Falsos mitos sobre la salud de tu boca
Te desmentimos algunas de las afirmaciones más comunes sobre la salud bucodental.
En torno a la salud dental, hay muchas creencias erróneas que damos por supuestas sin cuestionarlas. Para salir de dudas, y aclararlas de una vez, lee este tema. Porque no limpia más el cepillo con las cerdas más duras ni los implantes dan alergia...
1- Los cepillos duros y los enjuagues fuertes limpian mejor que los suaves
Pues no. “Se puede obtener un cepillado eficaz con cepillos de consistencia suave o media y evitar además, de este modo, el desgaste que el cepillado con cerdas duras produce en los esmaltes”, apunta la doctora Alma Fernández Arias, Directora Médica de Sanitas Dental. Tampoco es cierto que un enjuague bucal fuerte o con mucho alcohol sea imprescindible para mantener en buen estado las encías. Por otro lado, los enjuagues con mucho alcohol pueden producir sequedad de los tejidos orales, ya que alteran la cantidad y calidad de la saliva.
Tampoco es cierto, ya que las dolencias bucodentales comparten factores de riesgo con las cuatro enfermedades crónicas más importantes: el cáncer, las patologías respiratorias y cardiovasculares y la diabetes. ¿Cuáles son esos factores de riesgo? Las dietas desequilibradas, el tabaco y el consumo excesivo de alcohol.
"La mayor parte de los casos de halitosis desaparecen cuando se lleva una correcta higiene dental”, explica la experta. ¿En qué consiste ésta? En cepillarse los dientes, las encías y la lengua después de cada comida, completando dicho cepillado con el hilo dental o los cepillitos interdentales. Además, es recomendable acudir al dentista por lo menos una vez al año, para que nos realice una limpieza dental profunda, elimine el sarro y descarte cualquier indicio de enfermedad periodontal.
Es un gran error. “Después de comer, se reduce la cantidad de saliva en la boca. La saliva frena la acción destructora de las bacterias orales sobre los dientes, ya que limita este ataque ácido y así la aparición de caries. Cuando masticamos chicle se favorece la secreción salival, por lo que nos ayuda a restablecer el equilibrio ácido base bucal. Sin embargo, el cepillado con dentífrico y el uso de hilo dental después de cada comida es necesario para que la limpieza sea completa”, puntualiza la doctora.
Todo lo contrario. “Las lesiones dentales son más comunes en los deportistas. Aunque en muchos casos los atletas utilicen proyectores bucales, las probabilidades de sufrir traumatismos dentales, el riesgo de caries y el de desgaste dental, entre otras cosas, son mayores en ellos”. ¿El motivo? Sobre todo la deshidratación, la ingesta de productos ricos en glucosa y los momentos de tensión que favorecen el bruxismo (es decir, que aprieten con fuerza las mandíbulas y rechinen los dientes).
La limpieza dental es la mejor manera de prevenir enfermedades periodontales como la gingivitis (inflamación y sangrado de las encías) y la periodontitis (el avance de este problema) y, en este sentido, evitar la pérdida de los dientes, ya que elimina el sarro y la placa bacteriana.
Falso. El embarazo comporta una serie de cambios orgánicos y de conducta que pueden suponer un mayor riesgo de caries y de enfermedades de las encías (aumenta el azúcar en sangre, por ejemplo). Por eso, los expertos recomiendan que, al saber que estamos embarazadas, solicitemos una revisión dental.
“El material utilizado en el injerto de los implantes dentales es el titanio y dicho material posee una excelente biocompatibilidad con el organismo humano, que lo tolera sin provocar reacciones alérgicas”, explica la doctora. Lo que sí puede ocurrir es que no se consiga la integración necesaria para mantener adecuadamente el implante en boca por problemas técnicos durante la cirugía o debidos al caso concreto.
El objetivo de la saliva es proteger los dientes y la boca de las bacterias. Y para que sea así, hay que beber mucha agua, ya que potencia que las glándulas produzcan más saliva.
Existen nutrientes que ‘tiñen’ su color natural. Y no creas que la razón estriba en el exceso de colorantes y conservantes; hay alimentos naturales que los afean. Por ejemplo: el té negro, el vino tinto, los frutos rojos... ¿Elaborados? Fíjate: el vinagre de Módena y la salsa de soja.