Problemas del Verano… ¡Bajo Control!
Son problemas de salud tan comunes que se repiten año tras año con el buen tiempo que ya no les hacemos caso. Sin embargo, evitarlos es tan sencillo como proveerse de sentido común y de ciertas pautas...
Son problemas de salud tan comunes que se repiten año tras año con el buen tiempo que ya no les hacemos caso. Sin embargo, evitarlos es tan sencillo como proveerse de sentido común y de ciertas pautas higiénicas correctas. Y eso (sin más) recomiendan los expertos. Recuerda que en esta época, el 80% de quienes viajan fuera padece colitis, los hongos aumentan un 25% y las infecciones vaginales, un 50%. ¿No es hora de bajar estas cifras? Vamos a repasar los 'clásicos' más inoportunos.
CORTE DE DIGESTIÓN
Después de comer, el flujo sanguíneo se redistribuye y se concentra en el aparato digestivo. Si entonces la temperatura corporal cambia bruscamente (por ingerir bebidas heladas o bañarse en agua fría), la sangre tiene que volver a redistribuirse para regular la temperatura y eso provoca un corte de digestión. Como tratamiento, lo primero es tumbarse y elevar las piernas -favorece la circulación-. «Si ha sido agudo -explica Concepción Maximiano, dietista y nutricionista de Sprim (Salud, Prevención, Investigación e información Médica; www.sprim.com)- habrá que hacer reposo, una dieta suave y tomar suero; si se agrava, acudir a urgencias». Por eso, una norma básica: después de comer, espera 1 hora o 2 para bañarte.
INTOXICACIÓN
En verano hay que extremar el cuidado con los alimentos perecederos: pueden contaminarse por microorganismos -la mayoría, bacterias comunes como el estafilococo- debido a una mala refrigeración (por ejemplo, que se hayan dejado fuera de la nevera bastante tiempo) o a sus deficientes condiciones higiénicas (frecuente en los países en vías de desarrollo). Lo más habitual es que esto origine diarrea y vómitos (al cabo de 2 o 6 horas de haberlos consumido), pero leves y pasajeros. «Lo mejor es evitar la deshidratación -explica Maximiano- bebiendo mucho líquido y haciendo una dieta ligera hasta que desaparezcan». ¿Por nuestra parte? Lavarnos las manos antes y después de comer y cocinar; refrigerar bien y pronto lo que hayamos comprado o cocinado (nunca estando aún caliente) y limpiar a conciencia las superficies de manipulación (encimeras, tablas de corte).
DIARRÉA DEL VIAJERO
Sí, se conoce con este nombre. Se calcula que la sufre el 80% de quienes viajan a zonas como África, Oriente Medio, el sur de Europa, Sudamérica y Extremo Oriente. La ocasionan bebidas o alimentos contaminados por agentes como la salmonella y los rotavirus. El doctor José Ángel Cortés -médico de familia de la Asociación de la Prensa de Madrid- aconseja: «Ante los primeros síntomas, lo fundamental es evitar la deshidratación; hay que beber muchos líquidos (mejor, si poseen sales y glucosa para reponer las pérdidas)». Como estas infecciones suelen alterar la digestión de la lactosa, no hay que tomar productos lácteos ni cafeína -aumentan la diarrea-; y nunca se debe recurrir a los antibióticos o a fármacos contra la colitis si no los prescribe el médico. También debemos evitar las bebidas no embotelladas y los alimentos crudos (frutas y verduras que no puedan pelarse), así como vigilar los platos con huevo crudo, las salsas, los postres y-seguro que no lo has pensado- los cubitos de hielo: ¿de qué agua proceden? Pregúntatelo siempre.
¿De picnic? Si llevas una nevera portátil, envuelve herméticamente las carnes de la barbacoa (los jugos crudos no deben mezclarse con otros alimentos) y procura que lo que hayas cocinado en casa (tortilla) esté bien cocido por dentro y fuera.
DESHIDRATACIÓN
Cuando se pierde cerca del 2% del peso corporal en forma de agua (alrededor de litro y medio), aparecen los primeros síntomas: mareo, calambres en extremidades y descenso del rendimiento y de la resistencia. En casos leves, la ingesta de pequeñas y constantes dosis de líquido basta; pero eso sí, «no hay que abusar de las bebidas energizantes o para deportistas -advierte Maximiano-, ya que suelen contener mucho azúcar y pueden empeorar la deshidratación». Si es grave, hay que ir al médico (administrará líquido por vía intravenosa). Como prevención, bebe con frecuencia, no te expongas al sol mucho tiempo ni hagas ejercicio intenso sin beber antes y durante el mismo.
INSOLACIÓN
Se produce cuando el cuerpo es incapaz de mantener constante su nivel térmico tras haber estado sometido a temperaturas altas sin protección. Los síntomas son dolor de cabeza, debilidad, mareos, sed, calambres musculares, piel húmeda y fría (o sudoración), náuseas... Cuando este cuadro se agrava, «puede producirse el denominado golpe de calor y darse un fallo multiorgánico que provoque un paro cardiaco, aunque no es habitual», explica Maximiano. Ante una insolación, lo mejor es tumbarse en un lugar fresco y elevar las piernas para que la sangre circule mejor, aplicarse paños fríos y beber agua a pequeños sorbos.
QUEMADURAS
Los rayos ultravioleta B tienen una longitud de onda menor que los A; por eso, actúan a un nivel menos profundo de la piel pero con más intensidad. Aurora Guerra -jefa de sección de Dermatología del Hospital 12 de Octubre, de Madrid, y profesora de Dermatología de la UCM- explica: «Son los que provocan las quemaduras solares, cuya gravedad variará en función de la duración de la exposición y del fototipo de piel de cada uno»; y claro, las pieles más blancas son más sensibles que las oscuras. Si se trata de quemaduras leves o de primer grado, con ponerse crema hidratante en abundancia y compresas frías es suficiente; si te salen ampollas, no dudes: ve al médico. Utiliza siempre un protector solar adecuado a tu piel: aplícatelo 30 minutos antes de salir de casa y repite a cada hora, sobre todo si te has bañado (ha de ser resistente al agua) o has sudado.
HONGOS
El aumento de la temperatura y la humedad sirven de base para disparar este tipo de infecciones benignas -que afectan sólo a las capas superficiales de la piel, del pelo, de las uñas y de las mucosas y que se transmiten de forma directa entre personas o en ambientes muy húmedos y calientes (saunas, piscinas, gimnasios)-. «Se suelen instalar en las axilas, los pliegues mamarios y las zonas inguinales e interdigitales, ya que es donde el cuerpo acumula más humedad», explica el doctor Cortés. Tienen aspecto redondeado y enrojecido y pican, pero la aplicación tópica y local de un antifúngico suele acabar con ellos. Para mantenerlos lejos, desecha las fibras y los materiales sintéticos y opta por el algodón, evita andar descalza en piscinas, vestuarios y gimnasios, sécate bien el cuerpo y no compartas tus útiles de aseo.
INFECCIÓN VAGINAL
Con el buen tiempo, aumentan un 50%. ¿Las razones? «El calor eleva la humedad de la zona genital -comenta el doctor Cortés- y favorece la proliferación de microorganismos como la gardnerella, la candida y las tricomonas». Ante los primeros síntomas (inflamación local, aumento del flujo, escozor y prurito), lo mejor es consultar al médico de familia. Él aplicará el tratamiento oportuno. Por tu parte, evita las prendas ajustadas, la lycra y el nailon -transpiran poco-. Usa lo menos posible tampones y salvaslip, no lleves ropa mojada (bañadores) demasiado tiempo y no abuses de la higiene íntima (lavarse con mucha frecuencia altera la flora vaginal y favorece las infecciones).
RESFRIADOS
En esta época nos sometemos a niveles de temperatura que distan entre sí más de 10 grados (¿quién no se ha constipado por la diferencia entre el aire acondicionado del trabajo y el calor de la calle?) «Normalmente respiramos por la nariz; calienta el aire exterior y elimina los microorganismos. Pero si la temperatura es muy baja, no realiza bien su función; entonces, respiramos por la boca y nos entra aire frío sin purificar, y con esto las infecciones están servidas», dice el doctor Cortés. El aire acondicionado debe estar a 23-24 ºC, y recuerda: nunca te pongas directamente bajo su influencia. Contra los catarros, bebe mucha agua para mantenerte hidratada y toma analgésicos o antiinflamatorios (paracetamol, ibuprofeno).
PICADURAS
Abejas, avispas, mosquitos, medusas, erizos de mar... ¡anda que no pican! Contra los 'enemigos voladores', «los repelentes de insectos y las mosquiteras en las ventanas son las mejores armas», aconseja la doctora Guerra. En el caso de las medusas, nunca hay que lavarse la picadura con agua dulce (mejor, con suero fisiológico o agua de mar). Si es de un erizo, quita las espinas, y no te asustes porque la reacción es muy grande. Acude al médico, te mandará un antihistamínico. En la playa, atenta a las banderas indicativas y a los avisos de la Cruz Roja.
COSAS DE NIÑOS
En verano hay que prestar especial atención a los pequeños. Son muy sensibles a dos problemas: los pies de atleta y la otitis. La primera es una infección típica de adolescentes, que afecta sobre todo al espacio entre el cuarto y el quinto dedo y entre los pliegues de los pies; cuidado con las zapatillas, las toallas... Respecto a la otitis, a diferencia de la invernal, suele ser externa y producirse por el contacto continuo con el agua. Los síntomas incluyen picor, humedad en el conducto auditivo y dolor -que se agudiza al tocar la oreja y al masticar. Además de evitar la entrada de agua en el oído, los antibióticos y antiinflamatorios son la mejor solución (consulta con tu médico).
Si vas a viajar lejos con menores, asegúrate de que beben con frecuencia (como las personas mayores, no tienen tan marcada la sensación de sed y pueden deshidratarse). Y si el coche ha estado al sol, mantén bajadas todas las ventanillas un rato, para que se ventile y enfríe un poco antes de partir.
El botiquín básico:
Según el doctor Cortés los imprescindible son: «Alcohol, agua oxigenada, tintura de yodo, analgésicos, antitérmicos, antiácidos, antialérgicos, algún jarabe contra la tos, productos para las picaduras, algodón hidrófilo, compresas de gasa estériles, vendas, esparadrapo, tiritas, tijeras redondas, pinzas y termómetro digital».
Para llevar en el coche o de viaje: un blister de cada medicamento y apósitos.
Echar un ojo al reloj (puede evitar ciertos riesgos).
-Bebe agua cada hora, más o menos. En condiciones normales, precisamos tomar cerca de 3 litros de líquido al día (1 litro y medio bebido y el resto a través de los alimentos). Con las altas temperaturas, las necesidades aumentan: no esperes a tener sed.
-En la playa o la piscina, aplícate crema protectora cada hora y siempre después de salir del agua.
-Si vas a hacer ejercicio, evita la tarde (de las 14 a las 18 h; mejor, a primera hora de la mañana -es más fresca y así activarás el metabolismo-).
-Después de comer, espera alrededor de una hora para bañarte; no tomes el sol entre las 12 y las 16 horas; y no pases más de 2 horas en el agua (puedes fatigarte y no darte cuenta).
LA OPINIÓN DELA EXPERTA:
Según la dermatóloga Aurora Guerra (profesora de Dermatología de la Universidad Complutense de Madrid y jefa de la Sección de Dermatología del Hospital 12 de Octubre, de Madrid), «Existen algunos trucos muy fáciles para mantener a raya las posibles molestias propias de un verano caluroso. Uno de ellos es eliminar el sudor y el polvo de la piel con duchas cortas a lo largo del día, empleando un jabón suave y agua templada. El contacto prolongado con el agua y las altas temperaturas resecan la piel. Por eso, es aconsejable hidratar la piel con una crema o un bálsamo si la tienes muy seca e insistir en las zonas más rugosas (codos, manos y pies). Otra buena recomendación es que -a pesar del calor- procures no andar descalzo, y que te seques muy bien los pies (sobre todo, entre los dedos). Así se evitan cortes, picaduras, infecciones y hongos. También es aconsejable llevar las uñas de los pies bien cortas y rectas (los ángulos suelen infectarse). Y, por supuesto, beber mucha agua, protegerse correctamente del sol y utilizar repelentes si se va a estar en una zona en la que abunden los insectos».