Revista Mía

¿Una madrugadora nace o se hace?

Imagina dos mujeres en dos casas distintas a la misma hora: suena el despertador y una de ellas se levanta sin problema, la otra, sin embargo, da vueltas en la cama retrasando la alarma 5 minutos más varias veces. ¿Con cuál te identificas?

Imagina dos mujeres en dos casas distintas a la misma hora: suena el despertador y una de ellas se levanta sin problema, la otra, sin embargo, da vueltas en la cama retrasando la alarma 5 minutos más varias veces. ¿Con cuál te identificas?

Todos sabemos que hay personas a las que no les cuesta nada madrugar y otras para las que es un mundo, pero ¿por qué? El ritmo circadiano de cada uno es el responsable de que haya personas más nocturnas (más activas y eficientes por la tarde y por la noche que durante las primeras horas del día) y otras diurnas (su actividad es mayor y tienen más energía por la mañana, pero pierden vitalidad cuando llegan las últimas horas de la tarde y por la noche). El ritmo circadiano hace que estemos “programados” para ser más trasnochadores o más madrugadores.

Sin embargo, evidentemente, a todo nos acostumbramos y los ritmos diarios y las obligaciones hacen que madrugar se convierta en la tónica habitual para la mayoría de la gente, pero eso no significa que no nos cueste hacerlo y lo llevemos bien. ¿Una madrugadora nace o se hace? Como hemos visto, influye nuestro ritmo circadiano, los hábitos de sueño que hemos aprendido desde pequeños y, claro está, la obligación de tener que madrugar, por lo que una madrugadora puede hacerse, pero para serlo sin esfuerzo, hace falta cierta ayuda de la genética.

Ya que, en la mayoría de los casos, no queda más remedio que madrugar, es importante saber ver las ventajas y beneficios que tiene levantarse temprano: disponemos de más horas al día para hacer cosas, aprovechamos más luz natural, que nos aporta vitamina D, muy beneficiosa para la piel, los huesos y el sistema inmune, entre otros. Además, si nos acostamos tarde y nos levantamos temprano, el cansancio se convierte en un fiel compañero.

¿Sabes que la falta de vitamina D afecta a nuestro estado de ánimo? Una muestra clara son los bajones anímicos que se producen en otoño e invierno y que se deben, en parte, al menor número de horas de luz natural. Teniendo en cuenta esto, cuantas más horas de luz aprovechemos de los días, mejor nos sentiremos.

Si con estos argumentos no te basta para llevar mejor los madrugones, no te pierdas nuestra galería Trucos para que madrugar cueste menos.

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