¿Usas bien tu báscula?
Te contamos las claves para conocer tu peso real. ¡Que la báscula no te engañe!
Todas tenemos una en casa. La báscula es nuestra fiel compañera para controlar la ganancia y pérdida de peso, pero en ocasiones puede engañarnos. Dependiendo de varios factores como la hora del día, la ropa que lleves o la fase del ciclo menstrual en la que te encuentres, tu peso puede variar entre 1 y 2 kilos.
A pesar de ser el instrumento más sencillo y común para conocer el peso, no es el más fiable. Es recomendable acompañarlo de otras herramientas como el Índice de Masa Corporal (IMC), una fórmula que hace una relación entre peso y altura y te muestra si te encuentras en tu peso ideal, por debajo o por encima. Además, recuerda que el músculo pesa más que la grasa, así que si estás musculada, la báscula no es el mejor indicador para ti.
Para sacarle el máximo partido te damos algunos consejos. Síguelos y sabrás cómo controlar tu peso de la forma más correcta. Y sobre todo: ¡No te obsesiones!
Recomendaciones
- Utiliza siempre la misma báscula. En el gimnasio, en casa de tu madre, en la farmacia…Cada una está calibrada de una forma distinta y tu peso puede variar.
- ¿Cuándo? Siempre a la misma hora, preferiblemente a primera hora de la mañana en ayunas. El peso fluctúa a lo largo del día. Nunca te peses después de las comidas o al final de la tarde, porque la acumulación de alimentos y líquidos te añadirá kilos.
- Sin ropa o con ropa interior: para evitar que el peso de las prendas te engañe, súbete a la báscula sin ellas.
- Variaciones por el ciclo menstrual: da descanso a tu báscula durante tus días de menstruación, los previos y los posteriores. La acumulación de líquidos que se produce no reflejará tu peso real.
- Evita la báscula después del ejercicio: no te peses después de tu sesión de cardio o spinning. Has perdido líquidos que recuperarás enseguida cuando te hidrates.
- No te peses todos los días: nuestro peso varía durante toda la semana y pesarse cada mañana solo te generará frustración y obsesión. Elige un día de la semana (menos el lunes, por los excesos del fin de semana) y respétalo.