Protocolo Social. Nuevo Manual de Convivencia
Ser educado en cualquier situación es algo que no debería cambiar por mucho que los tiempos hayan cambiado. Y tú, ¿sabes comportarte? Quién no le ha pasado intentar salir del metro y necesitar casi una...
Ser educado en cualquier situación es algo que no debería cambiar por mucho que los tiempos hayan cambiado. Y tú, ¿sabes comportarte?
Quién no le ha pasado intentar salir del metro y necesitar casi una pértiga porque nadie se aparta? Pues no son formas, no. Y tampoco tener que cerrar el libro que estás leyendo porque la conversación por el móvil de quien va a tu lado, o su música (¿para qué usar unos cascos cuando puede 'deleitar' a los demás con ella?), te desconcentra. No, no son formas. Las situaciones sociales hoy han cambiado mucho, pero eso no significa que demos al traste con la cortesía y la educación; ambas también son de estos tiempos. "El protocolo social es algo del día a día, sobre todo con aquellos con los que nos relacionamos de manera habitual, y no es otra cosa que el uso de ciertas normas de convivencia y de educación que nos permiten convivir mejor, de una manera más natural. Normas que nos ayudan a relacionarnos bien, con las que conseguimos transmitir una imagen de mejor persona, más afable y por lo tanto más exitosa", explica Gerardo Correas Sánchez, de la Escuela Internacional de Protocolo. Toma nota de sus consejos para desenvolverte en las situaciones cotidianas:
EN EL RESTAURANTE
-El móvil se queda en el bolso. Comer o cenar con alguien es un acto social. "Se trata de relacionarnos, con lo que hablar o jugar con el móvil está fuera de lugar. El móvil es muy útil pero a veces nos distancia de los demás, del momento. Sólo hay que atenderlo si es una urgencia".
-¿Me lo pone para llevar? Con la crisis (y antes incluso) el lema 'no tirar nada' lo llevamos a rajatabla (a veces es el propio restaurante el que ofrece la posibilidad de que te lleves la comida en un tupper). "Pero hay que distinguir el momento en el que se está. En una comida de negocios o en un acto social, no hay que pedirlo. En comidas familiares, de amigos, si hemos pedido de más y nos gusta, ¿por qué no lo vamos a hacer?", dice el experto.
-Propina, ¿sí o no? "Según la costumbre. Hay países en los que los sueldos son más bajos precisamente porque se piensa en la propina. En estos casos, es corriente dejarla. La propina no es más que un agradecimiento por habernos atendido bien. En caso de dejarla, se suele dar entre un 5 y un 10 % del importe de la factura".
UN TRAYECTO LARGO EN TREN
-Tus conversaciones no son eternas ni de los demás. Hay que intentar molestar lo menos posible. "A veces son insufribles esas conversaciones. Hay gente que lo hace sin ningún pudor. Y lo mismo ocurre con el móvil, pues la conversación molesta y a nadie le interesa. Es tan fácil como salir del vagón o no demorarse hablando".
-¡La música, para ti! "Si cada uno pusiera la música en alto, sería un infierno. Así que siempre con cascos y a un volumen moderado. Y otra cosa: si compartimos espacio con personas conocidas, ponernos los cascos significa abrir una distancia con ellas, así que hay que hacerlo lo menos posible y pidiendo permiso", dice Correas.
-Los pies, en el suelo... ¿Te gustaría sentarte donde otra persona ha puesto sus zapatos? "Los asientos de los transportes, las salas de espera... son para sentarse, no un reposapiés. Los pies, abajo siempre".
-... y las pipas, en la basura. Es una cuestión de higiene tanto como de educación. "Cualquier desperdicio que produzcamos debe ir a la basura. En casa nadie tira las cosas al suelo, ¿no?", dice el experto.
-Tus hijos no son el centro de atención. "Ellos no tienen la culpa, porque no son conscientes. Somos los padres quienes hemos de buscar la forma de entretenerlos sin molestar a los demás".
EN EL TRANSPORTE PÚBLICO
-Dejar salir antes de entrar. Es tan básico y obvio que no habría que explicarlo. "Es una cuestión de organización. Hace años había letreros que rezaban 'Antes de entrar, dejen salir'. Hoy, dado por sabido, se han suprimido, pero la lección se ha olvidado. Y no sólo es cortesía: puede evitar accidentes. Es una norma que debe aplicarse en la puerta de cualquier establecimiento", apunta Correas.
-Ceder el asiento a los mayores. Es pura educación: poner a los demás antes que a nosotros. Las personas mayores, embarazadas, discapacitadas... "Los jóvenes aguantan más de pie que los mayores".
-No sólo existes tú (no te sientes en el suelo del vagón). Jóvenes -y no tan jóvenes- lo hacen con frecuencia, entorpeciendo el equilibrio de quienes van de pie. No es lógico ni higiénico. "El suelo es donde todos pisamos y donde queda la suciedad de la calle. Las cosas han de usarse para lo que sirven: las sillas para sentarse, el suelo para permanecer de pie o andar".
-Ojo con el espacio. "La regla de oro es no ocupar el espacio de los demás". El vagón puede ir hasta arriba, pero siempre hay que respetar el espacio del otro; permitir cierta distancia.
POR LA CALLE
Es pura cuestión de organización: siempre por la derecha. Pararse en grupo en mitad de la acera, no dejar espacio al cruzar una calle a quien va en sentido contrario... es demasiado frecuente. "En la mayoría de los países se circula por la derecha y eso también vale para los peatones, con el objetivo de evitar choques inesperados y de que la circulación de la gente sea más fluida y amable", afirma el experto.
EN EL SUPERMERCADO
-Si atiendes a alguien, sé cortés. No saludar ni mirar a la persona a la que se atiende es ningunearla (toda una falta de educación) y un fiel reflejo de quien así actúa. "Hay que ser cortés. La cortesía no sólo es una regla de educación para convivir mejor, sino también una forma de vivir que mejora la autoestima".
-No dejes restos en tu bolsa. ¿Tan mal andamos de memoria que siempre olvidamos los guantes de plástico o un tique en ella? "Los demás no tienen por qué aguantar los restos de lo que usemos. Es incómodo. Tíralo donde corresponde: en la papelera", apostilla el experto.
-¿Corriendo porque abre una caja? No atropelles ni avasalles. "Las colas siempre son incómodas, y lo son para todos. La cuestión es pensar que cinco minutos no son nada. Colarse, molestar, empujar, etc., no son buenas ideas. Es lógico que, si llevamos mucha compra y alguien que está detrás sólo un producto, lo dejemos pasar, pues el tiempo que perdemos es mínimo y, sencillamente, estamos haciendo sentirse bien a alguien, aunque no lo conozcamos".
-Si al final no te llevas algo... déjalo en su estante o entrégalo en caja. No lo dejes en cualquier lado. "El respeto al trabajo de los demás es fundamental, va más allá de la cortesía", dice Correas.
EN LA CONSULTA DEL MÉDICO
-Controla el volumen de tu voz. "En la sala de espera del médico, puede haber gente que se encuentre mal. Hay que ser deferentes con ellos: así de simple".
-Llama antes de entrar a la consulta. ¿Obvio, verdad? Si entras sin llamar, interrumpes la privacidad de quien está dentro. "Espera siempre permiso para entrar".
EN EL TRABAJO
-¿Y si nos ayudamos entre todos? "En él pasamos muchas horas. Por eso, por nosotros mismos, hay que conseguir el mejor ambiente posible, siendo cuidadosos con los demás. Hacer un buen trabajo no es sólo realizar las tareas que nos competen, sino relacionarnos bien. El trabajo así siempre es más efectivo".
CUIDAR EL ENTORNO
Según Gerardo Correas Sánchez: "El protocolo social no es una serie de normas que nos encorsete y complique la vida. Todo lo contrario. Sin duda, actuando de una manera lógica, cuidando el entorno de los otros, atendiendo unas mínimas formas de actuar que no nos molestan y que, por otro lado, hacen la vida más fácil a los demás, conseguiremos ser más felices. Está demostrado que un buen comportamiento en este sentido crea un efecto dominó que facilita que nos relacionemos mejor y nos beneficie-mos mutuamente".
Por: Carmen Sabalete.