Revista Mía

Cuando a tu Hijo Todo le da Miedo

Salta con cualquier sonido, se esconde cuando no conoce el sitio, enciende todas las luces de la casa para moverse, no hay forma de que se bañe en la piscina… Los miedos pueden ser muy incapacitantes;...

Salta con cualquier sonido, se esconde cuando no conoce el sitio, enciende todas las luces de la casa para moverse, no hay forma de que se bañe en la piscina… Los miedos pueden ser muy incapacitantes; si no se enfrentan, cada vez será mayor el número de situaciones temidas que el niño intentará evitar, impidiéndole hacer su vida cotidiana con tranquilidad.

Casi todos los miedos se adquieren por ver a otro que teme algo, por sufrir una situación en la que se sienta temor o por escuchar la historia de alguien que pasó miedo. Hay miedos que son evolutivamente normales: eso significa que casi todos los niños los tienen a una edad determinada. La cuestión es que si se siguen manteniendo en el tiempo y, sobre todo, si interfieren en la actividad cotidiana, impidiéndole realizar algunas cosas, entonces hay que ayudarle a vencerlos. Nos explica cómo debemos hacerlo Rocío Ramos-Paúl (súpernanny), psicóloga y experta en Educación Infantil.

Miedos evolutivos según la edad:

0-6 meses: a los ruidos fuertes, a la pérdida del soporte emocional, a los estímulos intensos y a los repentinos.

7-12 meses: a los objetos de aparición súbita, a las personas extrañas.

1 año: a los extraños, a separarse de sus padres, a las heridas (agujas, inyecciones, cuchillos).

2 años: a los ruidos fuertes (aspiradora, sirenas, tormentas...), a las habitaciones oscuras, a separarse de sus padres (se acrecienta).

3 años: a los animales, la oscuridad y los ruidos, a las máscaras y los disfraces, a separarse de sus padres (aumenta).

4-5 años: a los animales, a la oscuridad, a los ruidos nocturnos, a la gente con aspecto inquietante, a separarse de sus padres.

6 años: a brujas y fantasmas, a perderse, a dormir solo, a la oscuridad, a las tormentas, a los animales, a la muerte, a separarse de sus padres.

7-8 años: a brujas, fantasmas, monstruos, sombras y sótanos, a acontecimientos diarios que aparezcan en los medios de comunicación, a las lesiones corporales.

9-10 años: al fracaso escolar, al ridículo, a las lesiones corporales.

El miedo se vence enfrentándose a él.

Da igual si el miedo es a la oscuridad, a meterse en el agua o a ir al colegio, en cualquier caso produce ansiedad cuando se está delante del objeto y/o situación temidos. Los niños cuentan lo que sienten como: “se me acelera el corazón”, “me duele la tripa” o “me quedo paralizado”. Lo cierto es que al miedo sólo se le vence de una forma: plantándole cara. A lo largo de estas líneas, describiré cómo ayudar al niño a que lo supere. La mayoría de los miedos se adquiere a través de determinados mecanismos, pero destacan tres de ellos:

-Ver a otro que tiene miedo de algo.

-Sufrir una situación en la que se sienta miedo.

-Oír el relato de alguien que cuenta el objeto o situación con que pasó miedo.

Identificar qué teme.

Este es el planteamiento para enfrentarlo:

Primero hay que descubrir con el niño a qué tiene miedo de la forma más concreta posible. No es lo mismo decir “tiene miedo al agua” que definir “tiene miedo a meterse en sitios en donde no hace pie”.

Después se debe establecer una lista que contemple acercamientos a la situación temida y pedirle al niño que puntúe de la que más teme a la que menos: ver un perro de lejos, cruzarme con un perro por la calle si va atado, estar en el mismo sitio que el perro atado, ver cómo se acerca un perro andando a mí si está suelto, quedarme junto al perro y acariciarlo...

A continuación, empezar por la situación temida que menos ansiedad le produce. Acompañar al niño, que tendrá que permanecer en esa situación hasta que note que disminuyen o desaparecen los síntomas de ansiedad.

Por último, hay que seguir enfrentando de la misma manera las situaciones temidas en el orden descrito en el listado, hasta conseguir que el niño esté tranquilo y solo en la que le producía más miedo.

La actitud de los padres.

Es muy importante nuestro comportamiento ante las situaciones u objetos temidos. Estas son algunas de las más comunes:

-Algunos padres enseguida se asustan y viven en un continuo ¡ay!: “¡ay, que te caes!”, “¡ay, que no se le acerque el perro!”, “¡ay, que no sabe montar en bici y se va a caer!”... Con estas expresiones están transmitiendo que todo puede ser amenazante y hay que temerlo.

-Otros les resuelven la situación: “no te preocupes, me llamas y enciendo la luz y te acompaño por el pasillo de casa”, “no tienes que ir a la orilla, nos quedamos en la arena lejos del mar jugando”, “nos cambiamos de acera y así no nos cruzamos con el perro”.

Es importante saber que, una vez superado un miedo, le habremos enseñado a nuestro hijo cómo vencer todos los temores que irán apareciendo en su vida. Porque habrá aprendido a confiar en sus capacidades para afrontar las situaciones desagradables.

3 pasos para enfrentarse a un miedo:

-1.Descubrir con el niño o niña a qué tiene miedo de la forma más concreta posible. No es lo mismo decir “tiene miedo al agua” que “teme no hacer pie”.

-2. Hacer una lista que contemple acercamientos a la situación temida y pedirle que las señale de más a menos.

-3. Empezar por la situación que menos ansiedad le produce y acompañar al pequeño hasta que note que disminuye o desaparece la ansiedad.

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