¿Pueden ser Perjudiciales Tus Cosméticos?
Crema hidratante, limpiadora, tónico... forman parte de nuestros cuidados diarios. Y es que son imprescindibles para proteger nuestra piel del paso del tiempo y de los agentes nocivos externos; sin embargo,...
Crema hidratante, limpiadora, tónico... forman parte de nuestros cuidados diarios. Y es que son imprescindibles para proteger nuestra piel del paso del tiempo y de los agentes nocivos externos; sin embargo, ¿qué ocurre si están en mal estado?, ¿pueden terminar siendo perjudiciales?
“La piel es una vía muy importante de entrada de tóxicos en el organismo. Cuando nos ponemos una crema o usamos un champú, su efecto no es sólo local; penetran en nuestro interior. Hay que pensar que todo lo que nos aplicamos en la piel, cabello, cara, labios... entra en nuestro cuerpo. Es muy importante ser conscientes de esta idea: todo aquello que nos pongamos en la piel deberíamos poder comérnoslo”, explica la doctora Pilar Muñoz Calero, experta en Medicina Ambiental. Por eso, y sin caer en extremos, ¿cómo nos puede afectar la salud de nuestros cosméticos? ¿Cómo hemos de aplicarlos para sacarles el máximo partido y protegernos?
¿Se pueden contaminar los cosméticos? Los cosméticos pueden terminar albergando moho y bacterias, debido a una manipulación incorrecta (manos sucias) o a una mala conservación de los envases (dejarlos abiertos, someterlos a altas temperaturas...). ¿Para evitarlo? Lávate siempre las manos, limpia los aplicadores con frecuencia y respeta su fecha de caducidad.
Máscara, eyeliner, khöl...
Las máscaras de pestañas y los delineadores están compuestos por ceras, polímeros y pigmentos que garantizan su adherencia a la piel y, cada vez, mayor duración y cobertura. Y por ahí puede venir el problema: “Por este motivo, es posible que, en ocasiones, por aplicarse en exceso o mantener una higiene deficiente obstruyan el orificio de salida de la glándula sebácea y originen un orzuelo. Además, la intolerancia a alguno de sus compuestos pueden derivar en blefaritis (inflamaciones del párpado) y conjuntivitis”, sostiene la doctora Cristina garcía Millán, dermatóloga de la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV). Para evitarlo, sobre todo, no hay que aplicar el producto en exceso, desmaquillar la zona a diario de forma exhaustiva y con productos adecuados y conservar adecuadamente la máscara y el eyeliner y no compartirlos.
Peelings y exfoliantes
Pueden ser químicos (se aplican ácidos) o físicos (basados en la mecánica y en fuentes de luz), y según estas técnicas de aplicación, la profundidad de la exfoliación varía y también los posibles riesgos. “Los peelings químicos superficiales son procedimientos seguros, con apenas riesgo”, afirma la dermatóloga. Además, sanan la piel: activan la renovación celular en mayor o menor profundidad, “de forma que su uso continuado es muy beneficioso: permiten atenuar manchas, aportan luminosidad, reducen los poros e inducen la formación de colágeno en la dermis papilar (la zona de nión entre la capa más superficial y profunda de la piel)”, concluye. ¿La premisa a la hora de aplicarlos? Informarnos con un experto de cuál nos conviene (no todos son adecuados para todos los tipos de piel) y seguir las intrucciones del producto.
¿Y si mezclamos...?
A veces determinados cosméticos pueden producir alergias o intolerancias (una alergia siempre es más intensa que una intolerancia o irritación). Así, ciertas fragancias (limonene) y conservantes (kathon) pueden provocar alergias, mientras que determinados ingredientes de algunos cosméticos puden resultar irritantes si no se emplean correctamente (por ejemplo, el ácido retinoico). “Normalmente, no debemos mezclar cremas que contengan este ácido con otros productos que sean potencialmente irritantes, ni aplicarlas tras exfoliaciones mecánicas (scrubs) o químicas (peelings)”, dice la doctora García Millán.
Cremas con vitamina C, ¿son reactivas al sol?
Potente antioxidante, “la vitamina C no es un producto fototóxico”; es decir, no provoca ninguna reacción adversa, si aplicada sobre la piel, se expone al sol. “De hecho, está presente en muchos filtros solares. El único problema que podría derivarse sería una irritación si la concentración de vitamina C es muy alta (ocasionaría el enrojecimiento de la zona)”.
No obstante, sí que hay que tener cuidado con la conservación de estos productos. Porque el ácido ascórbico (vitamina C) es poco estable: se oxida fácilmente, lo que provoca que las cremas amarilleen y se vuelvan inactivas. García Millán explica: “Para camuflar este efecto, se les aporta un ligero tinte dorado. A la hora de adquirirlas, hemos de tener en cuenta que los envases más adecuados para conservar el ácido ascórbico son los opacos a la luz y aquellos que con dispositivos airless, de modo que no entre en contacto con el aire”.
Jabones, colonias, toallitas refrescantes...
Algunas sustancias presentes en los cosméticos de uso diario (jabones, hidratantes, lociones after shave, fijadores, toallitas refrescantes, colonias...) sí interactúan con la radiación social “y producen diversas reacciones cutáneas que pueden ocasionar manchas oscuras de bordes difusos en la cara, el cuello y el escote”. Los productos responsables suelen ser el alcohol, la bergamota o el almizcle (tras la exposición solar, la zona donde se ha aplicado el cosmético se oscurece en mayor o menor grado y si hacemos el mismo gesto de forma reiterativa la mancha puede acabar fijándose sobre la piel). ¿Medidas preventivas? La pura lógica. No usar estos productos si vamos a pasar mucho tiempo al sol, en días de verano con altas temperaturas en verano o bien retirarlos de forma adecuada (emplear para ello un producto queprotega la piel).
¿Laca de uñas?
Ten cuidado si te acabas de hacer la manicura. “El empleo de disolventes agresivos en la manicura, así como el limado y el pulido excesivos pueden adelgazar la tabla ungueal (el cuerpo de la uña) y volverlas quebradizas. Esto podría permitir el acceso de microorganismos como hongos (candida) y bacterias (pseudomonas)”, sostiene la dermatóloga. Además, precisamente por esto, quitar la cutícula también puede resultar perjudicial. Por tanto, aplicar la laca tras una técnica incorrecta puede comprometer el estado de las uñas. “Siempre hay que ponerse en manos expertas. Y además, proteger la uña aplicando una capa base o un endurecedor, ya que estos productos previenen que se rompan y la aparición de manchas amarillentas”.