Revista Mía

¿Por qué es tan importante que los niños jueguen?

Menos casa y más parque. Algunos niños pasan menos tiempo al aire libre que los presos de alta seguridad. Su salud física y mental se pueden ver afectadas.

Diversos estudios indican que cada vez los niños juegan menos y pasan menos tiempo al aire libre, lo que incrementa los casos de enfermedades como la obesidad infantil.
Más del 70 % de los padres españoles se quejan de que no tienen tiempo suficiente para estar con sus hijos. y se olvidan de que el juego es un derecho de la infancia, y éste no puede concebirse sin estar al aire libre. Así lo recoge el artículo 31 de la Convención sobre los Derechos del Niño que apunta que “los estados partes reconocen el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad…”, equiparando este derecho al de la educación.
No obstante, el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas alertó sobre el escaso reconocimiento que ha recibido este derecho por parte de sus países miembros, como España, y les insta a tomar medidas para respetar la necesidad de los niños a jugar. Los niños cada vez juegan menos y pasan menos tiempo al aire libre, lo que puede afectar tanto a su salud física como mental. Los niños pasan menos tiempo al aire libre que los presos de alta seguridad.

Ni una hora en la calle

Alrededor de tres cuartos de los niños pasan menos de una hora al día jugando al aire libre y cerca del 20 % no juegan en la calle, mientras que los reclusos de las cárceles disponen de, al menos, una hora diaria para poder realizar ejercicio al aire libre. Estos resultados contrastan con la importancia que el juego al aire libre tiene para los más pequeños.
A través del juego los niños aprenden a respetar las normas, tolerar la frustración, ser pacientes, empáticos y resolutivos. Además, los juegos que implican actividad física ejercitan sus habilidades y desarrollan su destreza. El juego les permite exteriorizar sus emociones y gestionar sus fracasos y problemas.
El sedentarismo que ocasiona la falta de tiempo libre para jugar ha hecho que en los últimos años aumenten los casos de obesidad infantil en nuestro país.
Según un estudio publicado recientemente en la revista americana Psychology Today, el descenso del tiempo de juego ha hecho incrementar los casos de ansiedad y depresión en los niños durante los últimos 50 años. El juego al aire libre ha sido la forma en la que los niños tradicionalmente han explorado el mundo que les rodea y han aprendido a solucionar sus problemas por ellos mismos.
Entre otros beneficios, el juego aporta confianza en sí mismos y ayuda a los niños a conocerse mejor y descubrir y desarrollar sus intereses. Reduciendo el tiempo de juego, reducimos las oportunidades de que los niños tomen el control de sus propias vidas.
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