Revista Mía

10 cosas que debes saber sobre tu pecho

Molestias, lactancia, tamaño... te resolvemos las dudas más frecuentes que solemos tener sobre esta parte de nuestro cuerpo.

Autor: Mía Revista.

El pecho es, en muchas ocasiones, una fuente de preguntas. Demasiado grande o pequeño, por qué duele, cómo le afecta la menopausia, cómo podemos mantenerlo firme... Aquí tienes las respuestas que buscamos todas.

1. ¿Es normal que un pecho sea más grande que otro?

Como todo lo que va por pares (pies, piernas, oídos...) nuestros pechos son ligeramente asimétricos. “El cuerpo siempre tiene cierta asimetría que también afecta a las mamas”, explica la doctora Carmen Menéndez, ginecóloga del Instituto Palacios (Madrid) y experta en patología de la mama. Y agrega: “Por eso, una puede ser más grande que otra; si la diferencia es muy grande, es lo que llamamos ‘asimetría de la mama’. No es anormal, pero en cuanto a la estética nos puede producir desazón”.

¡Todo lo contrario! Dar de mamar y tener una retirada gradual de la leche permite al pecho regresar de una forma suave a su tamaño previo al embarazo, según afirma una investigación de la Universidad de Cleveland (Estados Unidos). Y asimismo lo explica la doctora: “¡No, para nada! La mama, además de ser una parte más de nuestro organismo, es una glándula cuya función principal es precisamente la producción de leche, así que no la daña en absoluto”.

No creas que se debe en exclusiva al tamaño o la edad; algunos senos ‘caen en picado’ desde la adolescencia, y es que está en su ADN. No obstante, aunque sea así, al pecho le afectan nuestros hábitos: las dietas yoyó, los trastornos hormonales, los embarazos...

¿Cómo puedes protegerlo?

Según el mismo estudio de Cleveland, hay que cuidar la piel (los pechos bien hidratados son más turgentes), mantener siempre el mismo peso (los kilos de más provocan una distensión de los ligamentos y la debilidad de la piel) y usar un sujetador correcto (uno muy grande acelera la ptosis, es decir, el descenso permanente del pecho).

¿Y qué podemos hacer en la menopausia, cuando su ‘descenso’ es casi natural?

Pues, según la misma investigación estadounidense, quienes siguen un tratamiento hormonal disfrutan de una mejor calidad de la piel y, por lo tanto, mantienen mejor su pecho.

“Es muy habitual que las mamas duelan, sobre todo los días previos a la regla. Por otro lado, solemos hacer mucho esfuerzo al levantar o cargar peso y no somos conscientes de ello, y entonces también pueden molestarnos. En cualquier caso, el dolor no es sinónimo de que haya algo malo en la mama. En general, no”, dice la doctora Menéndez. Por supuesto, acude al médico y consúltalo.

Todas las mujeres tienen sensibilidad, pero varía de una mujer a otra. “Lo que ocurre es que la mama tiene mucho tejido fibronodular. El pecho posee tres tejidos: adiposo, fibroso y mamario. Dependiendo de la proporción de cada uno de estos tejidos, hay mamas que son muy sensibles: aquellas que son muy duras, que nos gustan estéticamente porque están bien situadas y no están caídas, suelen ser mucho más sensibles porque al tener mucho tejido fibronodular sufren más los cambios hormonales y esto produce más sensibilidad”, apunta la ginecóloga.

Ya se deba a un implante o una reducción, tras una intervención, el pecho puede permanecer entumecido o demasiado sensible. Sin embargo, a medida que transcurren las semanas y hasta los seis meses todo vuelve a la normalidad. Aun así, según un estudio de 2011 publicado en el European Journal of Pain, la pérdida de sensibilidad o el dolor persisten entre el 3 y el 15% de las mujeres después de un implante, sobre todo si se trata de una reconstrucción por un cáncer y afecta a la zona del pezón.

“No es grave. Lo que pasa es que cuando hablamos de mamas densas nos referimos a aquellas que tienen mucho tejido fibrogranular y muy poquita grasa, y al haber mucho tejido de este tipo hay más células mamarias; es decir, son pechos que pueden comportar un aumento del riesgo de cáncer de mama, pero sólo porque hay mayor celularidad”, indica Menéndez.

Mantenerlo vigilado

“Las mamas densas comportan un aumento de riesgo de cáncer de mama, pero es un aumento muy pequeño, no hay que asustarse. Lo que sí es verdad es que es lógico que una mujer tenga los pechos densos hasta los 40 años, pero si ocurre aún con 60 años hay que controlarlo, porque ese aumento de densidad sí puede suponer un aumento más importante del riesgo”, añade la doctora.

“Desde un punto de vista científico, la autopalpación no ha demostrado aumentar el diagnóstico precoz de cáncer de mama. Por el contrario, se ha demostrado que genera mucha ansiedad y muchas visitas al médico. Pero eso no quiere decir que no la recomendemos. Además, yo en la consulta lo digo siempre: las mujeres nos palpamos de forma inconsciente, al ducharnos, aplicarnos crema...”.

Son estiramientos de la piel que producen roturas de colágeno y de fibras elásticas. “Su piel es distensible pero hay situaciones, como la pubertad o el embarazo, en que se edematizan y crecen y la piel se estira de tal forma que pueden producirse esas roturas. También les puede ocurrir a las deportistas: al balancearse el pecho, se producen esas roturas y estiramientos”.

“Sí. Suele ocurrir, porque la mama está sujeta a cambios hormonales. Conforme nos acercamos a la última regla, se producen muchos cambios hormonales y de una forma un poco anárquica, con lo que las mamas también los sufren y se edematizan, y así sentimos que se inflaman o hinchan”, explica la doctora.

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