Revista Mía

Hijos: cómo decir que 'NO'

Decir 'no' educa y es la mejor vacuna contra la ansiedad pero a veces los hijos no lo ponen fácil...

Carlota, de 9 años, no acepta un ‘no’ por respuesta. “Es inflexible cuando quiere algo”, dice su madre. “En cuanto escucha la palabra ‘no’, pasa a gritar y a protestar". La situación puede ser bastante desasosegante pero la terapeuta familiar Rocío Ramos-Paul, la Supernanny televisiva, nos ha asesorado y asegura que no hay que hacerles demasiado caso ya que "son cosas de chiquillos”.

Cómo actuar

¿Nada más nacer? ¿Si entiende lo que le decimos? ¿Cuando hable...? Hay quienes no saben cuándo empezar a decir ‘no’ a su hijo, y es que ese momento no existe. La respuesta sería ‘siempre que lo necesite’. Esa es la clave, ellos necesitan escuchar ‘no’. Si va a coger algo peligroso, si pega a su hermano, si va a comer algo que le pueda sentar mal, si andando de paseo quiere salir a la carretera, no dudaremos en decir, gritar incluso, ‘¡eso no!’. Pero cuando es porque hay que dejar el chupete, porque no puede dormir con nosotros, porque tiene que recoger lo que ha sacado o no queremos comprarle el capricho que pide... ya no hay un criterio claro para todos los padres, ¿verdad?
Cuando a un niño no se le frustra, no aprende a esforzarse, porque tiene todo lo que quiere cuando quiere. La falta de empatía será otra de las dificultades de Carlota porque, si no escucha un ‘no’, aprenderá que todo el mundo está a su disposición cuando lo necesite. No le importará si mamá está cansada para llevarla a donde dice o papá no tiene previsto el gasto que le pide: lo quiere todo y lo quiere ¡ya!

Cómo manejar el enfado

Cuanto antes aprendan a manejar el enfado que supone tener que demorar el deseo, antes lo convertirán en esfuerzo para superarse. El ‘no’ prepara a los hijos para explorar situaciones nuevas sin miedo, porque les hace confiar en sus capacidades.
Si eres de esos padres a los que les cuesta decir ‘no’, apunta:
• Establece unos criterios claros sobre aquello que no consentirás a tu hijo bajo ningún concepto. Si el tiempo de estudio hay que respetarlo, Carlota tendrá que oír: “Cuando acabes los deberes podrás jugar a la consola, antes no”.
• Di ‘no’ sin complejos y sin mucha explicación. Si tu hijo insiste en que primero juega y luego estudia, dile: “Entiendo que te enfades, pero ahora es la hora del estudio”.
• Comunícale las consecuencias de su comportamiento y mantente firme en tu decisión, independientemente de su reacción. Los padres de Carlota harán caso omiso a los gritos e impertinencias de su hija y le dirán: “Puedes seguir enfadada o aprovechar y hacer los deberes. Ya sabes que a las nueve tienes que ducharte. Cuanto antes termines tus tareas, más tiempo de videoconsola tendrás”.
Felicítale cuando haga lo que le has pedido. Cuando Carlota se siente a estudiar y también al terminar de hacerlo, recibirá una cariñosa frase de sus padres alabando su comportamiento: “Me encanta ver cómo te haces responsable”.
tracking