo... ¿sabes que hay freidoras que fríen con aire y no con aceite? Ahí tienes la solución para no aportarle ni una gota de grasa a tus chips.
iStock.
Lasaña de patata
Prueba a sustituir las planchas de pasta por rodajas de patata para hacer una versión del mítico plato italiano. Añade vegetales entre capa y capa de este tubérculo y remata con queso rallado antes de meterlo al horno.
iStock.
Rellenas
Cuécelas previamente o cocínalas en el microondas y ve decidiendo el relleno. Una buena opción ligera y saludable es añadirle queso freso y tomate a unas patatas baby y ponerlas frías como aperitivo. O sírvelas con gambas troceadas y un poco de cilantro.
iStock.
Pastelitos de patata
Como acompañamiento de carnes o pescado o como entrante, estos pequeños manjares hechos de patata machacada a los que se le suele añadir queso. Pruébalos con salsa de yogur.
iStock.
Gratinadas
Otra receta suculenta para los amantes de este tubérculo y muy sencillo de hacer: patatas en rodajas, cebolla, y encima bechamel o huevo y a hornear.
iStock.
Al horno
Otra opción menos calórica que las fritas tradicionales. Ábrelas por la mitad, en rodajas, machacadas, con o sin piel... Tienes mil posibilidades para hacerlas al horno. Aunque están riquísimas ellas solitas, si les echas algún codimento mejorarán.
iStock.
Ñoquis
¡Cómo olvidarnos de la pasta hecha con patata! Los ñoquis se adaptan a cualquier salsa, así que elige la que prefieras, si es ligerita mejor para tu digestión.
iStock.
Al grill
Échalas a la barbacoa, partidas en gajos para que se hagan más fácilmente sobre la parrilla o envueltas en papel de aluminio y enteras. No necesitas aceite y tampoco quitarle la piel.
iStock.
En puré
¡No hace falta que le añadas nada, sólo una pizquita de sal y un poco de pimienta para darle un toque de sabor! Si quieres que quede cremoso y no tienes problemas con las calorías, incorpora un poco de leche y mantequilla. ¡Tampoco pasa nada!
iStock.
En ensalada
Campera, estilo alemán... como quieras. Y si adoras la ensaladilla rusa, un poco de mayonesa no le amarga el menú a nadie (aunque con moderación).