Calorías menguantes, cinturas crecientes
No solo somos lo que comemos, somos lo que no nos movemos. Recientes estudios demuestran que poco a poco ingerimos menos calorías, sin embargo crecen las tasas de obesidad.
No solo somos lo que comemos, somos lo que no nos movemos. Recientes estudios demuestran que poco a poco ingerimos menos calorías, sin embargo crecen las tasas de obesidad.
¿La explicación? Cada vez somos más sedentarios.“Los españoles ingerimos 300 calorías al día menos que hace veinte años, pero también gastamos 800 calorías menos”.
Son los cálculos elaborados en las “Guías Alimentarias, estilos de vida saludables y promoción de la salud”, Curso de Verano de la Universidad Complutense de Madrid.
Hay dos conceptos en los que suspendemos: “la actividad física y el balance energético”. Si no gastamos más calorías de las que consumimos, irremediablemente engordaremos. Además, el director de este curso, el doctor Javier Aranceta, nos señala que “hemos perdido el instinto de saber la cantidad de alimentos que debemos comer”. De nuevo los conceptos de la alimentación consciente salen a relucir. Hay que escuchar a nuestro cuerpo, comer cuando tengamos hambre (no por impulsos psicológicos) y, sobre todo, saber parar cuando estemos saciados.
Tampoco debemos olvidarnos de la hidratación. Nuestro organismo no almacena agua, por lo que la cantidad que perdemos debe restituirse de forma periódica y rutinaria. Una deficiente hidratación puede afectar al rendimiento físico y al intelectual.
En Estados Unidos, diferentes estudios –según recoge The American Journal of Medicine- han llegado a las mismas conclusiones. En los últimos 20 años no ha variado la alimentación en ese país: se consume las mismas calorías diarias, grasas, hidratos de carbono y proteínas… sin embargo, las tasas de obesidad no dejan de subir (en especial entre las mujeres jóvenes).
No te fíes del índice de masa corporal. Se ha detectado un aumento de la obesidad abdominal incluso entre personas con un IMC normales. Para las mujeres, se considera obesidad cuando la circunferencia de la cintura supera los 88 centímetros y para los hombres los 102.
En los últimos años, las cinturas han ido aumentando una media de 0,37 % cada año para las mujeres y en un 0,27% en los hombres. Según la Universidad de Stanford, si en 1994 un 19% de las mujeres adultas confesaban no realizar ninguna actividad física, ese porcentaje se ha disparado a más de un 51% en 2010.