Amores de guardería
Ahora que tu peque tiene ‘novio’, aprovecha para comenzar a explicarle algo sobre las relaciones humanas: la afectividad, el amor, el cariño... Eso sí, siempre adaptado a su edad.
Ahora que tu peque tiene ‘novio’, aprovecha para comenzar a explicarle algo sobre las relaciones humanas: la afectividad, el amor, el cariño... Eso sí, siempre adaptado a su edad.
'Mamá, tengo novio' es una frase que cualquier madre con niños en edad de guardería espera escuchar en 10 o 15 años, pero no en ese momento. ¿Cómo debemos actuar ante este ‘bombazo’? ¿Nos reímos? ¿Le quitamos importancia? ¿Le comentamos a la profesora que vigile sus juegos, por si acaso no son tan inocentes?
“Aunque nos haga gracia, es importante no ridiculizarlos ni reírnos de ellos, porque lo más seguro es que lo vivan como algo muy real y que nos lo cuenten para demostrarnos que ya son mayores”, explica Marta Cabezas Durán, psicoterapeuta infantil.
Imitar el mundo de los adultos
Lo mejor es escucharlos y hacerles preguntas que nos permitan entender qué es el noviazgo para ellos. “Descubrirás que simplemente se sienten bien con ese niño o niña, con lo que puedes aprovechar para explicar la diferencia entre el amor, la amistad, la admiración...”, continúa la experta.
No debemos olvidar que el paso a la guardería o la escuela infantil supone una separación de lo conocido y de sus figuras de referencia, por lo que tener ‘novio’ o ‘novia’ quizás le dé sensación de seguridad. También puede ser parte de un juego de imitación del mundo adulto que les sirve para experimentar ese tipo de roles, pero nunca debemos ver en ello un significado sexual, porque no es lo que ellos realmente sienten.
El enamoramiento, tal y como lo conocemos los adultos, es un sentimiento de conexión con otra persona al que hay que añadir ciertas connotaciones sexuales. “En los niños es más un sentimiento de afinidad. Esos vínculos que se crean son importantes para el niño, es una manera de socializar y relacionarse con el entorno”, explica la psicóloga Aida Castaño. Los pequeños observan a las parejas que hay en su familia, en la televisión o en los cuentos, pero no llegan a entender, por ejemplo, la atracción física, que llegará más tarde con el desarrollo hormonal.
Al igual que juegan imitando a pilotos o bomberos, los críos también simulan las relaciones de pareja. Por eso es totalmente normal que entre niños de edad similar se den algún beso o intenten averiguar qué les diferencia bajo la ropa. “Sin embargo, hay que buscar ayuda profesional si alguno juega de modo excesivamente sexualizado.
En este caso, es muy probable que haya tenido acceso a información sexual no adecuada para su edad y habrá que investigar cómo ha sucedido, ayudándole a recuperar su desarrollo normal”, avisa Marta Cabezas. Pero, en general, los besos en la boca suelen ser inocentes. Por ello, Aida Castaño advierte: “Castrar su sexualidad sólo provocará conflictos en la adolescencia, e incluso de adultos”.
Por Verónica Palomo.